El Centro Cultural Conde Duque recibe el solsticio de verano, el 22 de junio, con un espectáculo en el que se dan la mano diversas disciplinas artísticas. La danza es el eje de ‘Barro’, del bailarín y coreógrafo Sharon Fridman. Una obra, realizada bajo encargo de este centro, que dialoga también con la pintura, la música y el videoarte.

La fuente de inspiración son pinturas de distintos creadores de la década de los 80 exhibidas en el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid que rompieron con los estándares del arte, conformando los movimientos de la contracultura. En este sentido, el espectáculo se concibe también como un homenaje a los procesos creativos en los que el creador compromete todo su ser, se mete en el “barro”.

Sharon Fridman (Hadera, Israel, 1980), miembro del colectivo Coreógrafos en Comunidad, residente en Conde Duque, fue Premio Max al Mejor Espectáculo de Danza por Free fall (Caída libre) en 2015.

Se formó como bailarín en la prestigiosa compañía Ido Tadmor Dance Company, la Kibbutz Contemporary Dance Company, la compañía de danza Vertigo y diversos proyectos para el efervescente Suzanne Dellal Center, reputado centro para la creación dancística en Israel.

Su labor como coreógrafo pasa por grupos y formaciones como Phrasal o Mayumana, hasta formar su propia compañía. Su labor ha sido reconocida con otros importantes premios, como los cosechados en el Certamen Coreográfico de Madrid o el Certamen Coreográfico de Hannover.

Veinte artistas

En ‘Barro” colaboran 20 artistas que participan en la composición de los paisajes escénicos.

La selección final de pinturas que inspiran el espectáculo ha corrido a cargo de los miembros de la compañía de danza.

Estos son los artistas elegidos y las razones de su presencia:

Carlos Franco, “por su poesía, por su abstracción, por lo que hay dentro”, Juan Antonio Aguirre, “por la aceptación a perder la forma inicial para encontrar lo que se esconde, lo que hay detrás”; Luis Gordillo “por el personaje que fue, por su impulso, por su estímulo inspirador”; Miguel Ángel Campano, “porque eligió un camino fiel a la búsqueda, buscó en él cada vez más hasta perder cualquier referencia”; Eva Lootz, por “su naturalidad y la necesidad de expresar las formas como son, la textura como concepto”, y Enrique Quejido, “porque nos lleva al cuerpo, a las venas, al movimiento interior”.

Datos prácticos

Fecha: 22 de junio

Hora: 22.30 y 23.30 horas

Precio localidades: 3 a 5 euros

Venta de entradas: http://bit.ly/2rcRUXq