Seguro que muchos han empezado ya a tachar los días que faltan para Navidad. Por si los nervios, los compromisos sociales o las prisas no te dejan planificarte bien, hemos preparado el mejor resumen de planes que puedes disfrutar. Y, si Madrid ya es una ciudad repleta de actividades durante todo el año, en estos días la agenda queda más apretada que nunca. Pero, vamos por partes: si quieres sumergirte de verdad en unas Navidades muy especiales, te invitamos a que primero descubras todos los secretos que guarda el cartel de este año. Son nada más y nada menos que 73 y seguro que alguno no lo conocías.
Dibujado un año más por el artista Pablo García Conde-Corbal (conocido como Polinho Trapalleiro), el cartel de Navidad está inspirado en el gran Belén del Príncipe. Alude, claro, al que importó de Nápoles, en 1759, el rey Carlos III, para el Príncipe de Asturias, el futuro Carlos IV. Cada Navidad, Patrimonio Nacional continua la tradición de recrearlo y, este año, ha sido la inspiración para el autor.
Con casi 200 horas de trabajo, el cartel se presenta como una gincana mágica en la que navegar a la caza de algún elemento de Madrid poco conocido. Vamos a descubrir algunos:
1. Farola fernardina: (63)

Las farolas fernandinas se instalaron por primera vez en Madrid, pero, posteriormente, su uso como mobiliario urbano se extendió por toda España. Al parecer, estas farolas se colocaron en honor al nacimiento de la Infanta María Luisa Fernanda de Borbón, segunda hija del rey, que nació el 30 de enero de 1832. Son un elemento emblemático de las calles de Madrid y pueden verse por todo el centro: exterior del Palacio Real, Paseo del Prado, Carrera de San Jerónimo, Calle Mayor, Monter y Carretas, Plaza de Oriente…
Para distinguirla de cualquier otra farola debemos fijarnos en su pie, donde pronto veremos grabado un anagrama de ‘Fernando VII’, dos ‘F’ una enfrente de otra y un ‘VII’ entre ellas. Sobre este símbolo se alza una corona y, en la parte más cercana al suelo, queda grabado el año 1832, en honor al ya nombrado nacimiento de la hija del rey. El farol siempre es acristalado, cilíndrico y su parte de arriba acaba en cúpula con corona, además de una corona más pequeña encima.
2. «Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son» (66)

Sí, muchos conocen el lema de Madrid, pero no todos saben su significado. Desde el Museo de Historia de Madrid, nos recuerdan que Madrid nació entre arroyos y a la orilla del Manzanares. El agua ha sido siempre un elemento esencial en su historia y en su memoria colectiva.
Pero… ¿Cuáles son esos ‘muros de fuego’ a los que hace referencia el lema de Madrid? Se dice que las antiguas murallas de la ciudad, compuestas de sílex, provocaban un destello de luz cada vez que una flecha chocaba contra ellas, dando la impresión de estar hechas de fuego. A su vez, la vinculación con el agua procede del periodo visigodo, cuando la región era conocida como «Matrice» (madre de aguas)
3. Mayrit 867 (51)

Estas misteriosas letras, aparentemente sin mucho sentido, que el autor ha escondido en el cartel son, en realidad, el auténtico origen de Madrid. El caso es que este origen árabe de la villa se trató de ocultar por los reyes Austrias y sus propagandistas. El famoso plano de Pedro Teixeira, de mediados del siglo xvii, llamó a Madrid ampulosamente Mantua Carpetanorum, y a esta opción se sumaron plumillas, poetastros y diverso paisanaje intelectual, intentando buscarle precedentes griegos, después de una complicadísima genealogía mítica de la que resultaría presuntamente la fundación de la ciudad.
En la actualidad, algunos estudiosos comparten todavía la creencia de que la creación de Madrid fue previa al establecimiento musulmán, por lo que se cree que su nombre deriva del latín matrice, en referencia a arroyo matriz en torno al que se asentó la primera población. Otros, más sensatos, reconocen la fecha de fundación más aceptada (en tiempos del emirato de Muhammad I, 852-886), ya hacen derivar el nombre del árabe al-mayrit (derivado del dialectal mayra, o viaje de agua)
Pero difícil lo tienen quienes quieran borrar el pasado musulmán. La patrona de la Villa, la virgen de la Almudena, lleva este nombre (y con ella tantas madrileñas) por el primitivo alcázar árabe (al-mudayna), tal y como nos reconoce desde el Instituto Cervantes, el etimólogo José Miguel Lorenzo Arribas.
Así que, en definitiva, ‘Mayrit 867’ hace referencia al origen, en nombre y fecha, de nuestra ciudad.
4. Niña y churrera (50)

Es imposible negar que el churro es de las viandas más castizas de la capital. Se hizo popular en Madrid a principios del siglo XX y su éxito se ha mantenido en buena forma hasta la actualidad. Además, su auge no se limita solo a España, su consumo también arraigó con fuerza en Portugal y América latina. Pero el churro no parece ser una invención española. Es más probable que su origen se remonte a China, donde eran conocidos como «youtiao» (una especie de pan frito y salado con forma alargada). Sea como fuere, seguiremos considerándolo tan madrileño como las gallinejas, el bocata de calamares o las rosquillas.
5. El pozo y la leyenda de San Isidro (70)
Se trata de una tradición que da inicio a las fiestas del patrón en la pradera, cuyo origen muchos desconocen y la sabiduría popular atribuye a uno de los milagros de San Isidro

, que habría creado este pozo para calmar la sed de su amo, Iván de Vargas, durante una calurosa tarde de verano. Dicen que el manantial o pozo surgió de forma espontánea al clavar San Isidro su vara en el suelo. Se dice también que estas aguas curaron al hijo de la reina, el futuro rey Felipe II.
Todavía continua la devoción por el santo y la romería del día 15 de mayo consiste en beber agua “milagrosa” y, después, acercarse a la pradera para pasar el día entre chotis y barquillos.
Otra de las hazañas más conocidas del patrón es el milagro del pozo. Se dice que un día, mientras San Isidro trabajaba, su hijo —San Illán— cayó a un pozo con una canasta. El campesino y su mujer, hoy venerada como Santa María de la Cabeza, no encontraron medios para rescatarlo, así que decidieron rezar a la Virgen de la Almudena. De pronto, las aguas del pozo se elevaron, y la pareja encontró a su niño flotando, sano y sonriendo, dentro de su canasta.
El pozo del milagro aún se conserva en el Museo de San Isidro, ubicado en el solar donde antiguamente estuvo la casa de la familia Vargas, para la que (según la leyenda) trabajó el santo. El brocal original del pozo ha sido realzado y es el punto central de una pequeña sala austera, donde los visitantes pueden contemplar el lugar exacto en el que San Isidro salvó a su hijo.
6. Casa a la malicia, picaresca inmobiliaria (30)
La casa a la malicia a la que hace referencia el autor de nuestro cartel fue, posiblemente, el primer delito inmobiliario de la Historia. Cuando en 1561 Madrid se convirtió en la capital del Imperio, su población aumentó también notablemente. En consecuencia, Felipe II y las autoridades competentes establecieron la llamada Regalía de Aposento, una norma
que obligaba a los propietarios de las casas a ceder la mitad de su propiedad a algún miembro de la Corte que necesitara pasar algún tiempo en Madrid.

La Regalía de Aposento no se aplicaba en aquellas viviendas que no reunían los mínimos de habitabilidad requeridos por tamaño, distribución o por tener solo una única planta. Se consideraban entonces «casas de incómoda partición».
Esta excepción se convirtió finalmente en la trampa legal que favoreció la proliferación de las «casas a la malicia»: inmuebles que, vistos desde el exterior, daban la apariencia de ser una «casa de incómoda partición, pero que, en el interior, reunían condiciones de sobra para cumplir la Regalía de Aposento.

Se desarrolló así una arquitectura de camuflaje: desde grandes tejados de fuerte inclinación, bajo los cuales se escondía una segunda planta, hasta la apertura de vanos de muy pequeñas dimensiones, dispuestos desordenadamente, con objeto de que pareciesen sobre ventanas de único piso, cuando realmente correspondían a una planta superior.
Los ejemplos más llamativos que se conservan están situados en la calle del Pez y la calle del Rollo. Quizá la próxima vez que pases por allí te fijarás mejor en la peculiar forma de estas viviendas.
7. El Abuelo, árbol del Retiro (35)
Aunque el árbol más antiguo del Retiro es un olivo de 629 años y cinco toneladas que el Área de Medioambiente y Movilidad adquirió en 2023, ‘El Abuelo’ siempre será el ahuehuete del Parterre. Con más de doscientos años (aunque algunos científicos creen que puede haber cumplido los cuatrocientos) este árbol originario de México, se le conoce también como ciprés de Montezuma. Y, aunque parezca broma, está en su más tierna infancia si tenemos en cuenta que esta especie puede llegar a superar los 2.000 años de vida.

Ahora que ya sabes un poco más sobre las referencias que componen el cartel de este año… ¿encontrarías tú las siguientes?
- Un «grinch» protestón
- Una bicicleta de BiciMad
- El abeto navideño «21 Distritos, 21 bolas»
- Un artista del Circo Price
- Un gato, giño al gentilicio de Madrid
Aquí puedes ver los 73 secretos que oculta el cartel de la Navidad (pincha sobre la imagen para verla más grande):



