La gasolinera de Atocha, una de las últimas del centro de Madrid, es historia desde el día 2 de junio. Han sido 50 años de concesión no exenta de polémica ya que en su momento este surtidor se negó a formar parte del plan estratégico de 2004 con el que el Ayuntamiento de Madrid quería sacar estas estaciones del centro de nuestra ciudad. Se trataba de evitar el peligro que suponían al estar ubicadas junto a zonas densamente pobladas, y al mismo tiempo era una oportunidad para embellecer la ciudad y mejorar la movilidad de los peatones.

Este plan municipal se concretó el día 17 de junio de 2005 en un convenio del Consistorio con Repsol y Cepsa para el desmontaje de 12 gasolineras del centro de Madrid, por el que a cambio estas recibían terrenos en nuevos desarrollos urbanos situados en zonas más periféricas de la ciudad.

Este acuerdo permitió que Repsol abandonara sus estaciones de suministro situadas en las calles de San Pol de Mar,1; Alfonso Xlll, 114; Cronos, 14; Maestro Guerrero, 10; plaza de Santa Bárbara, 1; y Glorieta de Pirámides, 2. A cambio se permitió a esta compañía la construcción de una gasolinera en un solar de la Plaza de José María Soler.

Cepsa por su parte recibió un solar en la glorieta de Yucatán a cambio de renunciar a sus gasolineras en Plaza de Isabel ll; y en las calles de Melchor Fernández Almagro,48; estrecho de Corea, 34; plaza de Cánovas del Castillo; paseo Virgen del Puerto,1 y Goya, 125.

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Desde el día 2 de junio ha cesado la actividad de esta veterana estación de servicio ubicada junto a la estación de Atocha de Madrid

La estación rebelde

La historia de este surtidor ubicado en el Paseo de Infanta Isabel junto a la estación Atocha, no dio un giro de 180 grados hasta el día 10 de noviembre de 2015 cuando Nacho Murgui, concejal presidente del Distrito de Retiro presentó en la Junta Municipal una propuesta para no renovar la concesión de esta gasolinera que finalizaba el día 2 de junio de 2016 y que finalmente fue aprobada por unanimidad.

Tras la paralización de la actividad, los 2.200 metros cuadrados de la gasolinera serán desmantelados, abriéndose un proceso participativo en el que los vecinos de Retiro tendrán en su mano decidir cuál será el uso futuro de este emblemático espacio situado en un punto estratégico de la ciudad, lugar de entrada para muchas personas.

El proceso no será sencillo ya que el desmontaje podrá durar entre 12 y 24 meses dependiendo del resultado del informe de posible contaminación del suelo. Después comenzará el desarrollo del proyecto para la creación de una zona verde y para la creación en esta misma parcela de un espacio cultural a disposición de los vecinos de la zona.