El lago de la Casa de Campo es un punto de atracción para la fauna, en especial para las aves como anátidas, cormoranes, gaviotas y aviones comunes, entre otras especies. Las aves acuáticas han encontrado en estos “nenúfares artificiales” un sitio perfecto para usar como posadero y para la cría.

De hecho las ánades reales las utilizan. Se han registrado un mayor número de polluelos con una sola puesta de huevos y se han observado en el entorno especies poco frecuentes o inexistentes en la Casa de Campo como el tarro canelo, o hasta ahora no presentes, como el zampullín chico y la focha común, todas ellas en torno a las islas de vegetación. Incluso, por primera vez se escuchan desde la orilla del lago a adultos de rana común croando desde las islas.

 

 

Las planchas semirrígidas van lastradas al fondo con un contrapeso para anclarlas en el sitio definido. Cuando se colocaron antes de primavera eran solo varios módulos de 2 x 1 m de paneles de polietileno reciclado de  baja  densidad,  imputrescible,  resistente  a  los  rayos  UV  y  al  hielo. Con la llegada del buen tiempo, han crecido las esperadas plantas acuáticas como el lirio amarillo, el junco lacustre o la ulmaria. En total se han instalado seis islas: dos de 8 metros cuadrados y cuatro de 12.  

Las  islas  flotantes  vegetadas  utilizan  el  principio  del cultivo  en  hidroponía. Es decir, plantas acuáticas  instaladas  en  la  estructura  flotante  que desarrollan su  raíz  en  el  agua. Cuentan con los nutrientes necesarios para su desarrollo y contribuyen así al proceso de depuración del agua. El desarrollo de la vida microbiana en la rizosfera, la parte del suelo inmediata a las raíces vivas y refugio de peces, anfibios e invertebrados, completa el proceso.