Una ciudad no se construye solo con ladrillos, sino también con visiones. Esta reflexión bien podría haber salido de la mente del arquitecto Antonio Palacios. Porque si hay algo que define su legado, más allá de los edificios que dejó en pie, es la fuerza de su imaginación. Esa capacidad de proyectar una ciudad que aún no existía, pero que él ya veía con claridad.
