¿Se imaginan que una persona sufre una lipotimia en plena Cabalgata de Reyes? ¿O que alguien padece una parada cardiorrespiratoria en un concierto en La Pradera durante las fiestas de San Isidro? La gran afluencia de gente dificultaría sin duda el acceso a una ambulancia. Por eso, la ciudad de Madrid cuenta con un servicio muy especial: la Unidad Lince de SAMUR-Protección Civil, un equipo formado por personas voluntarias que se mueven en bicicleta. Ellas son los encargados de acudir a los lugares donde las ambulancias convencionales tienen difícil el acceso, ya que este vehículo les permite moverse con agilidad entre la multitud.
Son una especie de ambulancia de dos ruedas, porque en las dos alforjas de las bicicletas transportan, prácticamente, lo mismo que tendría una ambulancia básica: oxígeno, desfibrilador, collarines, material para curas… además de las luces y la sirena. En total, unos 20 kilos de peso.
“Yo siempre digo que no hay que ser un atleta para ser voluntario de la unidad, pero sí tener cierta forma física y, muy importante, habilidad para desplazarte con la bicicleta en cualquier tipo de espacio”, comenta Roberto Brea, voluntario de la unidad desde hace 13 años. “Yo participaba en tareas de voluntariado y había sido ciclista profesional, así que en esta unidad vi la forma perfecta de compaginar dos de mis pasiones”, cuenta este profesor.
Actualmente la Unidad Lince cuenta con 25 bicicletas y entre 40 y 50 voluntarios, con casi el mismo número de mujeres que hombres, que trabajan por parejas.
“Los lince”, como se les conoce, desarrollan su trabajo habitualmente en la Casa de Campo, en los jardines de El Retiro y por la zona de Madrid Río, pero también sirven de apoyo en grandes eventos, como el Orgullo, la Navidad, las fiestas de San Isidro, o las carreras populares que acoge la ciudad de Madrid.
“Atendemos cualquier tipo de emergencia sanitaria, a veces como unidad única, ya que gestionamos el incidente sin ser necesaria la presencia de una ambulancia convencional, o a veces actuamos como primer soporte hasta que llega una ambulancia más equipada que pueda trasladar al paciente al hospital”, explica Brea.
Formación sanitaria y prácticas con la bicicleta
Por eso todos los miembros de la unidad, entre los que hay personas del sector sanitario pero también profesores, actores, abogados o diseñadores, reciben una formación en materia de emergencias sanitarias similar a la de cualquier otro voluntario de SAMUR-PC, pero además una formación específica de 10 horas.
“Hay servicios que requieren cierta velocidad, como por ejemplo la cobertura de carreras populares, pero en la zona centro, con las calles estrechas y tanta afluencia de personal, es mucho más importante tener destreza. Por eso en la formación hacemos lo que se llama carrera de lentos, que es aprender a circular muy despacio, respetando al peatón y sin caerte de la bici”.
En 13 años, Roberto ha atendido emergencias de todo tipo. Intoxicaciones alimentarias, etílicas, desmayos, paradas cardiorrespiratorias… “Hay veces que la emergencia no tiene un final feliz, pero aun así llegar los primeros a una urgencia, y sentir que los amigos o familiares de esa persona atendida se sienten agradecidos y reconfortados al saber que alguien ha acudido tan rápidamente a prestarles ayudas, es muy satisfactorio”.