Mucho ha cambiado la fisonomía de aquella aldea llamada Mayrit desde que el emir Muhammed I mandó construir una alcazaba a orillas del Manzanares en el año 865. Desde esta primera evidencia histórica, el urbanismo de Madrid ha variado a lo largo de sus 12 siglos como resultado de un largo y complejo proceso de actuaciones, planes y desarrollos.
Un proceso que sigue avanzando y que actualmente está en un momento de reflexión para dar respuesta a las necesidades de los ciudadanos y afrontar los grandes retos socioeconómicos y espaciales de nuestra época.
Los nuevos espacios de trabajo o los criterios de implantación en la ciudad están ya redefiniendo los sectores productivos y, por eso, el Ayuntamiento quiere liderar el cambio para facilitar la vida a todos los madrileños.
Teniendo en cuenta esta premisa, se trabaja en una regulación urbanística acorde a las nuevas necesidades de la actividad económica que permitan relanzar el comercio y la economía local.
Y es aquí donde radica la importancia de Atlas de la innovación. Nuevo Madrid Mix, una publicación realizada por Gutiérrez de la Fuente Arquitectos y editada por el Área de Desarrollo Urbano que analiza la transformación de la ciudad y aporta tres ideas fuerza con las que diseñar una estrategia urbanística que permita responder a estos retos.
En primer lugar, redefine el uso productivo y apuesta por ello más que por el uso industrial. En segundo lugar, establece un marco normativo más sencillo y unitario para homogeneizar el sistema de usos compatibles en suelos de actividad económica. Y, en tercer lugar, favorece la hibridación y la mejora urbana para mantener la actividad económica en la ciudad y a la vez generar un espacio atractivo para la nueva economía.
El término Nuevo Madrid Mix, que se añade al título del Atlas de la Innovación, describe las nuevas proximidades, donde la producción, la distribución y el consumo cohabitan con lo residencial en una fórmula que beneficia tanto a residentes como a productores.
El Atlas analiza lo que se hace en otras partes del mundo, estudiando las buenas prácticas de otras ciudades para adaptarlas a la complejidad de Madrid.
Los ejemplos estudiados son, entre otros, el Food Quartier de Camley Street, en Londres; el Plan del Canal y el Materials Village, un edificio industrial para una nueva economía circular, en Bruselas; o Blue City, como ejemplo de reutilización de edificaciones obsoletas que pueden revivir con otros usos productivos, en Róterdam.
Todos ellos son ejemplos de cómo la innovación urbanística mejora el hábitat urbano y cómo las ciudades pueden ser más sostenibles, inclusivas, ecológicas y digitales.