Su nombre era Eliana y murió el viernes de la semana pasada, cuando caía la noche, asesinada por un marido del que se había separado después de un largo historial de malos tratos. Antes de Eliana, fueron víctimas de la violencia machista Raquel, María Teresa, Blanca, Toñi, Erika, Gloria, Matilde y muchas más. Todas tienen nombre, amigas, familia, entorno. Todas tenían una vida. La lista de mujeres asesinadas en España en 2017 ya ha superado la treintena y estamos a mayo. Eso según las cifras oficiales. El número que sufre maltrato es muchísimo mayor.

“Esa cifra se tiene que reducir a cero”, afirmaba Marta Fernández Ulloa, Oficial Jefe de la Unidad de Apoyo y Protección a la Mujer, Menor y Mayor de Policía Municipal de Madrid, en una entrevista en el programa Mientras Duermes, emitido en Radio Escuela M21.

“Trabajamos para reforzar la situación de la mujer que sufre agresión y crear un entorno que la proteja, no solamente a nivel policial sino también institucional y con el apoyo de su comunidad”, explicaba Fernández Ulloa.

Las funciones de los agentes que componen la Unidad, que adoptó el nombre actual en 2016, empiezan en el momento en que salta la alarma: alguien ha llamado al 112 para avisar de que se está produciendo una agresión. Puede haber sido la víctima pero también puede haber sido una vecina que ha escuchado gritos en el piso de arriba o que ha presenciado el ataque en un lugar público. Una patrulla de Policía Municipal se dirige al lugar de los hechos. Contacta con la mujer agredida y adopta las medidas de protección que requiere su caso. A partir de este momento, con complicidad, se inicia un seguimiento del caso en el que se involucrarán todos los recursos institucionales que atienden a víctimas de violencias machistas, coordinando toda actuación con Policía Nacional para optimizar esos recursos.

“Primero tenemos que conocer a la mujer. Le hacemos una entrevista para saber todos los aspectos de su vida cotidiana: si trabaja, si tiene hijos, cómo es su barrio, su casa, sus relaciones con las vecinas, su día a día y su entorno, porque es ahí donde tenemos que protegerla”, decía la oficial Jefe Fernández Ulloa. “De esa entrevista obtendremos datos suficientes para evaluar el riesgo en el que se encuentra”.

La situación de la mujer se califica dentro de cinco posibles niveles: riesgo no apreciado, riesgo bajo, medio, alto y extremo. Cada uno de estos niveles conlleva unas medidas policiales determinadas, establecidas por protocolo, cuya finalidad es evitar que se produzca una nueva agresión.

En caso de riesgo extremo, Policía Municipal establece una protección de 24 horas, realizada por agentes de paisano para evitar la victimización secundaria y atenerse a la voluntad o circunstancias de la mujer protegida. Porque ocurre que alguna mujer se niega a que sus vecinos o familiares sepan cuál es su situación.

“Para nosotros es fundamental que las personas con las que convive, con las que trabaja, sepan que ella está protegida para que cualquiera dé la voz de alarma si aparece el agresor. Pero si la mujer se niega a que su entorno lo sepa, nosotros hemos de respetar su voluntad”, cuenta Marta Fernández Ulloa.

La dependencia económica del agresor, el miedo, el sentimiento de culpa que le ha inculcado el hombre, la vergüenza y, sobre todo y muy a menudo complementando, la dependencia emocional, propia de nuestra cultura, determinan a veces el comportamiento de la mujer a la que la Policía Municipal brinda protección. “El miedo se puede combatir. Lo peor es el enganche sentimental, que se crean que su agresor realmente las quiere, que está arrepentido”.

La implicación de la ciudadanía, en general, es imprescindible para lograr el objetivo cero agresiones que se plantea la Unidad de Apoyo y Protección a la Mujer. La mujer que sufre malos tratos, la víctima, necesita el apoyo, la connivencia e, incluso, las demostraciones de solidaridad de su entorno para superar su situación.

“Hay mayor sensibilidad respecto al tema. Cada vez hay más que gente que llama al 112 para avisar de un caso de malos tratos. Si la víctima se niega a darnos datos, nosotros tratamos de conseguirlos en su entorno. Y si se niega a denunciar y hemos comprobado que ha habido una agresión, la Policía denuncia y se pone en marcha la maquinaria judicial”.

Policía Municipal atiende un teléfono que está funcionando las 24 horas del día. Cualquier persona que viva en la ciudad de Madrid puede recurrir a él en caso de violencia machista: 900 222 100.

Madrid necesita feminismos, es una obviedad. Una obviedad más que necesaria.