Fue la primera gran estación terminal de Madrid. La inauguró oficialmente, el 30 de marzo de 1880, la línea de ferrocarril de Madrid-Ciudad Real, con final en Portugal, con la presencia de los reyes Alfonso XII y María Cristina. Pero fue un año antes cuando se puso en funcionamiento ese recorrido que instauró la Compañía de los Caminos de Hierro de Ciudad Real a Badajoz (CRB) con el objetivo de construir una línea férrea hasta Badajoz. Madrid-Delicias iba a acoger la cabecera de esa línea.

Desde entonces y hasta su cierre en 1969, Delicias ha sido testigo no solo de la evolución del ferrocarril en nuestro país, sino de los avatares del discurrir del tiempo. Un mosaico humano en constante cambio, repleto de las alegrías de los reencuentros y las angustias de las despedidas. Por allí, por ejemplo, salían los emigrantes rumbo a Lisboa para embarcarse hacia América en busca de un futuro mejor. Allí también llegaban otros emigrados, esta vez de Extremadura, que buscaban en Madrid o en el norte de España las oportunidades denegadas en sus lugares de origen.

 

El proyecto de la estación fue encargado al ingeniero francés Émile Cacheliévre, que la convertiría en la tercera sede central de la compañía en Madrid durante el siglo XIX y en claro exponente de la arquitectura ‘del hierro’, característica del urbanismo y la industrialización de la época. La llegada del tren a Delicias también trajo al distrito de Arganzuela la urbanización completa de la zona y aceleró la industrialización que contaba así con una vía de acceso rápido a la ciudad.  Junto a la estación, un campo de fútbol, el de Las Delicias, donde jugaba la AD Ferroviaria, La Ferro, el cuarto equipo de fútbol que se fundó en Madrid en 1918 y que vivió sus años dorados en la década de los 40 del pasado siglo.

La estación se construyó en solo 11 meses, todo un hito de la época que atestigua la importancia de la implantación de este medio de transporte. Sólo en 20 años, entre 1848 a 1868, se tendieron 5.108 kilómetros de vía y se trazaron las líneas fundamentales: Madrid-Alicante (1858), Barcelona-Zaragoza (1862) y Madrid-Irún (1864). En un principio, la estación estaba dividida en tres áreas: viajeros, mercancías y tracción. También la integraban edificaciones anexas como las viviendas para los trabajadores, pabellón sanitario, cooperativa y una iglesia y contaba con una afluencia concurrida de tráfico y viajeros.

Su actividad concluyó el 30 de junio de 1969 con la salida, a las 22:15 h,  del último tren regular de viajeros con destino a Badajoz. Un día después, el 1 de julio, los tráficos ferroviarios de Delicias se derivaron a la también histórica estación de Atocha que apenas cinco días antes, el 25 de junio, había cedido a la casi recién estrenada estación de Chamartín los servicios a Barcelona. Se configuraba así el nuevo escenario ferroviario madrileño: desaparecía Delicias y aparecía con empuje Chamartín.

Un año después del cierre de Delicias, se desmanteló el equipamiento de la estación y se convirtió en un cargadero de mercancías hasta la década de los 80 del siglo pasado.

Para celebrar los 140 años de existencia, el Museo del Ferrocarril de Madrid en colaboración con el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, Renfe, Adif y el Ayuntamiento de Madrid, ha organizado la exposición ‘Madrid-Delicias. 140 años de una estación’, que muestra su trayectoria y los hechos más destacados de este edificio referente que alberga el Museo del Ferrocarril de la capital desde 1984. Un espacio que busca comunicar la realidad ferroviaria, tanto histórica como actual, promover el conocimiento de este transporte, su valor patrimonial e impulsar la investigación.

La visita al museo permite conocer una completísima colección de material histórico ferroviario donde se muestra una selección de trenes y coches de viajeros, locomotoras a vapor, eléctricas, diésel, billetes, recorridos y ambientes que nos transportan a otros mundos. Contiene salas temáticas como la dedicada a antiguos relojes de estaciones, modelismo, con maquetas animadas, y una tercera centrada en exclusiva en las vías.

Además de esta colección permanente, el museo ofrece una agenda de actividades dirigidas al público familiar e infantil como el programa Educa-Tren, el Tren de la Fresa con destino a Aranjuez o una visita online.

La muestra de los 140 años del ferrocarril se ha reunido en una de las salas de la estación donde a través de paneles explicativos, maquetas, modelos y una locomotora que preside la exposición se presenta esta evolución de un espacio polifacético en el que se ha transformado la Estación de Delicias.

 

Su trasiego durante estos años la ha llevado a ser plató oficial de todas las escenas cinematográficas de época en las que aparecen trenes y similares, pasarela de moda,  escenario de presentaciones y todo tipo de actos turísticos y culturales, además de adaptar sus instalaciones desde 2013 para el desarrollo del Mercado de Motores, una cita cultural con el comercio y la artesanía más moderna y una zona vintage de venta para vecinos y curiosos que concentra ya más de 80 ediciones y 295.000 visitantes durante 2019.