Unos entremeses o passos de Lope de Rueda fueron los encargados de inaugurar el corral de comedias que en sus albores era el Teatro Español. Su telón se elevó el 21 de septiembre de 1583, durante el Siglo de Oro, y todavía no se ha bajado.

En el siglo XVI, estos espacios recibieron el nombre de ‘corrales’ porque se ubicaban en los patios de las casas particulares que antes se habían destinado a los animales domésticos. El llamado entonces ‘Corral del Príncipe’, en la calle que mantiene ese nombre en la actualidad, lo gestionaba una cofradía que guardaba un porcentaje de la recaudación, llamado ‘la sisa’, para sus fines caritativos.
Si atendemos a los testimonios que dejó Benito Pérez Galdós sobre este espacio, concluimos que estaba lejos de la majestuosidad que exhibe en la actualidad. «Los palcos o aposentos eran cuchitriles estrechos y oscuros», escribe en sus Episodios Nacionales, donde también relata el aspecto desaliñado que ofrecían los chales y abrigos de las damas colgando de las galerías. «Pero el escenario se encontraba exactamente en el mismo lugar hace cuatro siglos», apunta emocionada Belén, la responsable de comunicación del teatro.
Los múltiples resurgimientos de un teatro «de raíz»
El Teatro Español puede presumir de ser el más antiguo de Europa con representación continuada. Otros referentes como el teatro di San Carlo en Nápoles (1737) o el famoso Globo en Londres (1599) son posteriores. Durante estos 442 años, ha experimentado numerosas metamorfosis y ampliaciones hasta llegar a lo que es ahora.
Uno de los cambios más drásticos se produjo en 1744, cuando el corral se derribó para levantar en su lugar un flamante coliseo ‘a la italiana’.

En 1802, el teatro sufrió su primer incendio (le aguardaría otro en 1975, y un tercero menos grave en 1991), que provocó su remodelación más importante e implicó una ampliación a las casas contiguas. Juan de Villanueva, el arquitecto del Museo del Prado, se encargó de la nueva construcción. En 1807 los madrileños ya pudieron disfrutar de la fachada neoclásica, con sus balcones y su frontón triangular. En 1869 se instalaron los característicos medallones con las efigies de Lope de Rueda, Calderón de la Barca, Tirso de Molina, Lopez de Vega y Ruiz de Alarcón. El sexto medallón con la imagen de Jacinto Benavente se instaló en 1975. En 1994 se añadieron más: los de Zorrilla, Arniches, Valle-Inclán, García-Lorca, Mihura, Jardiel-Poncela y Muñoz Seca, los tres últimos en la fachada lateral que da a la calle Manuel Fernández y González.
Durante toda su historia ha sido el sitio donde pasaban las cosas, no solo acontecimientos teatrales sino también sociales y muchas veces políticos

En 1849, el Corral del Príncipe pasó a llamarse, por fin, Teatro Español. Según Ramón Navarrete, las entradas para la inauguración se agotaron ocho días antes del estreno y se vendían a precios elevados en la reventa. El interior comparte con El Pardo, Aranjuez o el Palacio Real su estilo decorativo de los tiempos de Carlos IV. «Es imposible figurarse algo más lindo, más rico, más alegre que el adorno de la nueva sala: el terciopelo, el oro y el gas, he aquí el triple elemento que constituye su belleza», escribió el autor.
La actualidad del Teatro Español: una acústica prodigiosa
La estética del teatro sigue embelesando hoy a los más de 80.000 espectadores que pasan cada año por alguna de las 735 butacas de su sala principal, distribuidas en un patio principal y tres pisos, y las 110 butacas de la sala Margarita Xirgu.
El Teatro Español cuenta con otros espacios como el Salón de los balcones – Andrea D´Odorico, que se usa para espectáculos de pequeño formato u otros eventos; El Parnasillo, que contiene una colección de retratos de artistas y literatos y se utilizaba para hacer las primeras lecturas de las obras; el Salón Tirso de Molina, con hermosos ventanales que dan a la plaza de Santa Ana, el Salón de Té, que conserva el ascensor por el que subían los tés desde la cafetería —costumbre que le valió su nombre—, o el Patio de Luces.
De izquierda a derecha, la cafetería, el Parnasillo y el salón Tirso de Molina del Teatro Español
En 1995 tuvo lugar su ampliación más reciente, que sumó espacios de gran utilidad como la sala de ensayos, biblioteca, cafetería, sala de exposiciones, oficinas y almacenes. Tras las catorce reformas y ampliaciones que ha experimentado a lo largo de su historia, el teatro ocupa hoy una superficie de 9500 metros cuadrados. La sala principal del Teatro Español, presidida por una gran lámpara de cristal, es un regalo para los espectadores y una referencia escénica a nivel mundial.
La visión de un director con «corazón teatral»

En la actualidad, el Teatro Español está dirigido por Eduardo Vasco, que sucede a una larga lista de personalidades del mundo escénico al frente de una programación de lujo.
El director comparte que esta profesión es «muy genuina de cada lugar», que cada una de las grandes capitales tiene una propuesta adecuada a la percepción de su público. «No es algo universal como el cine, sino un acto muy local, para una ciudadanía casi inmediata». En el caso del Teatro Español, esta conexión con la particularidad de los madrileños se busca a través de “un repertorio dirigido al teatro de palabra, a las grandes interpretaciones y los grandes montajes, con una base literaria muy fuerte”.
El espectador de hoy quiere que el teatro tenga un vínculo con la literatura, con el pensamiento y con la belleza
Esto enlaza con la historia del recinto, ya que los grandes clásicos de nuestra literatura se han estrenado entre sus paredes: obras de Cervantes, Lope de Vega, Tirso de Molina, Calderón, Duque de Rivas, Zorrilla, Pérez Galdós, Unamuno, Valle-Inclán, Benavente, los Machado, García Lorca, Mihura o Buero Vallejo, entre otros, han cobrado vida en su escenario. El espectador de hoy, comenta Vasco, «quiere que el teatro tenga un vínculo con la literatura, con el pensamiento y con la belleza».
El dramaturgo considera al Teatro Español «un teatro de raíz» muy vinculado a su entorno en el Barrio de las Letras de Madrid y a su pasado. «Es un lugar de referencia de la profesión. Durante toda su historia ha sido el sitio donde pasaban las cosas, no solo acontecimientos teatrales sino también sociales y muchas veces políticos».
No es algo universal como el cine, sino un acto muy local, para una ciudadanía casi inmediata
Vasco, que ostenta este cargo desde 2024 tras una carrera dedicada al teatro en sus más variadas formas, tiene en el Día del Teatro unas palabras de admiración hacia las personas que trabajan en el Español: «un teatro lo compone la gente que trabaja en él, y todas las personas que trabajan en el Teatro Español, desde las taquilleras hasta los maquinistas, pasando por la gente de las oficinas, tienen un gran corazón teatral». Para muestra, un botón: la historia de Antoñita, una galardonada peinadora de 92 años que lleva 78 haciendo pelucas para los actores y actrices que pasan por el Teatro Español.
Algunas curiosidades del Teatro Español
- Su sala principal cuenta con dos palcos gemelos, señalizados con sendos escudos, uno frente al otro. Hoy ya no se utilizan, pero el situado a la derecha de los espectadores estaba reservado para el Rey y el situado a la izquierda, para el alcalde.
- La lámpara original de cristal de bohemia era de aceite. La hacían descender para poder recargarla, a veces incluso cuando el público se encontraba en la sala, lo que provocaba ‘lamparones’ en su ropa (de ahí el uso de esa palabra para referirse a una mancha).
Detalle de la maqueta de la sala principal del teatro, que su equipo de utilleros tardó dos años en elaborar. Foto: Álvaro López - El tablado podía utilizarse en vertical u horizontal. La disposición vertical se usaba para autos sacramentales porque permitía representar el nivel terrenal, el infierno y el cielo. La horizontal, usada sobre todo para las comedias de capa y espada, tenía un primer término que representaba la calle, un término medio que era la casa o palacio y un fondo, cubierto con una cortina, destinado a escenas de súbita aparición que impactaban al público.
- Hubo un tiempo en que las compañías y seguidores del Corral del Príncipe estaban en pugna con los del Corral de la Cruz. Ambos corrales tenían una disposición muy similar y se consideraban rivales. A los primeros se les conocía como ‘chorizos’ y, a los segundos, como ‘polacos’. Este enfrentamiento lo narra Luis Mariano de Larra en su zarzuela Chorizos y polacos.
- En el Teatro Español, por su importancia para el mundo artístico, se han instalado las capillas ardientes de figuras relevantes del teatro. Es el caso del actor Juan Diego en 2022 o la actriz Marisa Paredes en 2024.

Las paredes del Teatro Español seguirán absorbiendo historias y anécdotas nacidas de las personas con ‘corazón teatral’ que pasan cada día por él para trabajar, admirar el arte o crear. ¡Larga vida a ese lugar «para la curiosidad, el misterio y el deseo» llamado Teatro Español!