El consumo de alcohol en la vía pública, y sobre todo en menores, preocupa mucho al Ayuntamiento de Madrid por los graves riesgos que provoca en la salud y la seguridad y por los problemas de convivencia que ocasiona. Según fuentes de Policía Municipal y de Madrid Salud, el fenómeno conocido como “botellón” no ha aumentado en los últimos meses. En 2015 se impusieron 35.239 denuncias por consumo de alcohol en la calle. A fecha de 30 de septiembre de 2016, se han impuesto 23.844.

Desde el Ayuntamiento se afronta el botellón:

  • cumpliendo el ordenamiento legal que regula el consumo de alcohol en la vía pública. Hay dos leyes por las que se establecen sanciones por consumir alcohol en la calle. Por un lado, la Ley sobre Drogodependencias y otros Trastornos Adictivos de la Comunidad de Madrid, que introduce multas de 600 euros si el infractor es mayor de edad y de 500 si es menor. Con ella se persigue proteger la salud de la ciudadanía. Y por otro lado, la Ley de Seguridad Ciudadana que establece multas de 100 a 600 euros por consumir alcohol en lugares y vías públicas cuando perturbe gravemente la tranquilidad ciudadana.
  • poniendo en marcha medidas preventivas para combatir los efectos que ese consumo de alcohol genera  (riesgos en la salud pública, suciedad, problemas de convivencia, ruidos,…)

Policía Municipal de Madrid acomete los procedimientos sancionadores establecidos, mientras que la resolución de los expedientes corresponde a Madrid Salud. En este sentido, el Ayuntamiento es garantista, porque la persona que infringe la ley tiene las máximas garantías de defensa. Desde enero de 2016 y siguiendo la recomendación de la Defensora del Pueblo, el inicio del expediente sancionador empieza a contar desde que llega la notificación al domicilio de la persona infractora y no desde el momento de la denuncia. De esta forma, tiene tiempo suficiente para ejercitar las alegaciones y recursos que le asisten y para solicitar la reducción del 40% del importe de la sanción en el caso de reconocer la responsabilidad.

En los últimos años, el Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha diferentes medidas preventivas para afrontar el problema del “botellón”, bien basadas en generar alternativas de ocio saludables o bien en reducir los riesgos que supone consumir alcohol. Su impacto siempre ha resultado positivo, pero el fenómeno no se erradica y persiste en el tiempo. También se ha visto que con el régimen sancionador no se han conseguido los resultados disuasorios esperados ni los objetivos de reducir el riesgo de beber en la calle.

Un estudio de Madrid Salud realizado a finales de 2015 constata que existe un fuerte arraigo del hábito de beber en jóvenes y adolescentes  de entre 14 y 25 años y señala la idoneidad de potenciar los Programas de Gestión de Riesgos como clave para reducir los posibles daños ligados a este modelo de ocio juvenil.  En este sentido, desde el Instituto de Adicciones de Madrid Salud se vienen desarrollando programas como “Sales Hoy” en colaboración con Cruz Roja Juventud en los principales puntos de encuentro y en las fiestas patronales de los distritos.

Además, desde mayo de 2016 se ha ampliado este tipo de intervenciones en las zonas de ocio de los jóvenes fomentando la toma responsable de decisiones  mediante una nueva línea de actuación denominada “Acción Botellón”. A ella se ha incorporado un nuevo equipo técnico de la Asociación Bienestar y Desarrollo, poniendo el foco preventivo en los menores de edad y en el comercio minorista. De hecho, muchas tiendas en los entornos del “botellón” cuentan con carteles con los siguientes mensajes: “Yo no vendo alcohol a menores” o “El alcohol afecta al desarrollo de la adolescencia”. El reto es garantizar el cumplimiento normativo y modificar los patrones de consumo y la percepción del riesgo, muy baja en este sector de la población.

Estas intervenciones incluyen actividades individuales y grupales de carácter informativo y educativo  para sensibilizar sobre los efectos de la ingesta de alcohol y otras drogas. En los casos en los que se observe un mayor riesgo de adicción se les ofrece asesoramiento y tratamiento individual en los servicios de prevención del Instituto de Adicciones.

Del mismo modo, se han fortalecido las acciones preventivas en centros educativos y en los barrios a través de educadores sociales preparados para la detección precoz de los riesgos y también con los familiares de menores de 24 años, generando un servicio específico de Orientación Familiar dotado con 7 psicólogas, una por cada CAD (Centro de Atención a las Drogodependencias).

De manera responsable, el Ayuntamiento da respuestas y busca soluciones a un problema muy complejo para el que, hasta el momento, no existen soluciones mágicas.