“La escuela no ha de ser un asilo, ni un lugar de resguardo, ni la institución donde solo se aprenden las primeras letras(…) ha de ser taller y jardín, centro de actividad, estímulo y ordenación del espíritu, preparación del ánimo para afrontar con audacia serena la vida, desenvolvimiento pleno de la personalidad, capacitación”. Este texto aparecido en una circular de 28 marzo de 1936 es uno de los mejores resúmenes para ilustrar el cambio que la educación vivió con la llegada de la II República.

Esa declaración de intenciones revela no sólo la necesidad y el deseo de luchar contra el analfabetismo –que en 1930 afectaba a más del 25% de los hombres y a cerca del 40% de las mujeres-, creando nuevos recursos. Representa un cambio que trascendía a los números para adentrarse en la esencia: había que cambiar la concepción de lo que debía de ser la labor pedagógica y docente.  Por eso, si son ilustrativas las cifras -7.000 escuelas creadas sólo en 1931, más de 6.600 en los dos años posteriores-, lo son igualmente medidas como la dignificación de los sueldos, la elevación a categoría universitaria del ejercicio de la docencia y, sobre todo, la sustitución del maestro como mero transmisor de conocimientos por la figura del educador que, al transformar la escuela, contribuía a transformar la sociedad. Y lo más rompedor, dar paso a la mujer, dejar de considerarla una menor de edad para verla como una ciudadana.

Todas o casi todas aquellas mujeres lo pagaron después, tras la llegada del franquismo, pero en ese ínterin de ilusión y libertad dejaron un legado de reflexiones y aportaciones al sistema educativo que no ha perdido apenas vigencia. Así se puede constatar con una visita al Centro Cultural Galileo donde, hasta el próximo día 30, está abierta la exposición Diarios de Libertad. Maestras y pedagogas de la II República, organizada por la Federación de Servicios Públicos  de UGT en colaboración con el Ayuntamiento de Madrid, y la participación de las fundaciones Largo Caballero y Estudio, así como la Cátedra de Estudios de Género de la Universidad de Valladolid.

Diarios  de Libertad  es el resultado de un trabajo de investigación, coordinado por Carmen García Colmenares, una de las fundadoras de la Cátedra de Estudios de Género de la universidad  vallisoletana.  Los diarios encontrados representan los hilos de la memoria, desde condiciones subjetivas muy diferentes: diarios de aula, de trayectorias profesionales, de viajes de estudio, de exilio interior y exterior, y diarios de cárcel. La exposición incluye textos extraídos de estos diarios encontrados en diferentes fuentes (biografías, libros editados, diarios originales…), que constituyen un conjunto muy valioso para conocer la experiencia y la reflexión de aquellas maestras.

Esta muestra-homenaje es una iniciativa que se suma a dos proyectos anteriores: el documental  Las maestras de la República, ganador de un Goya en 2014, y el proyecto posterior La escuela de la República.

El cartel es toda una invitación a entrar. Un rostro de mujer que mira decidida hacia delante. Una obra de  Maruja Mallo, pintora surrealista que formó parte de las Sin Sombrero (Generación del 27) y que reunía una doble condición: artista y docente, una faceta esta última que ejerció en el Instituto de Arévalo donde ganó la cátedra de Dibujo, en el Instituto Escuela de Madrid y en la Escuela de Cerámica de Madrid.

Durante los días 14, 15 y 16, en unos jornadas vespertinas, también en el Galileo y abiertas a toda la ciudadanía, se analizarán las reflexiones y las aportaciones de aquellas maestras y pedagogas, que complementan el recorrido expositivo.

Diarios de Libertad es el relato de la vida y el trabajo de unas mujeres que tuvieron que romper los moldes que las constreñían por su doble condición de mujeres y de educadoras. Es un intento de  rescatar del olvido su historia para incorporarla al patrimonio de la memoria colectiva.