Madrid da un paso adelante y los madrileños ya podemos recuperar parte de nuestras costumbres con el ojo siempre puesto en el cumplimiento de las normas de desconfinamiento y sin olvidar nuestra esencia y manera de vivir. La vida en la calle, las charlas con los amigos y el terraceo vuelven con la apertura de los bares y restaurantes de la capital.
El Ayuntamiento ya ha establecido medidas para la reapertura de terrazas flexibilizando la normativa vigente y armonizando los intereses de los hosteleros, comerciantes y vecinos.
Un total de 5.323 terrazas ya pueden abrir al 50 % de su ocupación con la opción de ampliar sus superficies, siempre que no interfieran en el paso de peatones y respeten la normativa de accesibilidad universal. Puedes consultar aquí los detalles de los criterios fijados por la Comisión de Terrazas municipal que serán de obligado cumplimiento y de carácter temporal, por lo que su vigencia y la de las autorizaciones otorgadas a su amparo tendrán validez hasta el 31 de diciembre de 2020.
Cerveza, vermut, refresco, un vaso de agua, tú eliges. Pero siempre con el placer de disfrutar al aire libre de alguno de los rincones de Madrid. Solo con un libro entre las manos, con la familia o los amigos. Picando algo o deleitándonos a mesa completa de las exquisiteces que nos ofrece nuestra cocina. Las terrazas vuelven a Madrid pero no siempre existieron. ¿Sabes cuándo surgieron las primeras en nuestra ciudad?
El origen de las terrazas en Madrid
Fue en el siglo XIX, en concreto en la década de 1870 cuando comenzaron a aparecer en la capital las primeras terrazas. El pasaje de Matheu, en el entorno de la calle Espoz y Mina y la calle Victoria, vio nacer esta costumbre de instalar mesas fuera de los establecimientos.
El Café de París y el Café de Francia fueron los primeros locales que sacaron sus mesas permitiendo que los madrileños pudiesen degustar consumiciones al aire libre. A imagen de su país de origen, los propietarios de estos dos establecimientos importaron esta costumbre francesa para sus compatriotas, si bien no estaba muy bien vista por los madrileños que afirmaban burlonamente que los locales eran tan pequeños que necesitaban sacar parte fuera.
Pero lo que empezó por ser algo minoritario, pronto comenzó a extenderse. Los dos cafés desaparecieron, no así la costumbre del terraceo que ha llegado a nuestros días. Hoy sería impensable un Madrid sin ellas y solo un hecho extraordinario como la pandemia que estamos viviendo ha obligado a su cierre.
Ahora vuelven las terrazas, su ambiente festivo, las risas del aperitivo, la conversación con los amigos… Ya puedes disfrutar de nuevo, pero hazlo siempre con responsabilidad y cumpliendo las normas, ahora más que nunca.