Desde hace dieciocho años, Madrid cuenta con un servicio de intervención social en casos de emergencia que funciona las 24 horas del día, los 365 días del año. Se trata de un servicio integral de asistencia, alojamiento, orientación y seguimiento a personas que se encuentran en situación de emergencia social y que, actualmente, está conformado por más de 180 profesionales.
En este tiempo, Samur Social ha recibido más de un millón de llamadas (1.052.399) y ha atendido cerca de 200.000 emergencias individuales (199.657). Además, ha estado presente, junto con otros Servicios de Emergencia Municipal, en más de 757 emergencias colectivas (incendios, derrumbamientos, accidentes, etc) y su aportación ha sido clave en escenarios de urgencia provocados por la crisis sanitaria por la COVID, la borrasca Filomena o la acogida de personas refugiadas procedentes de Ucrania.
En un escenario de emergencia es fundamental la presencia de los cuerpos de seguridad como policía o bomberos, así como la asistencia de servicios como Samur Protección Civil para preservar la salud de las personas afectadas. Pero hay, además, otro elemento clave en este escenario: la protección social y de acompañamiento de esas personas que se encuentran en esa situación de emergencia social y de personas sin hogar. Para atender esta necesidad, el Ayuntamiento de Madrid ponía en marcha, en junio de 2004, el Samur Social, un servicio de emergencia social que permitía dar una respuesta inmediata, integral y coordinada a las personas que viven una situación de emergencia y que empezó a actuar un año después. Desde el principio estuvo al frente Darío Pérez, siempre con una premisa y propósito claro: convertir el acompañamiento en el eje de las intervenciones de Samur Social.
Así trabajan los equipos de emergencia
Un equipo formado por más de 180 personas, básicamente, trabajadores sociales y auxiliares de servicios sociales, integran la plantilla de Samur Social. Entre todos realizan esta función de abordaje no sanitario en situaciones de emergencia: los trabajadores sociales, desde una perspectiva técnica, y los auxiliares de servicios sociales, desde el punto de vista asistencial.
Una Central de Emergencias, 15 unidades móviles y 17 equipos de calle actúan coordinados con los Centros de Servicios Municipales y el resto de los servicios de emergencias de Madrid (112 Emergencias Madrid, Samur Protección Civil, Policía Municipal y Bomberos). Cuenta, además, con 450 plazas de alojamiento de emergencia.
Los equipos de calle recorren a pie los 21 distritos e inician el proceso de interacción con la persona afectada desde la máxima proximidad, mientras que las unidades móviles son vehículos cuya función es garantizar la respuesta inmediata a las personas afectadas y realizar su traslado. “En el caso del equipo de calle, la clave es el acompañamiento, y la unidad móvil trabaja desde el ámbito de la intervención inmediata y la rapidez”, explica Darío Pérez, jefe del Departamento de Samur Social.
Se trata de dos recursos con metodologías de intervención diferente. Respuestas que van desde lo más básico y asistencial hasta cuestiones más complejas y que Darío Pérez explica con un caso real: “En la explosión de mayo en la calle del General Pardiñas, tuvimos que atender en la calle a la mujer de una de las víctimas, que no necesitaba un bocadillo, ni ropa, ni una cama… pero sí apoyo emocional, acompañamiento y orientación en el proceso de las gestiones administrativas”. De todo esto se encarga el Samur Social.
Hay otro perfil importante en este servicio social: los psicólogos. “Contamos con un protocolo de colaboración con nuestros compañeros de Samur Protección Civil que complementa nuestra intervención en el ámbito de la atención psicológica”.
Cambio de modelo
Desde marzo de 2020, existe una división orgánica y funcional de los dos departamentos que, en origen, eran uno solo y que da lugar al Departamento de Emergencias y el de Personas Sin Hogar. Darío Pérez, que permanece al frente del área de Emergencias, explica que la propia evolución del servicio ha favorecido esta división estructural, administrativa y técnica que permite aplicar, en cada ámbito, el proceso de intervención más apropiado a corto, medio o largo plazo. “Al principio el foco estaba puesto en las personas sin hogar, pero empezamos a estar cada vez más presentes en incendios, desalojos, accidentes… y nos dimos cuenta de que los procedimientos para cada intervención no son los mismos: hay recursos para emergencias y recursos para personas sin hogar”, sostiene.
Así, en febrero de 2021, se hace efectiva esta separación en departamentos y direcciones generales distintos de emergencia social y personas sin hogar, con el propósito de reforzar la identidad propia de cada servicio. Y, desde entonces, Yolanda García Fernández encabeza el Departamento de Prevención del Sinhogarismo y Atención a Personas sin Hogar, que resume la labor de sus equipos de calle en tres funciones primordiales: detectar a las personas que están en situación de calle; descubrir nuevos perfiles para adaptar los recursos a las nuevas realidades y acercar a estas personas a los medios disponibles y garantizarles las prestaciones que existen a su alcance.
«Nuestro trabajo consiste en localizar a estas personas sin hogar, detectar sus necesidades y proporcionarles los apoyos de acompañamiento, sanitarios, económicos… y los recursos de alojamiento de la red de personas sin hogar si fuese necesario», explica Yolanda. Pero además, continúa, “el equipo de calle realiza un importante trabajo comunitario, identificando zonas sensibles donde por diferentes motivos existe una concentración de personas en riesgo o en situación de calle”. Aquí, los equipos de calle trabajan para mejorar la convivencia y encauzar las quejas vecinales.
Cuando es necesario intervenir
Una «emergencia social» puede ser imprevista o tratarse de una situación periódica. Samur Social trabaja con esta premisa. De ahí, la especial dedicación a situaciones climatológicas extremas como las bajas y las altas temperaturas, especialmente enfocado a las personas de la calle y, también, cuando arrecian las olas de calor, a las personas mayores.
Cuando se trata de personas mayores, Samur Social actúa coordinado estrechamente con el servicio de teleasistencia. Cuenta, además, con una unidad específica de intervención con mayores, una población vulnerable por razones de edad, de salud, de debilidad de sus relaciones sociales y familiares, que atiende de forma singular las necesidades propias de este colectivo. “Este equipo trabaja en el ámbito preventivo, identificando situaciones de vulnerabilidad y soledad, y en el ámbito paliativo, dando respuesta a situaciones de desprotección graves mediante un programa de internamientos involuntarios”.
También es clave la presencia de Samur Social en los denominados operativos preventivos que se activan cuando tienen lugar en nuestra ciudad acontecimientos en los que se produce una concentración urbana importante, ya sea por la Cabalgata de Reyes, la celebración de la Champions o el Mado (Madrid Orgullo), por ejemplo.
La intervención social de emergencia en cifras
En 2021 ha tenido lugar un volumen importante de intervenciones sociales de emergencias en Madrid. 65.979 llamadas fueron atendidas desde la Central de Samur Social. Se intervino en diez incendios, nueve derrumbes, una inundación, dos en vehículos atrapados en carreteras, una explosión de gas, una vivienda inundada y en la gran emergencia sufrida en Madrid como consecuencia del temporal provocado por la borrasca ‘Filomena’, que concentró el mayor número de llamadas del año (8.455).
En los meses de noviembre y diciembre, también se produjo un aumento significativo de las llamadas, debido al aumento de la incidencia de la COVID-19 (6.364 y 6.649 llamadas, respectivamente). Además, se registraron 10.482 intervenciones en calle de las unidades móviles, y 8.308 personas atendidas.
Ni famosos, ni ricos… felices
Para Darío Pérez, jefe del Departamento de Emergencias, todos estos años de trabajo al frente de Samur Social se resumen en las miradas, los abrazos, la complicidad… de un equipo implicado y comprometido con un trabajo que se realiza en unas circunstancias muy difíciles. Recuerda muchos momentos vividos por la pandemia, recientemente, o los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid.
Aquel suceso terrible fue el “bautismo” de un equipo que, aunque formalmente no había sido creado como Samur Social, estuvo presente en aquel escenario de dolor acompañando a los familiares de las víctimas en IFEMA.
Años después, ya con uniforme, los equipos de Samur Social estuvieron también en los pabellones de IFEMA, de nuevo dando apoyo a los seres cercanos de las víctimas del siniestro del avión de Spanair con destino a Las Palmas de Gran Canaria.
Y han estado presentes, cada día de estos dieciocho años de servicio, atendiendo a personas con nombre y apellidos y su propia historia vital. “La virtud de nuestros equipos es la posibilidad del acercamiento a estas personas”, dice Darío Pérez. Por eso, cuando imparte clases a sus alumnos, futuros trabajadores sociales, en la Facultad de Trabajo Social siempre les recuerda: “Ni vais a ser famosos ni vais a ser ricos. Si os gusta esta profesión, vais a ser felices”. /