Cuando despertó, la hoja del SAMUR todavía estaba allí. Sobre la mesilla de noche. No había sido un mal sueño. Al desperezarse recordó cómo en mitad de la noche había sonado el teléfono. Era un policía municipal:
«¿Es usted familiar de Sonia?»
«Si, es mi hija.»
«No se preocupe, está bien, pero necesitamos que venga a recogerla.»
«Después de vestirnos a toda prisa, y de conducir un rato por un Madrid sin coches nos la entregaron, a ella y a la hoja del SAMUR.»
Ahora, al desdoblarla, mientras tomaba el café del desayuno, en la mañana del sábado, leía la pegatina de la parte de atrás…”
Cuando preguntamos a alguien por el botellón de su hijo la contestación suele ser: “Sí, va con los amigos a hacer botellón, pero es de los que no beben”. Y es verdad, en cada grupo de adolescentes hay quien bebe más y quien bebe menos, incluso hay quien no bebe nada. Pero las botellas que llegan al botellón acaban vacías. Se las han bebido los hijos y las hijas de esos padres que contestan confiados a la pregunta sobre el botellón.
Esta forma de primer contacto con el alcohol lleva ya unas décadas de recorrido. Pasó ya la época de nuestros abuelos que bebían en público desde que iban a la mili. Nuestra sociedad ha evolucionado y la forma de comenzar a beber alcohol también. Ahora empezamos a beber en el botellón y eso está asumido por la mayoría de adolescentes y adultos.
Sin embargo, en algunas ocasiones hay que llamar al SAMUR. Es cuando la cosa se ha complicado, y salta la alarma. Entonces la respuesta es de calidad e inmediata. Nuestro SAMUR tiene los mejores tiempos de respuesta, y eso es innegable. Sonia, además de recibir la mejor atención, recibió un informe de asistencia: la hoja amarilla que estaba encima de la mesilla, con toda la información de la intervención sanitaria recibida hasta el alta. Como fue atendida por una Intoxicación Etílica y era menor de 18 años, había una información extra en la hoja: la pegatina blanca que su madre estaba leyendo a la mañana siguiente.
En el momento de la atención del SAMUR, ni Sonia ni sus padres estaban en las mejores condiciones para recibir consejos o para hablar sobre lo sucedido.
El día después, a los padres de Sonia les toca hablar en el desayuno. Luego, hablar con ella. Tal vez utilicen la información de la pegatina para buscar alguna solución en el Servicio de Prevención de Adicciones.
El día después, la información de las emergencias llega a los agentes tutores, responsables de cuidar de las personas menores de 18 años de nuestra ciudad. Las personas que trabajan como agentes tutores de la policía municipal tienen el cometido de trabajar preventivamente. Codo con codo con el Servicio de Prevención de Adicciones del Ayuntamiento, ofrecen sus cuidados preventivos para evitar que haya reincidencias. Actuar precozmente nos permite ofrecer nuestros servicios a Sonia y a sus padres antes de que esto fuera a más.
“La pegatina del día después” es el fruto del trabajo coordinado de muchas personas del Ayuntamiento: las del 010 que reciben la llamada y activan los servicios de emergencia, las del SAMUR-PC y Policía Municipal, las del Servicio de Agentes Tutores y las del Servicio de Prevención de Adicciones. Unas trabajan esa misma tarde o noche, otras a partir del día después. Y desde luego otras que trabajan los días de antes, pero eso es otra historia y debe ser contada en otra ocasión.