- ¿Sabemos en qué condiciones se fabrican los productos que consumimos en nuestra vida cotidiana? ¿Podemos asegurar que son respetados los derechos laborales de las personas que los elaboran? ¿Y que no ha sido empleada mano de obra infantil? ¿Se han gestionado medioambientalmente los residuos generados?
Al adquirir productos de Comercio Justo tenemos la seguridad de que, para su elaboración, se han respetado los derechos humanos, laborales y que se ha respetado el entorno natural y social en el que se han producido. Estas prácticas justas y respetuosas permiten que millones de pequeños productores vivan y trabajen dignamente, generando prosperidad para sus comunidades. Estos son los principios del Comercio Justo:
- Creación de oportunidades par productores con desventajas económicas.
- Transparencia y responsabilidad.
- Prácticas comerciales justas.
- Pago de un precio justo.
- Asegurar ausencia de trabajo infantil y forzoso.
- Compromiso con la no discriminación, equidad de género y libertad de asociación (sindical).
- Asegurar buenas condiciones de trabajo.
- Facilitar el desarrollo de capacidades.
- Promoción del Comercio Justo.
- Respeto por el medio ambiente.
Pero, no en todas las localidades es fácil encontrar productos de Comercio Justo. A este escollo se enfrentó un grupo de voluntarios de la pequeña ciudad de Garstang (Inglaterra), que solicitaron a todas las empresas e instituciones de la ciudad que les dieran la posibilidad de consumir productos de Comercio Justo. Fueron a las cafeterías, restaurantes y comercios; se reunieron con los directores de los colegios e institutos y con el ayuntamiento con una petición: que pusieran a disposición de la ciudadanía productos de Comercio Justo.
¿Cuál fue el resultado? Ni más ni menos que la Primera Ciudad por el Comercio Justo del Mundo, allá por el año 2001. Poco a poco esta iniciativa se fue extendiendo por Inglaterra, Europa y el resto del planeta.
Actualmente, hay ya más de 1.700 localidades con el status de Ciudad por el Comercio Justo, entre ellas grandes capitales como como Bruselas, Dublín, Londres o Roma. En España, ya hay 13 ciudades que ostentan el título; la ciudad de Córdoba fue la primera, y después vinieron otras como León, Bilbao, Getxo, Málaga y Madrid.
La colaboración de las empresas y de las personas que trabajan en ellas es clave para que una localidad logre los criterios necesarios para ser declarada Ciudad por el Comercio Justo.
El título se otorga cuando se cumplen los siguientes criterios:
- Aprobación de una resolución favorable al Comercio Justo y al consumo de este tipo de productos por parte del Ayuntamiento.
- Oferta de productos de Comercio Justo en cafés, restaurantes y tiendas de la localidad.
- Compromiso del sector privado y las organizaciones mediante la introducción de este tipo de productos en su consumo interno.
- Sensibilización sobre el Comercio Justo a la ciudadanía.
- Creación de un grupo de trabajo local que coordine el programa y que se encargue de que se cumplan los otros cuatro criterios.
Así, este programa está interrelacionado con la consultoría de Compra Pública Ética que se hace a las Administraciones para que no sólo fomenten el Consumo Responsable, sino que integren el Comercio Justo en sus propias pautas de conducta.
Madrid comenzó el programa en 2008, con acciones desarrolladas desde el Instituto Municipal de Consumo. La ciudad cuenta con el título desde el 2011 y continúa con su compromiso de fomentar en la capital un consumo responsable, ético y sostenible.
Para más información y participar en el programa, consulta nuestra web: