Mujeres gitanas que asesoran a mujeres gitanas. Mujeres que enseñan a otras hábitos de vida saludable, normas de prevención frente a la enfermedad, medidas para vivir y convivir mejor en la familia, en el barrio, en todo el entorno. Esas son las grandes líneas del programa “Mujer gitana y Salud” que lleva a cabo la Red Artemisa en centros de Madrid Salud de ocho distritos.
“Necesitábamos este programa porque los datos eran muy preocupantes. Las mujeres gitanas sufren una triple discriminación: como mujeres, como gitanas y por su escasa formación, y eso afecta a su salud”, explicaba una de las mediadoras, Ani Carmona, en el programa Mientras Duermes de la Emisora Escuela M21.
Los datos que se pusieron sobre la mesa eran muy negativos para las mujeres gitanas: menor esperanza de vida que el resto de la sociedad, mayor incidencia de enfermedades contagiosas, especialmente Hepatitis B y VIH, uso indebido y abusivo de medicamentos, tomados muchos sin prescripción ni pautas del médico, alimentación deficitaria y sobrepeso en la infancia, mayor número de accidentes, etc. “Las niñas, además, no tienen contemplada la adolescencia y los cuidados que requiere. Las niñas en vez de salir a jugar o hacer ejercicio o estudiar, tienen obligaciones domésticas y asumen roles que no les corresponden”.
La Red Artemisa surgió en 2006 a partir de una iniciativa de la Mesa por la Igualdad del Ayuntamiento de Madrid, con el objetivo de realizar un trabajo intersectorial en educación, sanidad, convivencia vecinal, promoción de género y empleo. El primer paso fue la formación de mediadoras que pudieran ejercer un liderazgo en su comunidad en todas esas facetas de la vida de las mujeres gitanas.
En sus casi once años de andadura, la Red Artemisa ha incrementado sus acciones y sus escenarios y en la actualidad cuenta con representación y colaboración de una decena de asociaciones de mujeres gitanas de la ciudad: Barró, El Fanal, Centro de animación Sociocultural de Madrid (CASM), Fundación Secretariado Gitano, Alboreá, Romí Sersení, Mujeres Opañel, Instituto de Cultura Gitana, Anaquerando y Kamira.
El convenio de la Red Artemisa con Madrid Salud garantiza la atención a las mujeres, que acuden a los CMS (Centros de Madrid Salud) acompañadas por las mediadoras. En una primera etapa, (2006 – 2010) se desarrollaba el programa en los centros de Villa de Vallecas, Villaverde, Usera y Centro, centrándose en la atención y la educación para Salud Sexual y Salud Reproductiva.
En la segunda etapa, (2010-2014), se incorporaron los CMS de Vicálvaro, Villaverde, Carabanchel y San Blas y se introdujeron actividades de prevención y promoción Salud, en línea con los programas del organismo municipal (hoy día encuadrados en “Barrios Saludables”).
En la tercera etapa, a partir de 2014, se han formado grupos de trabajo interdisciplinar de mediadoras y profesionales de varios CMS, se ha elaborado la Guía de actuación de profesionales de la Salud con población gitana, se ha iniciado un Grupo de trabajo sobre la sexualidad de jóvenes de cultura gitana y se ha realizado un estudio sobre Prevalencia de métodos anticonceptivos y enfoque la salud sexual y reproductiva en mujeres gitanas usuarias de Centros M. Este estudio ha permitido constatar la alta prevalencia de uso de métodos anticonceptivos modernos en estas mujeres. Las acciones comunitarias con esta población se coordinan con el Área de Equidad, Derechos Sociales y Empleo del Ayuntamiento de Madrid.
En la actualidad, por sus características de mayor vulnerabilidad, se interviene con programas específicos con la población gitana que reside en Cañada Real y el asentamiento El Gallinero.
En estos 10 años se han realizado 2.300 intervenciones con la presencia de mediadoras sociales y culturales. En 2016 se han realizado 330 intervenciones que están contribuyendo a que las mujeres gitanas adquieran herramientas que las empoderan a la hora de tomar decisiones en lo que se refiere a su salud.
”Las mediadoras estamos para crear espacios donde las mujeres se expresan, hablan de sus demandas y sus inquietudes en temas de salud, todo con mucha confianza y libertad”, relata la mediadora social Ani Carmona. “Este trabajo nos permite saber qué necesitan y cuando acudimos a los CMS para hacer, por ejemplo, una prueba sanitaria llevamos ya una una información que de otra manera no tendrían los profesionales que las van a tratar. Las mujeres se sienten cómodas, se lo cuentan a otras mujeres y hay un efecto multiplicador. No sólo en cuanto a revisiones ginecológicas sino también en temas de alimentación, de hábitos saludables”.
Como retos para el futuro desde el programa se han propuesto una serie de acciones como son mejorar la situación laboral de las mediadoras, mejorar el registro de datos y actividades, incorporar trabajo tanto grupal como individual con hombres y continuar con la formación de profesionales de los CMS.