Resumir treinta de años de trabajo en una frase, o en un hecho concreto, seguro que resulta difícil para muchas personas. Pero Javier Quiroga, enfermero y fundador de SAMUR-Protección Civil, lo tiene claro. “Al poco tiempo de los atentados del 11M, que es sin duda la mayor tragedia a la que nos hemos enfrentado en este servicio, estaba en la calle con otros compañeros y una señora se me acercó y me dijo ‘Perdone, ¿le puedo dar un beso?’”.

Javier Quiroga, el primero al frente, junto a compañeros de SAMUR-PC en una imagen reciente

Asegura que se quedaría con ese gesto, quizá porque refleja muy bien lo que es para él su trabajo en este servicio de emergencias: vocación de servicio público, siempre cerca de la ciudadanía. Algo que asegura, “es el ADN de este servicio”, un servicio que cumplió en 2021 nada menos que 30 años y cuyo aniversario -pospuesto por la pandemia- se ha celebrado recientemente en el Palacio de Cibeles.

La creación de SAMUR, en 1991, supuso una revolución sanitaria en la ciudad. El antiguo Parque de Ambulancias Municipal (fundado en 1875) trasladaba únicamente a una persona enferma al hospital, pero con este servicio se prestaba asistencia en el lugar del accidente, en las propias calles, inicialmente patrulladas en estrecha colaboración con Policía Municipal.

Quiroga recuerda muy bien aquellos inicios. “En 1990 estaba con un compañero en el trabajo y vimos un cartel en el que anunciaban que se estaba montando un servicio de emergencias nuevo, y yo, que tenía mi plaza desde 1987, pensé que sonaba interesante y me apunté”. “Tuvimos que diseñar el modelo de trabajo, que iba a ser muy diferente al del Parque de Ambulancias, porque iba a requerir trabajar con médicos, aprender procedimientos técnicos de urgencias, usar nuevas herramientas tecnológicas… era algo innovador y diferente a lo que hacíamos” recuerda con un deje de nostalgia. En junio de 1991 se inauguró el túnel de la Plaza de Castilla y esa fue la primera vez que SAMUR estuvo en la calle como lo conocemos ahora, según cuenta este enfermero.

Imágenes de las primeras ambulancias del servicio

Siete años más tarde, en 1998, fue el primer servicio sanitario en integrarse en el centro de atención de llamadas de emergencias 112 y en ir incorporando tecnologías como desfibriladores semiautomáticos en todas las unidades básicas, analíticas sanguíneas en las ambulancias, ecografías y procedimientos terapéuticos como la toracotomía de reanimación o fibrinolisis en el infarto agudo de miocardio. También es el único servicio de emergencias médicas en facilitar dos médicos para una mejor atención en pacientes críticos y el primero en incorporar a psicólogos en la atención a las emergencias.

“Poco a poco se fue incorporando más gente y el servicio fue creciendo, y mejorando en cuanto a tecnología”, indica Quiroga, que bromea sobre los avances cuando asegura que “llevábamos lo último en tecnología ya en 1991, pero si aquel momento me dicen que las ambulancias llevarían ecógrafos o sistemas de analíticas o los sistemas de navegación que llevamos ahora, me caigo de culo”.

Una plantilla de casi 1.000 personas, y 400 intervenciones diarias

SAMUR-Protección Civil se inició con unos 170 profesionales sanitarios, y en la actualidad tienen 908 personas en plantilla y cerca de 1.200 voluntarios de Protección Civil. Juntos, atienden una media de casi 400 intervenciones al día.

Cabe señalar que los voluntarios de Protección Civil forman a cerca de 30.000 ciudadanos cada año para llevar a cabo las primeras tareas de reanimación (RCP) en el marco del programa ‘Alertante y primer respondiente’, siendo una de las primeras instituciones en España en esta labor. Además, y para seguir avanzando, se ha implementado recientemente una plataforma online de formación para llegar a más ciudadanos.

A la izquierda, Javier Quiroga, uno de los fundadores de este  servicio

Los resultados asistenciales de este servicio le sitúan como un referente en las emergencias en toda Europa, con una supervivencia en paradas cardíacas sin secuelas neurológicas del 21 %. Es decir, una de cada cinco personas que la sufren en la capital se recuperan sin secuelas gracias a la ‘cadena de la vida’, un concepto integral de asistencia mediante eslabones que SAMUR-PC fortalece. Además, los tiempos desde que reciben un aviso hasta su llegada al lugar se han reducido a una media de 7,47”.

Con estos datos no es de extrañar que se hayan convertido en un servicio muy bien valorado por la ciudadanía, que señala un nivel de satisfacción global de los pacientes atendidos de 9,14 sobre 10, una valoración que se incrementó aún más en lo referente al trato humano e intimidad (9,69).

Antes y después del 11M

SAMUR-Protección Civil está actualmente presente en el día a día de la ciudad: accidentes de circulación, caídas en la vía pública, reyertas… pero también en los momentos más exigentes como atentados y grandes concentraciones, además de prestar servicio en misiones internacionales.

“Al poco tiempo de los atentados del 11M, que es sin duda la mayor tragedia a la que nos hemos enfrentado en este servicio, estaba en la calle con otros compañeros y una señora se me acercó y me dijo ‘Perdone, ¿le puedo dar un beso?’”.

Quiroga explica que esta última es una faceta menos conocida del servicio, pero que son muchos los efectivos sanitarios que han participado a lo largo de estas tres décadas en misiones de ayuda humanitaria en Perú, Pakistán, Filipinas o Haití, este último un destino que recuerda con especial crudeza. Aun así, tiene claro que lo más terrible que ha vivido han sido los atentados del 11M, en 2004.

“Fue como el examen de nuestra vida -se lamenta-, porque fue muy duro por la emergencia en sí, por lo terrible del trabajo de aquellos días, pero además afectó a nuestras familias, a nuestro corazón”. Habían vivido tragedias como el incendio del edificio Windsor o el accidente de Spanair, pero “en la historia del servicio hay un antes y un después del 11M”, algo de lo que no es fácil recuperarse, asegura. “Nosotros creemos que esto es como ser del Atleti que hay que vivir los colores, por eso nos gusta decir que no trabajamos para el SAMUR, ‘somos SAMUR’”, afirma orgulloso Quiroga. /