Melchor, Gaspar y Baltasar no podían faltar a la cita con los madrileños. La crisis sanitaria y las dificultades de movilidad existentes en todo el mundo no lograron frenar el viaje de la legendaria caravana que los magos de Oriente emprenden cada año para colmar las ilusiones de niños y grandes. Lo hicieron de otra forma, pero Madrid mantuvo la tradición, eso sí de forma más segura.