“Madrid tiene en su corazón un paisaje de artes y ciencias, un Paisaje de la Luz”. Así comienza el manifiesto aprobado por el Consejo Cívico Social para apoyar la candidatura del paseo del Prado y del Retiro a convertirse en Patrimonio Mundial de la UNESCO en la categoría de Paisaje Cultural. Una candidatura promovida por el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid y respaldada por el Ministerio de Cultura y Deporte. Esa aspiración madrileña tiene ya sus ‘señas de identidad’: identificación, marca y logotipo. Son obra de Manuel Estrada, uno de los fundadores de la Asociación de Diseñadores de Madrid (DIMAD) y presidente ejecutivo de la Bienal Iberoamericana de Diseño que se celebra la próxima semana en Madrid.
Para dar a conocer entre la ciudadanía la nueva marca de ‘Paisaje de la Luz’, el Ayuntamiento ha puesto en marcha una campaña de publicidad que durará hasta el próximo 9 de diciembre y que se despliega por el mobiliario urbano -marquesinas, marquesinas digitales, mupis, mupis digitales, columnas, banderolas y pantallas digitales- y a través de los medios de comunicación.
Asimismo, se han impreso carteles y un folleto desplegable que incluye información en español y en inglés sobre los pilares fundamentales de la candidatura, así como un plano en el que se indican algunas de las instituciones localizadas dentro del ámbito de la candidatura. El Manifiesto de la Luz ya está recibiendo numerosas adhesiones tanto a título institucional como personal.
Luz, razón, cultura y naturaleza
La Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO, creada en 1972 mediante la Convención del Patrimonio Mundial Cultural y Natural, recoge los sitios que tienen un valor universal excepcional con el propósito de protegerlos y preservarlos para las generaciones futuras. Actualmente, cuenta con más de 1.100 lugares repartidos por todo el mundo, de los cuales 48 son españoles, cifra que sitúa a nuestro país, junto con Italia y China, a la cabeza de la lista.
La aspiración madrileña de entrar en la Lista del Patrimonio Mundial encaja a la perfección dentro de la categoría de Paisaje Cultural, ya que ese ‘valor universal excepcional’ que exige la UNESCO viene dado por la alianza entre cultura, ciencias y naturaleza que se produce en este eje que comprende el propio paseo -entre Cibeles y Atocha-, todo el parque de El Retiro y el barrio de los Jerónimos. Son 190 hectáreas en el corazón de la ciudad, de las que el 75 % son espacios verdes.
El paseo del Prado fue el primero de los paseos arbolados urbanos europeos. Los ciudadanos ya lo usaron en el siglo XV como lugar de esparcimiento y Felipe II se encargó de acondicionarlo y embellecerlo con árboles y fuentes. Más tarde, se convertiría en un hito urbanístico cuando, con Carlos III, se le sumaron instituciones científicas como el Gabinete de Historia Natural, el Real Jardín Botánico y el Real Observatorio Astronómico para abrir el conocimiento a toda la ciudadanía. Esta planificación inspiró a otros paseos similares en España y en toda Hispanoamérica como la Alameda de México o el paseo del Prado en La Habana.
La zona atesora una concentración excepcional de instituciones tanto en número como en heterogeneidad. En ella, se encuentran el Palacio de Cibeles, sede del Ayuntamiento, el Banco de España, la Casa de América, el Cuartel General del Ejército de Tierra (Palacio de Buenavista), el Museo Thyssen-Bornemisza, el Congreso de los Diputados, los hoteles Palace y Ritz, la Bolsa, el Cuartel General de la Armada, el Museo Naval, el Museo del Prado, el Museo Nacional de Artes Decorativas, la Real Academia Española de la Lengua, la Iglesia de los Jerónimos, el Real Jardín Botánico, el Real Observatorio Astronómico, el Museo Nacional de Antropología, la sede del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la Cuesta de Moyano, el CaixaForum y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, entre otros.
A ellos se suma una lista de monumentos tan conocidos como la Puerta de Alcalá, las fuentes de Cibeles, Apolo, Neptuno y la de la Alcachofa, el Obelisco a los Caídos o el monumento a Alfonso XII en el estanque de El Retiro. Incluye más de 21 bienes de interés cultural y muchos de los fondos y colecciones que contiene son de dimensión universal como la Real Academia, las obras de Goya, Velázquez, Picasso, las colecciones de láminas y el archivo del Real Jardín Botánico o el telescopio Herschfeld.
Prestigio internacional y garantía de legado
Como señala el manifiesto, en ese trocito de ciudad confluyen memoria histórica “de Goya y de Ramón y Cajal, del Guernica y de la Puerta de Alcalá, de los leones del Congreso de los Diputados y de las leyendas de la Casa de América”, el tesoro de nuestra lengua (Real Academia Española), “las lentes que nos permitieron estudiar los cielos” (Observatorio Astronómico) y la naturaleza que jalona el paseo y constituye la esencia de El Retiro.
Cumplir esta aspiración le supone a Madrid no solo un reconocimiento al valor excepcional de este paisaje y un aumento de su prestigio internacional con las consiguientes repercusiones en el turismo y otras actividades, sino también el compromiso de toda la comunidad a conservarlo para las generaciones futuras.