Aunque en general los animales tienen más resistencia que los humanos a las inclemencias del tiempo, en el caso de las mascotas pueden incluso ser más sensibles que las personas a las altas temperaturas, por lo que están más expuestas a sufrir golpes de calor. Es un problema “mucho más frecuente de lo que se cree”, advierte Olga Gracia, veterinaria del Centro de Protección Animal (CPA) del Ayuntamiento de Madrid. Con ella hemos hablado acerca de las precauciones que debemos tomar para que nuestros animales de compañía, que apenas tienen glándulas sudoríparas, disfruten sin riesgos del verano, unos cuidados que hay que extremar si son cachorros o muy mayores, tienen sobrepeso, padecen patologías cardíacas o son de las denominadas razas ‘chatas’, ya que éstas respiran con mayor dificultad.
Nunca me dejes solo en el coche. Es fundamental que el lugar donde permanezca el animal esté aireado y a la sombra, y mejor que no esté atado, ya que si sufriera un golpe de calor no le permitiría buscar por sí mismo la manera de refrescarse. Jamás, en ningún caso, hay que dejarlo encerrado dentro del coche, ni con aire acondicionado.
Ponme hielo en los bebedores. Los animales necesitan hidratación continua cuando hace calor. “Es bueno darles agua potable fresca, e incluso se le puede poner un poquito de hielo en los bebedores”, aconseja la veterinaria municipal. “Hay bebedores adaptados para los gatos, que permiten que el agua caiga a modo de goteo. Les encanta”.
A pasear, con la fresquita. El asfalto acumula mucho calor y puede dañar las patas de los perros. Es conveniente sacarlos por la mañana, cuando todavía hace fresco, y al anochecer. No es aconsejable que hagan ejercicio después de comer.
A salvo de quemaduras solares. Las zonas sin pelaje pueden verse afectadas por pequeñas quemaduras solares. Especial atención a las mascotas con la piel blanca en las orejas.
¡Qué picor! En verano, debemos proteger a nuestras mascotas de la infestación de pulgas y ácaros, muy frecuentes en esta época, y de las garrapatas que acechan en los matorrales. Después del paseo conviene revisar axilas y orejas.
¡Al agua patos¡ Es básico dar a los perros un buen baño después del paseo, por higiene y porque para ellos es un auténtico placer.
Menú veraniego. Con los cambios de horario, de rutina y, a veces de entorno, las afecciones intestinales aparecen con mayor facilidad. Una dieta controlada y planificar las comidas es la mejor forma de prevenirlas.
De viaje. Si nos llevamos a nuestra mascota de vacaciones, la normativa establece que o bien hay que colocarlos en la zona posterior del vehículo, separado por una red o estructura, o bien en un transportín que le permita moverse, levantarse y girarse. Otra opción es que viaje en el asiento de atrás atado con un cinturón de seguridad que se vende específicamente para ello. En la maleta se debe incluir protector frente a parásitos externos, crema protectora para heridas, gasas y yodo. Y antes y después de las vacaciones, es aconsejable desparasitar internamente.
‘Snif’, vuelve pronto. Si no podemos llevarnos a nuestra mascota, hay residencias muy bien equipadas. Si la estancia va a ser larga, es buena idea llevarla algún fin de semana para que se familiarice con su nuevo hogar.
¡Socorro! Si un perro sufre un golpe de calor, primero, intentará controlarlo con el jadeo; después, se postrará, comenzará a temblar y su temperatura alcanzará los 42; tendrá taquicardia y su salivación será muy espesa; los ojos, hundidos y con la mucosa violácea, y finalmente dejará de moverse. Llegados a este punto, el animal morirá en pocas horas por insuficiencia renal y hepática. En el caso de los gatos, el golpe de calor es mucho más grave, ya que una vez que lo sufre puede morir en menos de 15 minutos. Si llega el caso, lo mejor es tenderlo en un suelo fresco para bajar la temperatura de su cuerpo, que es el sistema con el que ellos mismos se protegen, y siempre acudir de inmediato a un servicio veterinario urgente.
¡Feliz verano, mascotas!