“No les dé comida a los gatos, que entonces vienen más”, “Oiga, que esto es una propiedad privada, aquí no les ponga nada”. Estas conversaciones entre vecinos se dan a veces en el día a día de una ciudad como Madrid, que cuenta con numerosas colonias de gatos callejeros.
El Ayuntamiento, a través de la Subdirección General de Salud Pública de Madrid Salud, tiene encomendadas las competencias relacionadas con la gestión, supervisión y evaluación en materia de protección y bienestar animal, así como el control de aquellas poblaciones animales que puedan constituir un riesgo para la salud y seguridad. En ese marco, estudia y gestiona las demandas de los ciudadanos relacionadas con la presencia de todo tipo de animales en la ciudad y lanzó el pasado año una innovadora iniciativa: un servicio de mediación y formación en colonias felinas.
María José Montes, jefa del Servicio Veterinario de Madrid Salud explica que “la mayor parte de los conflictos que nos llegaban era por los gatos comunitarios, pero más por los problemas que surgían entre las personas que los atendían que por la presencia en sí de los animales”.
Y para abordar la situación de los gatos comunitarios, lo primero es resolver estas situaciones. “Hay gente que intenta dar de comer a los animales en lugares tranquilos, y quizá no se fija que son propiedades privadas, no públicas, y esto molesta al propietario”, cuenta Maria José. A veces, se trata de gente autorizada. “En ocasiones son personas que tienen el carné y la formación adecuada para dar alimentos a los gatos, pero a veces no con las buenas prácticas necesarias”.
¿Cómo utilizar el servicio?
En madrid.es hay habilitado un enlace para que cualquier ciudadano pueda comunicar la presencia de poblaciones felinas callejeras. También da la posibilidad de que puedan hacerse gestores de esa colonia, a través de una declaración responsable, para poder alimentar a los gatos o pedir la esterilización de los animales, entre otras cuestiones. Y en este mismo enlace se pueden dejar quejas o sugerencias, que después un equipo, compuesto por un veterinario y un trabajador social, analiza y, si lo considera oportuno, se inicia el procedimiento.
“En primer lugar verificamos en nuestro censo si esa colonia existe, y quedamos con la persona que ha planteado la queja -cuenta Montes-, evaluamos la situación e intentamos que haya un punto de entendimiento entre las partes afectadas”.
Uno de los problemas más comunes es el tipo de alimento que se ofrece a los felinos. “Los gatos callejeros comen pienso, y no se les tiene que echar las sobras de la comida, pero hay gente que lo hace por desconocimiento”. Y esto, que puede parecer una buena acción, acaba convirtiéndose en un tema de insalubridad, cuenta la veterinaria. En estos casos se informa a estas personas de la importancia de poner la comida adecuada, en las cantidades adecuadas.
Otras veces se trata del espacio en el que se presta atención a los gatos. “Por ejemplo, convencemos a un vecino para que acceda a que se coloquen recipientes con comida en su propiedad”. María José asegura que lo habitual suele ser llegar a acuerdos y que esta medicación permite la formación de una forma muy cercana. “Lo cierto es que el servicio de mediación sirve para limar asperezas, pero también para facilitar el abordaje del tema de las colonias felinas en sí”.
Cuatro ambiciosos programas
Este programa de mediación se enmarca en el Plan de gestión de gatos comunitarios en el municipio de Madrid, que cuenta con otros tres ejes de actuación: el censado y seguimiento de poblaciones felinas, el programa de esterilización y el de evaluación sanitaria de estos gatos comunitarios. Estos cuatro programas son complementarios, dado que se precisa de todos ellos para abordar de manera integral la gestión de las poblaciones felinas, aportando datos cuantificables sobre el número y situación de las poblaciones de gatos comunitarios en la ciudad.
Y todo ello para perseguir varios objetivos: prevenir y controlar la aparición de problemas para la salud y seguridad derivados de la presencia de estos animales, conocer su estado sanitario y, sobre todo, fomentar la protección y el bienestar de estos animales en la ciudad de Madrid.