Las diez de la noche, aprovechando la fresca. En las tablas del Conde Duque, un clásico íntimamente ligado a Madrid, ‘El diablo cojuelo’ de Luis Vélez de Guevara. Cinco actores y dos músicos,  bajo la dirección de la dramaturga Aitana Galán. Son La Radical Teatro, una compañía madrileña fundada en 2013.  ¿Hay mejor excusa para volver al teatro tras el confinamiento?

Durante tres días, del 6 al 8 de agosto, esta versión del clásico del Siglo de Oro español abre la programación de artes escénicas de Veranos de la Villa. La obra, que La Radical presentó por primera vez en el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro el pasado año, se estrena en Madrid, escenario principal de las andanzas del hidalgo estudiante Don Cleofás Leandro Pérez Zambullo, cuyo deseo de aventuras le lleva a seguir a Cojuelo, un diablillo, más que diablo, de la cultura popular castellana, que concita en su persona un sinfín de dichos, conjuros y refranes.

En la versión de La Radical se alían la sonoridad y exuberancia del Siglo de Oro y una contemporánea puesta en escena que recupera y pone en valor la palabra de uno de los poetas y dramaturgos más importantes de nuestro patrimonio cultural.

Un retrato de Madrid aún fresco

Cojuelo y Cleofás son unos magníficos anfitriones para conocer ese Madrid del siglo XVII: sus calles, sus habitantes, la hipocresía y los vicios de la sociedad de entonces. Faltas tan inherentes a la condición humana que impiden la pérdida de vigencia de esos personajes pese a haber transcurrido casi cuatro siglos. “Al igual que los clásicos son universales a lo largo del tiempo, a nivel social ocurre lo mismo. Este viaje del  Diablo Cojuelo con Cleofás es extrapolable a nuestros días de una manera brutal”. Lo reivindica el actor Críspulo Cabeza, uno de los protagonistas de la obra. Algo en lo que coincide su compañera de reparto, Silvia Espigado, mientras camina por la plaza de la Villa. “El Diablo Cojuelo describe perfectamente todo lo que pasaba en estas calles de ese Madrid del XVII… la burguesía incipiente, los personajes de la Corte, los literatos en pleno auge…y todas las sabandijas humanas que había por la ciudad”.

Un retrato del Madrid del XVII en un escenario del XXI. “Las tablas son mi vida y volver al Conde Duque, un sitio en el que nunca había estado, haciendo una road movie del Siglo de Oro de Madrid, es espectacular. Creo que no hay mejor excusa para volver al teatro”, dice Cabeza, en un claro aliento a los espectadores para que retornen al patio de butacas.

Si quieres ser uno de esos espectadores, puedes comprar las entradas aquí. Y si quieres más detalles de la programación de Veranos de la Villa, consulta este enlace.

La iglesia de San Salvador, tres hitos de  la ciudad

Luis Vélez de Guevara situó en 1641 la acción del Diablo Cojuelo en la torre de la antigua Iglesia de San Salvador, levantada en la calle Mayor, esquina con Señores de Luzón y justo enfrente de la plaza de la Villa. Una torre que, por su altura, fue en tiempos llamada ‘la atalaya de Madrid’, y una iglesia que encerraba tres importantes hitos de esta ciudad. Además de las aventuras de Cleofás y Cojuelo, en la iglesia de San Salvador fue enterrado inicialmente Calderón de la Barca y, también entre sus paredes, se celebraban las sesiones del Concejo de Madrid, el antecedente directo de lo que hoy es el Ayuntamiento.

La iglesia fue demolida en 1842. Dio paso a un edificio de viviendas en cuya fachada una placa de granito, colocada por el Ayuntamiento, mantiene al día la memoria de la ciudad.