“El Museo es una Escuela: el artista aprende a comunicarse, el público aprende a hacer conexiones”. La frase pertenece a una instalación del artista germano-uruguayo Luis Camnitzer que estrenó en 2009 y que hasta 2014 iba modificándose según su emplazamiento en las fachadas de diferentes instituciones artísticas.
Museos como lugares para aprender, lugares cambiantes, que acogen obras y ceden obras, que crecen con la adquisición de nuevas piezas. Enriquecer el fondo museístico de una institución es, sin duda, uno de los objetivos de sus responsables. Y es algo que tiene muy presente el Ayuntamiento de Madrid.
Hoy, 18 de mayo, es el Día Internacional de los Museos y hemos querido acercarnos a conocer un poco más los entresijos de uno de los museos más emblemáticos de la ciudad, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid (MACM) ¿Cuáles han sido algunas de sus últimas adquisiciones? ¿Dónde se compran? ¿Qué criterios se tienen en cuenta a la hora de ampliar los fondos con nuevas piezas?
De todo esto sabe mucho su directora, María Ángeles Salvador, que explica que el museo tiene tres dimensiones muy claras. “Una es la expositiva, la más inherente, que se traduce en la programación de exposiciones; un segundo pilar es la realización de actividades de tipo cultural y educativo a través de diversos eventos; y un tercer pilar es la dimensión adquisitiva, que engloba la responsabilidad y el compromiso con el tejido artístico de la ciudad”.
Esta última dimensión es la que explica que, en 2022, gracias a una inversión de 400.000 euros del Área de Turismo, Cultura y Deporte, se adquirieran 34 nuevas piezas de arte destinadas a los fondos de los museos de Arte Contemporáneo, San Isidro y El Capricho.
El MACM recibió nada menos que 20 de estas piezas, “procedentes de diversos lugares, ya que se adquirieron en ARCOmadrid, galerías de arte madrileñas y en la última edición de Apertura- Madrid Gallery Weekend “, cuenta Salvador.
“Nuestra política adquisitiva no es baladí ni caprichosa. Tenemos una colección permanente que custodiamos religiosamente y con mucho celo desde hace años”, explica orgullosa la directora.
Criterios para la adquisición de nuevas obras
“Uno de los criterios a la hora de adquirir una obra sería que, en un momento dado, tengamos una deficiencia respecto a un movimiento o una corriente de artistas del siglo XX que sea importante y muy característica de nuestro contexto”, y señala como un ejemplo una pintura de Costus, un dúo de artistas “muy icónico de la Movida madrileña, de la que surgió uno los grupos identitarios de esta institución. De Costus no teníamos nada en el museo, y la adquisición del cuadro Los caños de la Meca 2 nos permite aumentar la colección permanente”. Ahora mismo la pieza está expuesta en el Espacio Cultural Serrería Belga, en la muestra La Vía Láctea, comisariada por Elisa Hernando.
En este criterio también se enmarca otra de las adquisiciones, una escultura de Lugán (Luis García Núñez), Interferencias luminosas, “con la que apelamos a otro gran movimiento representativo de la ciudad de Madrid, el Centro de Cálculo de la Universidad Complutense”. María Ángeles habla apasionadamente de este movimiento. “Si Costus pertenece a la Movida, a una época iconoclasta de vibración, de alegría, de celebración de la vida, que se plasma en las artes plásticas, el cine, la fotografía, la música, etc, pues Lugán representa una corriente en la que se privilegia la geometría, el espíritu compositivo, la investigación matemática, lo algorítmico y su relación con el arte … Fíjate qué riqueza y qué juegos de contrastes”.
“Schlosser conjugaba muy bien ese espíritu matemático que veíamos en Lugán con un fuerte apego y enraizamiento a la tierra, al campo. Extraía de la naturaleza un magnetismo que conceptualizaba a través de la geometría y lo plasmaba en sus obras de arte”, explica Salvador.
Más presencia de mujeres artistas
Otro criterio que tuvo en cuenta el MACM fue incorporar obras de mujeres. “Apostar de forma decidida por mujeres artistas, estamos en una línea feminista porque la colección estaba muy masculinizada. Entre las nuevas piezas, obras textiles. ¿Por qué? Pues porque es importante reseñar que ahora mismo el textil está muy presente, sobre todo en las creadoras, que recuperan la memoria de los trabajos femeninos, manuales, artesanales… Así que estoy muy contenta con la compra de Arabesque, obra de Leonor Serrano”, explica. Se trata de un telar de madera, hierro, hilo de lana y estampación conectado con la Alhambra, que en cierta ocasión fue escenario de los Balles Russer de Diaghilev. “Es un cuerpo escultórico que trabaja el mundo de la danza, el espacio performativo, recreando los bailes rusos, una auténtica maravilla”.
Y como no todo son pinturas o esculturas, Salvador destaca dos piezas audiovisuales, ambas de María Ruido. En Las reglas del juego María Ruido plasma una conversación entre ella y la escritora y activista Brigitte Vasallo. En esta entrevista, filmada en Can Marquès (Palma), se profundiza en las dificultades, conflictos y contradicciones de clase y de género que se producen en el mundo laboral del ámbito artístico y cultural. Por otra parte, El ojo imperativo es un ensayo visual sobre el colonialismo español en Marruecos y muestra los lugares de trabajo y las condiciones laborales de diversos colectivos. A su vez muestra las nuevas formas de colonialismo.
Ángeles Salvador habla con mimo y pasión de todas las adquisiciones. “Muchas de las obras no se podrán ver inmediatamente. Algunas tardan un tiempo en ser recepcionadas, otras se prestan a un museo porque las necesitan para una exposición determinada”, y afirma orgullosa que “tenemos una colección muy golosa, es la realidad, y muchos espacios de España, y también del extranjero, nos piden prestadas piezas”. Poco a poco se irán incorporando a la colección permanente.
Mientras tanto, hoy es un día estupendo para visitar cualquier de los museos municipales. Si se deciden por este, situado en el Centro Cultural Conde Duque, le esperan su exposición permanente, que alberga la reconstrucción del despacho de Ramón Gómez de la Serna, realizada a partir de los objetos originales procedentes de su domicilio en Buenos Aires, y dos muestras temporales, Confluencias: intersecciones entre palabra e imagen y Nuevos senderos del MAC: pulso e impulso de una colección. Hoy, más que nunca, es un buen día para ver obras de artes, disfrutarlas y comprobar por ustedes mismos, si “el museo es una escuela”. /