En el mundo rural se ha compostado desde tiempos inmemoriales siguiendo la vieja receta de la abuela, cuando se separaban los restos orgánicos para conseguir abono que se utilizaba en el campo. Ahora, se ha vuelto a aplicar la tecnología biológica para que las mondas de las naranjas o la piel de las patatas que se depositan en el cubo marrón vuelvan a ser materia prima útil.
‘Madrid Agrocomposta’ es un proyecto municipal del departamento de Educación Ambiental que está impulsando la correcta separación de la materia orgánica para obtener un compost de calidad y su utilización como abono en huertos agroecológicos de Madrid.
Madrid Agrocomposta (Imágenes de archivo)
Una de las herramientas más utilizadas para educar en colegios y asociaciaciones es la realización de vídeos divulgativos. Y este trabajo se ha visto recompensado con el galardón concedido por “Composta en Red” en el marco del IX Seminario sobre Compostaje Doméstico y Comunitario celebrado en Valladolid.
‘Composta en Red’ es la asociación de entidades locales que apuestan por el agrocompostaje y el premio se ha concedido en la categoría didáctico-informativa. Alfredo Morilla, uno de los técnicos que han partipado en el vídeo galardonado comentó que “los hábitos antiguos los estamos recuperando mediante nuevas técnicas. El bioresiduo que nos llega se mezcla con materia vegetal (hongos, bacterias o actinomicetos) y tras un proceso de varias fases que incluyen un calentamiento de 70 grados se descompone la materia orgánica que crea una estructura seis u 12 meses y el restulado es el compost”.
Implicación de colegios, empresas y mercados
‘Madrid Agrocomposta’ se inspira en el modelo de gestión de residuos orgánicos que se realiza en Austria, Bélgica y Holanda. Está basado en una red de recogida de los residuos orgánicos generados en colegios, mercados, empresas y otros nodos colaboradores para transformar esa materia orgánica en un compost ecológico de calidad, con el menor porcentaje posible de impropios, es decir, los elementos que hay que retirar antes del compostaje, como las etiquetas en peladuras de fruta, plásticos, aluminio o papel.
Ha recogido de media en dos años de actividad más de 19 toneladas de residuo orgánico al mes, provenientes de los 22 nodos colaboradores: mercados, colegios o comedores de empresas, entre otros. 8 centros escolares, 3 mercados municipales, varios comedores de empresas, un huerto urbano y un área de compostaje comunitario, entre otros agentes. Desde los puntos de recogida la materia orgánica se transporta hasta las huertas agrocompostadoras periurbanas –en Rivas Vaciamadrid, Paracuellos del Jarama, etc.- donde el residuo se composta para su posterior uso en explotaciones agrícolas.
El agrocompostaje de este proyecto, el compostaje comunitario, el compostaje en huertos urbanos comunitarios o en la red de huertos escolares sostenibles, junto con la campaña de recogida selectiva Acierta con la orgánica, son una apuesta clara por la reducción de residuos y el fomento de la economía circular en la ciudad de Madrid, acorde con la normativa europea que determina como objetivo reducir a un mínimo del 50 % el volumen de residuos de procedencia doméstica y comercial, incluida la fracción orgánica, en 2020.