Hoy es un día para la visibilización y reconocimiento de nuestra profesión, el Trabajo Social, de su compromiso, y aportación a la lucha y garantía de los derechos sociales de la ciudadanía bajo el lema “promover la dignidad y el valor de las personas”.
El Trabajo Social tiene sus orígenes en la propia historia de la humanidad. Allí donde el sufrimiento emerge. Es a partir de la Constitución Española y de la configuración de los servicios sociales cuando se empieza a esbozar el ámbito de actuación de nuestra profesión, inmersa en la atención de las necesidades sociales del ser humano. Desde los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid los y las profesionales del Trabajo Social nos sumergimos en la dinámica local de la ciudad, el barrio, desde la proximidad, allí donde se palpa la complejidad de las necesidades, donde se detectan las potencialidades de las personas y los grupos, donde se crean oportunidades de cambio para la mejora del bienestar de la comunidad.
Percibimos el latir del ser social, el bombeo de sus dificultades, pero también ahondamos en sus expectativas e ilusiones, y acompañamos en procesos de transformación y generación de nuevas sinergias vitales. Nos guía la justicia social, el reconocimiento de los derechos humanos, la promoción integral de la persona, el respeto a la diversidad, equidad y participación de la ciudadanía en su caminar hacia una realidad en la que poder crecer y desarrollarse en condiciones de igualdad. Desde diferentes dispositivos somos las y los profesionales de referencia en la relación de ayuda. Intervenimos en el entramado de las relaciones humanas, tenemos la capacidad de escuchar, empatizar, establecer un diálogo terapéutico con las personas que le dé un
sentido vital alternativo a sus circunstancias, una narrativa diferente de construcción de su identidad y realidad, aportando una visión sistémica de las relaciones humanas.
El Trabajo Social, como disciplina científica amparada por un método, pone la mirada más allá de la demanda expresada, siente el malestar latente, el escondido, el invisible… posee técnicas y métodos para visibilizar zonas de vulnerabilidad en la vida de personas, grupos y comunidades… Les acompañamos en sus procesos de transformación a través de la propia relación profesional y la movilización de recursos y oportunidades que puede ofrecerles la sociedad, a través de la conexión con otros profesionales, agentes sociales o prestaciones del sistema a su alcance.
En los últimos años se ha observado un incremento de la demanda de servicios sociales probablemente como consecuencia de la crisis económica. En este contexto se hace imprescindible el empoderamiento de la profesión para dar cumplimiento al rol transformador que la sociedad nos delega. Tenemos la capacidad de ser agentes resilientes de cambio y promover el fortalecimiento de la ciudadanía para su bienestar.
Nuestra génesis profesional e historia se manifiesta en la defensa del sistema público de bienestar social y de derechos de la ciudadanía. Un sistema universal, de calidad, orientado a la atención integral e interdisciplinar cuyo eje central son las personas. No hablo sólo del Sistema Público de Servicios Sociales, sino que nuestra aportación profesional es amplia y abarca infinidad de ámbitos: desde la educación, la sanidad, la justicia, la cooperación internacional, la iniciativa social, la cultura o el ámbito empresarial.
Somos versátiles y, por tanto, podemos enriquecer procesos de innovación social para dar una respuesta eficaz y creativa a las necesidades sociales que pueden surgir en la dinámica cambiante y ecléctica de una ciudad como Madrid.
Mary Ellen Richmond, una de nuestras pioneras, ya dijo hace más de un siglo que quienes trabajamos en este campo tenemos el “privilegio de descubrir y liberar lo mejor que existe en cada individuo, amar profundamente el dibujo infinitamente variado de la humanidad y esforzarse, con alma de artista, en desarrollar la profundidad y la riqueza de tonos que lo conforman”.