Siete son las estrellas del escudo de Madrid, por las siete estrellas que componen el Carro, el asterismo o conjunto de estrellas más conocido de la constelación de la Osa Mayor. Un asterismo, por concretar, es un patrón de estrellas reconocible que es más pequeño que la constelación a la que pertenece. El Carro es uno de los conjuntos de estrellas que mejor se distingue desde la tierra durante todo el año. Es posible incluso verlo a simple vista si el cielo está despejado. Ahora, los madrileños y visitantes no tendrán que echar la cabeza hacia atrás para disfrutar de él, porque el Ayuntamiento de Madrid va a recrearlo a pie de calle a través de siete fuentes ornamentales que, vistas desde el aire, compondrán ese conocido trazado astronómico.
Los siete distritos con estrella
Siete de los veintiún distritos de Madrid tendrán su fuente con forma de estrella de cinco puntas. Las siete fuentes ornamentales serán idénticas a excepción del nombre de cada astro que podrá leerse en ellas. Los monumentos mostrarán una estrella de hormigón blanco pulido ligeramente inclinada por la que discurrirá una fina lámina de agua. La circunferencia en la que se inscribe esta forma tendrá cinco metros de diámetro. La estrella se encontrará dentro de una pila heptagonal llena de agua.
Estas son las ubicaciones de las nuevas fuentes:
- Benetnasch, en Latina
Su construcción ya ha empezado. Estará en el barrio de Campamento, junto a la parada de metro de Colonia Jardín. En una vista aérea, esta estrella está en el extremo del mango del carro o cazo.
- Mizar, en Moncloa-Aravaca
Se situará entre las calles de los Hexágonos y Cuesta Nueva de Casa de Campo. Una curiosidad de Mizar es que es una estrella doble: su compañera, Alcor, apenas se ve. Reciben el nombre de ‘el caballo y el jinete’.
- Alioth, en Arganzuela
La tercera estrella estará en el parque de la Chimenea de la calle del Gasómetro, en el barrio de Acacias, que se reformó en 2022 y se conoce también como ‘jardín del Rastro’.
- Megrez, en Retiro
Es el punto de unión entre el cazo y su mango y se situará en el barrio del Niño Jesús, entre la calle del Conde de Cartagena y la avenida del Mediterráneo.
- Dubhe, en San Blas-Canillejas
Estará en el parque de Las Rosas, una zona semiforestal rehabilitada en 2023.
- Phecda, en Puente de Vallecas
Se construirá en el barrio de Palomeras, en concreto en el parque Javier de Miguel.
- Merak, en Vicálvaro
Estará en el parque lineal de Valderrivas del barrio de Valdebernardo.
Estas fuentes se sumarán a las más de 560 que hay en nuestra ciudad y que, además de aumentar el patrimonio artístico de la capital y embellecerla, cumplen una importante función ambiental por su capacidad para mitigar el calor y contribuir así a reducir las temperaturas del microclima local. Por cierto, que Madrid es una de las ciudades con más instalaciones hidráulicas ornamentales de Europa. Una de sus prioridades es el ahorro de consumo de agua en estas fuentes, lo que se consigue a través de recursos como los sistemas de recirculación.
La villa de las estrellas
El escudo de Madrid, con origen en la Edad Media, ha ido sufriendo modificaciones. Una de las más importantes tuvo lugar en 1967, cuando el emblema perdió el dragón que había morado en él durante siglos. Pero en todas ellas, incluyendo el actual escudo monocromático de los manuales de identidad corporativa más recientes, están presentes las siete estrellas que rodean el oso y el madroño. De hecho, en 1983, el escudo y la bandera de la Comunidad de Madrid tomaron este símbolo de las siete estrellas como guiño al escudo de la Villa.
El motivo de que la ciudad de Madrid eligiera esas estrellas de la Osa Mayor para su escudo no está claro. Hay quien dice que fue por la fama que tuvo la ciudad en astronomía, porque la calidad de su cielo permitía ver las constelaciones o porque Madrid se encontraba en la antigua Carpetania (‘carpetum’ significa ‘carro’ en latín) o por la referencia celeste habitual en otros territorios de Castilla. En cualquier caso, hace siglos que la ciudad está vinculada simbólicamente a esta asociación estelar que se encuentra a decenas de años luz de distancia.
Un cazo inspirador
Si las nuevas fuentes se localizan sobre un mapa y se unen con sendas líneas, se puede entender por qué se alude a este conjunto de estrellas como ‘el Carro’ o ‘el Cazo’. En efecto, su forma recuerda a estos objetos. Las estrellas Benetnash, Mizar y Alioth forman el mango y Megrez es el punto de unión entre el mango y la cesta, completada por Dubhe, Pehcda y Merak.
Con el paso del tiempo, este parecido ha sido detectado por distintas civilizaciones, y prueba de ello es que la Osa Mayor se ha representado en innumerables ocasiones en la historia del arte. Se menciona en el Antiguo Testamento y en la Ilíada y aparece en la mítica Noche estrellada sobre el Ródano, de Van Gogh, entre otras muchas obras. Las diferentes culturas han dado a la constelación nombres variados y han imaginado un sinfín de historias y mitos que explicaban su origen. Para los hindúes, esas siete estrellas representaban siete sabios. Para los romanos, siete bueyes de tiro. En la mitología griega, la Osa Mayor representa a la bella ninfa Calisto a la que Hera, cegada por los celos, convirtió en oso.
Las nuevas fuentes dispersas por Madrid vendrán a aumentar ese acervo de manifestaciones de distinta índole inspiradas en la constelación.