Fotos: Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno

 

Aficionada a la ciencia y a la naturaleza, madrileña de adopción y  garante del legado para las futuras generaciones, Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno heredó de su padre la Finca Torre Arias y antes de morir constituyó una fundación que conservara el patrimonio familiar y lo hiciera rendir en beneficio de la sociedad. Y así ha sido. La Quinta puede ser disfrutada por los madrileños y madrileñas gracias a su empeño, a la lucha vecinal y a la generosidad de una donostiarra que siempre se consideró muy madrileña.

Cinco años después de su muerte, la finca vuelve a estar amparada ahora por otro nombre de mujer. La Fundación Annie Johansen contribuirá a la rehabilitación del palacete, como ya ha hecho en otros enclaves de Madrid, como con el  proyecto para la rehabilitación energética de un edificio de viviendas en el Poblado Dirigido de Orcasitas, y dos proyectos de mejora de la accesibilidad y supresión de barreras arquitectónicas, en dos inmuebles de Manoteras y la Colonia Experimental de Villaverde.

Dos nombres de mujer que miraron a Madrid

Tatiana Pérez de Guzmán nació en San Sebastián el 26 de octubre de 1923 pero siempre residió en la capital, en la calle General Martínez Campos. En 1949 se casó con el físico Julio Peláez Avendaño. La boda se celebró en la finca, que cuatro años después, en 1953, se convertiría en su residencia; ahora bien, no en el palacio sino en chalet de una sola planta de no más de 150 metros cuadrados.

Su matrimonio con Peláez Avendaño, quien le inculcó el amor a la ciencia y a la investigación, duró casi medio siglo, medio siglo en el que la explotación agrícola de la Quinta fue una de las prioridades de los dueños. El cultivo de patatas y otros productos agrícolas pervivió junto con la explotación del ganado existente (vacas, ovejas y aves de corral) y la residencia del matrimonio, lo que contribuyó a evitar que la Quinta desapareciera como tal, como pasó con la mayoría de propiedades similares en Madrid, y se haya conservado esta finca verde en el centro de Madrid, manteniendo su configuración histórica.

Una configuración avalada en los medios de la época. El abuelo de Tatiana era aficionado a la agricultura combinándola con usos de recreo y deportivos y las 14 hectáreas fueron incorporando adelantos agrícolas y otros síntomas de progreso. Los diarios de la época compararon la quinta con construcciones similares en Inglaterra por su vaquería, cría de perros y las pistas de lawn tennis.

Fue en 1985, cuando Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno, en el contexto del Plan General de Ordenación Urbana de 1985, realizó la “cesión gratuita” de la propiedad de la Quinta mediante un convenio urbanístico con el Ayuntamiento de Madrid, “en razón de la riqueza paisajística, el interés de la flora y los valores históricos, artísticos, arquitectónicos y tradicionales” que ésta posee, manteniendo el usufructo mientras viviera y con la condición expresa de que se destinara para el disfrute de todos los madrileños.

La  VIII Condesa de Torre Arias con Grandeza de España, XI Marquesa de Santa Marta y Marquesa de la Torre de Esteban Hambrán fallecía en octubre de 2012. La  Fundación que heredó su patrimonio tiene como fines el estudio y cuidado de la naturaleza, el fomento de la investigación científica, la formación de los jóvenes y la conservación del propio patrimonio histórico-artístico.

Actualmente, la Fundación financia con becas predoctorales a 40 jóvenes investigadores españoles del ámbito de la neurociencia y el medio ambiente. También financia 16 equipos de investigación científico-médica en el campo del cerebro, el sistema nervioso y el cáncer. Por otra parte ha creado la primera Cátedra de Ética Ambiental en la Universidad de Alcalá y mantiene un Programa de Desarrollo Rural en la Sierra de Ávila, así como programas de formación para el empleo rural juvenil en Córdoba.

Por su parte la Fundación Annie Johansen ha participado en la iniciativa Madrid RENOVE Fuencarral con la que  la agrupación Pobladores Fuencarral ha desarrollado una iniciativa ciudadana de los vecinos del poblado, para mejorar la calidad urbana y de vida del barrio.