“¿Qué haces aquí tan sola, guapa?” Esta frase, una noche en un bar, de un chico a una chica, puede parecer inocente. Es sólo una forma más de ligar. Además, si te dicen guapa, es de agradecer, es un halago ¿por qué nos va a molestar recibir un piropo? Y si, por una de aquellas, se nos ocurriera contestar: “¿Qué pasa, que tengo que venir con alguien a tomar una copa? Y por cierto, no te he pedido tu opinión sobre mi físico” seguramente quedaríamos de groseras, maleducadas o incluso amargadas, por no ser capaces de entender esta frase como una forma de galantería sin malicia.
Pero el uso de los piropos va más allá de ser un estricto asunto de palabras porque esas palabras convierten a las mujeres en objetos y son una intromisión en su libertad y también en su espacio público. Y no lo decimos solo las feministas…
El Observatorio de la Violencia Doméstica y de Género ya se pronunció en este sentido hace ahora un año cuando su presidenta, Ángeles Carmona, señaló que había que erradicar los piropos: «aunque tradicionalmente el piropo ha sido una actitud permitida y asumida como algo normal en la sociedad, lo cierto es que es una auténtica invasión en la intimidad de la mujer». De hecho, en los últimos años han surgido varios movimientos y proyectos –tanto dentro del activismo social como por parte de diferentes organismos oficiales– para exigir el acceso en igualdad a los espacios públicos y también para visibilizar y denunciar el acoso al que son sometidas las mujeres en estos espacios, una situación aún más evidente en los locales de ocio nocturno.
La Junta Municipal del Distrito Centro se sumó en diciembre a este proyecto de recuperación de los espacios públicos con la campaña «La calle y la noche también son nuestras», que se prolongará durante algunos meses. La campaña nació a raíz de los actos por el 25 de noviembre, Día Internacional contra la Violencia de Género, cuando el Ayuntamiento propuso a los distritos que llevaran a cabo alguna iniciativa de sensibilización. Laura Carenas, asesora del distrito Centro, apoyó la idea de lanzar una campaña de sensibilización que ayudara a visibilizar estos comportamientos «que se dan a veces en los locales de ocio nocturnos, donde se cuestiona en ocasiones la presencia de mujeres, solas o acompañadas, en este tipo de locales. Los espacios públicos son de mujeres y hombres, y hay que recuperar para las mujeres aquellos espacios en los que a veces se cuestiona su presencia. En los locales de ocio nocturno se dan aún situaciones incómodas, porque se cuestiona la presencia de mujeres, solas o acompañadas».
«La violencia –nos explicaba cuando arrancó la campaña– no es solo hablar de agresiones sexuales o ejercer una violencia física. Puede tratarse de una violencia de más baja intensidad, quizá a veces solo verbal pero que por eso, precisamente, pasa más desapercibida y es igualmente grave y peligrosa».
La campaña consta de carteles y postales que se están distribuyendo en locales de ocio del distrito. Empleados municipales están visitando estos lugares, les explican en qué consiste la campaña y si quieren participar les dejan un cartel y también un sello que les identifica como colaboradores. De momento, casi 80 locales ya tienen estos distintivos en la puerta, y ¡ojo!, porque no son solo pegatinas. Como indica Carenas, “este sello quiere decir que si tienes comportamientos machistas y no respetas a las mujeres, mejor quédate en casa, porque en este local no eres bien recibido”.