Poco después de que los chavales de las ‘crew’ de dembow y twerking de San Cristóbal, Dog Nigga Sisters y Dog Nigga Brothers, y sus colegas de Fuenlabrada los Criminalz Crew, salieran a escena a ejecutar sus movimientos imposibles, mezcla entre breakdance y meneo latino, se enredaban en una acalorada conversación con Kris, el líder de la agrupación de percusión africana Heritage Vibes, que había acudido en representación de la asociación de Villaverde Alto Acudeva. Hablaron de música, de baile, de percusión, de raíces africanas.
Lo mismo ocurrió entre Kris y el colectivo de raperos de Villaverde Bajo Pow Prod Records, que busca iniciar una colaboración creativa con el dúo de músicos nigerianos que ensayan en el distrito. Tres colectivos que, a pesar de convivir en el mismo entorno, vivían de espaldas hasta el pasado sábado 24 de septiembre, cuando en el encuentro musical organizado por Chico-Trópico en el Parque del Cruce se conocieron y se reconocieron, y emprendieron una vinculación que podría traer nuevos frutos.
Se consiguió así uno de los objetivos del proyecto Picó en el Barrio, que lanzó el colectivo Chico-Trópico, gracias al apoyo del programa municipal Madrid Activa y de la Junta del Distrito de Villaverde: rastrear propuestas creativas de las diferentes comunidades del distrito, y favorecer la convivencia entre propuestas que no tienen contacto previo. Se trataba de hacer confluir colectivos relacionados con la cultura que viven de espaldas. Y, de paso, convertir a un barrio periférico en el centro de una propuesta cultural que unifica el trabajo vecinal con las propuestas de vanguardia.
Unas 200 personas se reunieron a lo largo del día, alrededor de un gigantesco sistema de sonido, el picó, un estridente altavoz pintado a mano por el colectivo artístico Supermanazas, que tiene su origen en las sudorosas calles de Barranquilla y Cartagena, en el Caribe colombiano y que Chico-Trópico utiliza para llevar la música al espacio público bajo la convicción de que el baile y las expresiones musicales generan vínculos entre las personas de todas las generaciones y procedencias.
La mezcla generacional y de procedencias fue una constante durante el encuentro, que arrancó a las 17 de la tarde y se prolongó hasta las 21.30. Bajo las telas de colores que servían para dar sombra y color a la tarde bailaron niños de 1, 2, 3, 4, 5, 6 años… junto a adolescentes y abuelos músicas venidas de África y de Latinoamérica. Sonó cumbia, reguetón, dembow, cantos tradicionales de Argentina, a cargo del Dúo Lazarte Navarro del barrio, y de Nigeria, por parte de Heritage Vibes. A los músicos y colectivos del barrio entre los que estaba el dj del distrito Urban Shuffer, se unieron el reguetón feminista de Ms Nina, que vino desde Málaga, o el perreo de uno de los djs más reputados de la nueva escena tropical en España, Bigote, del colectivo Caballito de Granada. El micrófono permaneció abierto, y muchos fueron los jóvenes que se acercaron a improvisar líneas de rap que manifestaban su visión de lo que les rodea.
El encuentro también contó con la exposición de la peculiar obra del artista ecuatoriano Wilmer Morales, que estuvo pintando en directo con su estilo ‘naif’ una reinterpretación de la fiesta callejera que estaba aconteciendo. El cuadro será adquirido y usado por Chico-Trópico para ilustrar futuros eventos con el Picó.
Más allá del encuentro del sábado, las actividades de Picó en el barrio han continuado en el Centro Cultural Santa Petronila, donde se impartieron talleres para hacer música con elementos del entorno: desde un móvil a objetos cotidianos. Los resultados de los talleres serán expuestos en el Huerto del Cruce, situado en el mismo Parque del Cruce, y de gestión vecinal, durante la jornada que prepara este huerto urbano para dar la bienvenida al otoño el próximo 8 de octubre. De tal manera continúa el trabajo con colectivos vecinales del distrito más allá del programa oficial, y se generan sinergias e intercambios con los agentes socioculturales del barrio que han sido vitales para la consecución del proyecto, como el Huerto del Cruce o el Servicio de Convivencia Intercultural en Barrios, a cargo de la Asociación La Rueca.
Fotos: Lobolopezz