Daniel Moreta lleva en el Cuerpo de la Policía Municipal diez años. Jose Antonio Galisteo casi 30. Estaban patrullando juntos en el distrito de Moncloa-Aravaca cuando entró un aviso de un incendio en una vivienda. Por esa intervención, ambos han sido condecorados con una Medalla al Mérito Profesional el pasado 24 de junio, festividad de San Juan, patrón del Cuerpo.
Daniel Moreta y José Antonio Galisteo, durante la entrega de la Medalla al Mérito Profesional
“Cuando escuchamos por la emisora el incendio en una vivienda estábamos muy cerca. Al llegar varios vecinos ya estaban en la calle y nos aseguraron que había gente dentro–relata Galisteo-. Con una palanca y empujando con nuestros cuerpos forzamos la puerta. No sabíamos el origen del fuego pero había muchísimo humo en toda la vivienda y, como pudimos, llegamos hasta el dormitorio donde encontramos a una pareja totalmente dormida”. “Les despertamos, les ayudamos a coger algo de ropa para cubrirse y les dijimos que tenían que salir fuera rápidamente –continúa Moreta-, pero nos dijeron que también estaban sus hijas en la vivienda, así que volvimos a entrar a buscarlas, y las encontramos también dormidas”.
Cuando llegaron los efectivos de Bomberos Madrid les explicaron que el origen del incendio fue una sartén que se habían dejado al fuego y que había provocado el intenso humo en la vivienda. SAMUR-Protección Civil se encargó de atender a madre e hija por una intoxicación de humo.
Cuando se les pregunta si no pasaron miedo, ambos agentes municipales lo tienen claro: “Claro que se te pasa por la cabeza que puede ser peligroso –refiere Daniel Moreta- pero los vecinos tenían muy claro que había gente dentro, además había luz en la vivienda, y no sabes si esas personas están conscientes o inconscientes, no sabes el alcance del incendio, solo sabes que no puedes esperar a los bomberos, y es casi instintivo entrar a ayudar”.
Jose Antonio Galisteo comenta que estuvo de baja porque, además de usar la palanca, empujaron con sus cuerpos la puerta para derribarla. “Me lesioné el hombro y estuve un tiempo sin poder trabajar y, a fecha de hoy, aún sigo con rehabilitación porque no me he recuperado del todo”. De todas formas, tiene claro que volvería a actuar de la misma manera. “Imagino que la adrenalina del momento te lleva a comportarte así, sin pensar mucho en el riesgo. En mi caso además es muy vocacional. Quería ser policía desde que tenía ocho años. Entré muy joven en el Cuerpo y llevo casi 30 años de servicio, y ya estaba pensando que no me iba a llegar nunca esto –bromea- así que estoy tremendamente orgulloso de esta condecoración”.
Explosión en Puente de Vallecas
También es el primer reconocimiento para Juan Carlos Sánchez, un agente condecorado por una intervención en el distrito de Puente de Vallecas en enero de 2019.
Juan Carlos Sánchez, condecorado con la Medalla al Mérito Profesional
“Estábamos patrullando y escuchamos una explosión muy fuerte. Al cabo de unos segundos entró por la emisora el aviso de una explosión de gas en un edificio y llegamos enseguida –cuenta-. Tuvimos que subir por las escaleras y en la planta décima había una persona con discapacidad, en silla de ruedas. No podíamos evacuarla así que le dijimos que se quedara en la vivienda a la espera de los bomberos”.
Sánchez relata el panorama desolador que encontró a medida que iba ascendiendo pisos. “A partir de la planta décima vimos los grandes desperfectos, ventanas reventadas, estructuras resquebrajadas que suponían un grave peligro. Lo peor fue cuando encontré a una señora mayor prácticamente sepultada por los escombros y a punto de caer al vacío porque una pared prácticamente había volado con la explosión, y además el olor a gas cada vez era más insoportable. Cuando estaba retirando los escombros llegaron los compañeros de bomberos y se hicieron cargo, ellos iban perfectamente equipados de vestuario y con botellas de respiración y me dijeron que me fuera porque para mí suponía mucho peligro”.
Sánchez reconoce que ha sido la intervención más complicada en la que ha participado en sus 19 años de servicio. “Con el subidón de adrenalina no te paras mucho a pensar en los riesgos. Luego vi la magnitud de la explosión, porque parte del edificio se había desprendido y había muchísimos escombros en la acera y aparatos de aire acondicionado, pero afortunadamente no pasaba nadie por la acera en ese momento. Fue una suerte porque sinceramente fue una explosión con la que, en otras circunstancias, estaríamos hablando de varias personas muertas”.
Los tres agentes, satisfechos de haber recibido este galardón por un trabajo que realizan día a día, asumen con naturalidad los riesgos de su trabajo. “Sabes que es una profesión con vocación de servicio público en la que tienes que asumir riesgos a diario. Pero es que eso es ser policía”.