Personas con discapacidad, dependientes o algunos mayores necesitan atención todas las horas del día y todos los días del año. La mayoría están a cargo de un familiar cercano, en su mayoría mujeres, que necesitan un descanso que nunca llega.
Asumen esta tarea como una responsabilidad y dedican todo el tiempo necesario para cubrir las necesidades de la persona atendida. Con el paso del tiempo, aparece un sentimiento de culpabilidad porque es muy difícil atender todas sus demandas. Y, finalmente, terminan sufriendo trastornos físicos o psicológicos. Es lo que se conoce como ‘síndrome del cuidador’.
Estos trastornos pueden provocar insomnio, dolores musculares, falta de apetito o gastritis y también sentimientos de culpa, soledad, estrés o depresión.
Para aliviar la carga que soportan las personas que cuidan de algún familiar, el Ayuntamiento de Madrid tiene varios programas para ayudarles de forma temporal, ofreciendo la oportunidad de desarrollar una vida familiar, personal, laboral y social más satisfactoria.
Uno de estos programas se denomina Respiro Familiar para Personas con Discapacidad. Su objetivo es descargar de la atención permanente que requiere el cuidado de personas con discapacidad, con el fin de procurarles tiempo y espacio para el descanso, el desarrollo de actividades de vida social, así como promover su autonomía, integración y participación fuera de su hogar.
En 2020, a pesar de las restricciones por la pandemia de la COVID-19, se beneficiaron un total de 1.670 personas con discapacidad y 3.024 familiares o personas cuidadoras. Financiado por el Área de Gobierno de Familias, Igualdad y Bienestar Social, mediante tres convenios con asociaciones, el programa se desarrolla dentro o fuera del domicilio.
Las tres entidades encargadas del programa son la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido; la Federación de Asociaciones de Personas con Discapacidad Física y Orgánica y Plena Inclusión Madrid para Personas con Discapacidad Intelectual y/o del Desarrollo.
Dentro del domicilio se realizan dos tipos de ayudas. Por una parte, se pueden solicitar apoyos puntuales en los que un profesional atiende a la persona con discapacidad mientras sus familiares realizan gestiones, acuden a eventos o disfrutan de un tiempo de ocio.
Por otra parte, se puede acompañar a la persona con discapacidad al servicio que acude regularmente. Por ejemplo, al centro de día para recibir terapias especializadas de fisioterapia, logopedia, etc.
Fuera de los domicilios existen diferentes actividades para aliviar a las personas cuidadoras que pueden ir desde estancias en alojamientos especializados, en los que las personas con discapacidad reciben los servicios necesarios, hasta salidas culturales, excursiones de un día, fines de semana o campamentos.
Asimismo, pueden relacionarse con personas de su edad, compartir experiencias y volver a sentir que pertenecen a un grupo y tener amistades, ya que el 90 % solo convive con su familia.
Las excursiones suelen consistir en actividades de recreo o ejercicio físico. Y se pueden organizar grupos para responder a la demanda de respiro de varias familias. Igualmente ocurre con las salidas culturales, que deben tener un objetivo pedagógico para ampliar los conocimientos de los participantes.
Las salidas de fin de semana o campamentos y vacaciones tienen carácter lúdico o recreativo y también pueden organizarse a la medida de un grupo de varias familias o incluir a la persona con discapacidad en un programa de vacaciones.
Visitas al parque del Retiro o a la Casa de Campo; a los museos del Prado o Reina Sofía; al Zoo o la bolera; al cine o al teatro y a diferentes exposiciones son algunos ejemplos de actividades que realizan durante el año. Y en verano pueden acudir a campamentos fuera de Madrid con el de Almuñecar (Granada) organizado por la Asociación de Daño Cerebral Sobrevenido.
Ayudas para personas mayores
Otra posibilidad que ofrece el Ayuntamiento de Madrid es el programa Cuidar a Quienes Cuidan. Está dirigido a personas que tienen a su cargo mayores de 65 años o mayores de 60 años que padezcan demencia, Alzheimer o cualquier dependencia. En este caso, depende de la Dirección General de Mayores.
También se trata de una actividad destinada a personas mayores que cuidan a jóvenes con dependencia. Su objetivo es aliviar a quienes sufren un impacto negativo en su vida cotidiana y en su salud.
El programa consiste en 16 sesiones grupales de psicoterapia, dirigidas por profesionales de psicología, donde se abordan aspectos relacionados con la sobrecarga de la persona cuidadora. Y otras seis sesiones de carácter educativo, dirigidas por profesionales de enfermería, terapia ocupacional y derecho, donde se abordan temas relacionados con el cuidado al dependiente y temas jurídicos.
La periodicidad de las sesiones es de un día por semana y el curso transcurre de octubre a junio. Las personas interesadas tienen que acudir a su centro de servicios sociales para valorar el grado de sobrecarga y proponer su incorporación al grupo.