Durante muchos años ha pasado casi desapercibida para madrileños y visitantes. Oculta por la vegetación, en una esquina del noroeste de El Retiro, languidecía uno de los caprichos arquitectónicos del rey Fernando VII. Ahora, tras una rehabilitación que ha durado ocho meses, y que ha supuesto una inversión de 2,1 millones de euros, la Montaña de los Gatos vuelve a lucir y puede ser visitada pero … antes de llegar a ello, conozcamos un poco su historia.
Tras la Guerra de la Independencia, el monarca Fernando VII se encontró un Retiro casi destruido y encargó su reconstrucción al arquitecto mayor de palacio, Antonio López Aguado. arquitecto mayor de palacio. Quería un espacio para el disfrute de la familia real y restringido a los madrileños. Las obras comenzaron en 1817, bajo la dirección de Bernardino Berogán, e incluyeron diferentes edificaciones como la Casita del Pescador, la Casa de Fieras, el Embarcadero del Estanque Grande o la ‘Montaña Rusa’, conocida también como la Montaña Artificial o Montaña de los Gatos, ya que muchos ciudadanos abandonaban allí a sus gatos, y el lugar se convirtió en refugio de colonias felinas.
Un capricho para disfrute de la familia real
Así pues, la montaña es uno de los caprichos que el rey Fernando VII promovió en el Reservado del Parque del Retiro, y para el que se inspiró, según cuentan, en el Pequeño Trianón del Palacio de Versalles. Éste tenía tres torres, una central de planta octogonal flanqueada por otras dos más pequeñas cilíndricas unidas por una arquería. A los pies hay una ría y un estanque, así como diversas cascadas. En la cima, a 12 metros de altura, se levantaba un templete que, lamentablemente, solo conocemos por los grabados que guardan algunos archivos y museos. Más avanzado el siglo, y según cuentan las crónicas de la época, la reina Isabel II subía a este templete, también llamado ‘tintero’ por su forma, para visualizar los movimientos de las tropas carlistas en las sucesivas contiendas que se desataron para arrebatarle el trono.
Con el paso de los años la montaña, situada junto a la confluencia de la calle O’Donnell y la avenida de Menéndez Pelayo, se convirtió en un lugar muy visitado por madrileños y visitantes.
En 1986 el Ayuntamiento barajó la posibilidad de derribarla debido al gran deterioro que presentaba su estructura. Finalmente hizo lo contrario, y puso en marcha un proyecto de rehabilitación integral para recuperar este espacio y darle un uso cultural. Una vez realizadas las obras, su interior pasó a ser visitable y desde entonces pasó a ser una original galería de exposiciones.
Pero con el paso de los años, y las filtraciones de agua, el lugar estaba muy deteriorado. Paredes, bóveda, galerías … En 2002 el espacio abovedo del interior acogió su última exposición y desde entonces no ha tenido ningún uso ni se ha permitido el acceso debido a los desperfectos detectados en su estructura y que podían afectar a la seguridad de los visitantes. De hecho, en 2004 hubo algunos desprendimientos y se cerró la zona reservada a exposiciones hasta que, finalmente, en 2005 se procedió al vallado total del conjunto.
Recuperar y dar vida a este espacio, objetivo del Ayuntamiento
Coincidiendo con el 150 aniversario de El Retiro, se convocó en 2018 un concurso público para la rehabilitación del espacio. Este proceso quedó desierto, lo que impidió la reactivación del espacio. Hasta que, en mayo del pasado año, el Gobierno municipal autorizó un contrato para la ejecución de las obras que han sido llevadas a cabo por el Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad durante ocho meses y que han contado con un presupuesto de 2,1 millones de euros.
Uno de los objetivos prioritarios de estos trabajos ha sido el tratamiento y la eliminación de las humedades producidas por filtraciones registradas en el interior de la sala y en la bóveda de la propia montaña. Para ello se ha mejorado su cubrición, teniendo en cuenta que en el momento de su construcción fue ‘enterrada’ con tierra y vegetación para crear sobre ella la montaña artificial. En lo que afecta a la bóveda, se ha respetado la construcción original, lo que ha implicado mantener su volumen, de 14 metros de diámetro y 11 metros de altura.
La montaña cuenta con una serie de pequeños senderos ajardinados ascendentes rodeados perimetralmente de un conjunto de estanques sobre los que vierten tres cascadas artificiales dotadas de un sistema hidráulico de recirculación. La rehabilitación ha contemplado la recuperación de las cascadas y las láminas de agua, al tiempo que se ha llevado a cabo una adaptación de las zonas arbustivas y del patrimonio vegetal.
Por otra parte, con el propósito de devolver el espíritu original a este espacio, además de la estructura también se ha restaurado el trazado interior de la montaña y se ha renovado el firme de los caminos que integran este recorrido. Asimismo, se ha procedido a la renovación de las instalaciones de iluminación y de la red de riego, que se ha adaptado a la nueva vegetación. Finalmente, y como resultado de todo ello, la percepción visual que se tiene del parque desde la plataforma superior de observación se ha mejorado notablemente, lo que supondrá un aliciente más para su visita.
En definitiva, con la reapertura de la Montaña de los Gatos los madrileños y visitantes podrán disfrutar del conjunto de la zona ajardinada y de la estructura exterior reformada, además de una muestra que acogerá desde este mismo miércoles el espacio abovedado interior. Esta exposición temporal permitirá conocer la historia de la Montaña de los Gatos, así como el detalle de los trabajos que se han llevado a cabo para su recuperación integral. La muestra estará abierta de 11:00 a 13:00 horas y de 18:00 a 20:00 horas. Y quienes se animen a subir al punto más alto, no verán a las tropas carlistas, pero disfrutarán de unas maravillosas vistas del conjunto del jardín de El Retiro mientras escucha el arrullo del agua de las cascadas.