La concejala delegada de Turismo, Almudena Maíllo, y el concejal del distrito de Centro, José Fernández han presentado hoy el libro La casa del abuelo, obra del empresario y restaurador Daniel Waldburguer, que realiza un repaso por la historia de la hostelería de Madrid a través de este restaurante centenario, situado en la calle de la Victoria, 12. Durante la presentación se ha proyectado un vídeo para ilustrar la historia de este establecimiento y, a su término, ha tenido lugar un coloquio sobre la evolución de uno de los sectores más importantes de la economía madrileña, la restauración, en el que ha participado también el periodista Constantino Mediavilla, especializado en la gastronomía de Madrid.

En el acto, que ha tenido lugar en la Casa de la Panadería, Maíllo ha destacado la importancia de que la ciudad preserve estos tesoros que son los comercios y restaurantes centenarios, “experiencias diferenciadoras que hacen de Madrid un lugar verdaderamente único” y ha reconocido el trabajo y esfuerzo de todos los que hacen posible que los centenarios se mantengan vivos hoy en día.
Fernández, por su parte, ha agradecido “a las cuatro generaciones que han querido respetar y mantener la autenticidad del Madrid de principios del siglo pasado, convirtiendo La casa del abuelo en un emblema de restauración que lleva el nombre de la ciudad por todo el mundo”.
El libro narra anécdotas, chascarrillos, hechos curiosos y hace un repaso por los personajes célebres que han pasado por el local durante sus más de 100 años de existencia. Sus paredes han sido cuna de reuniones de escritores como Valle Inclán, Antonio Machado; toreros como Frascuelo, Luis Miguel Dominguín o El Litri; cineastas como José Luis Garci o Álex de la Iglesia, además de integrantes de la movida madrileña como Alaska y los Pegamoides, personajes todos que se han visto seducidos por este lugar con encanto, convertido en parte de la historia de nuestra ciudad.
Cuarta generación de hosteleros
Fundada en 1906, en sus primeros años La casa del abuelo comenzó a ser famosa por sus rosquillas y su vino dulce. En los años 20 y 30 del siglo pasado, empezó a ampliar su oferta gastronómica con bocadillos de chorizo, anchoas o sobrasada, algo muy novedoso para aquella época, llegando a vender más de 1.500 bocadillos al día. Tras la Guerra Civil, La casa del abuelo empezó a tener fama por un nuevo producto: las gambas a la plancha. Los madrileños empezaron a adoptar una costumbre que llega hasta nuestros días: tomar allí el aperitivo, con las gambas como uno de los platos fundamentales.
Según el autor, Daniel Waldburguer, “queremos que los lectores puedan recorrer la vida de Madrid a través de los recuerdos y las experiencias de mi familia”. Waldburguer representa la cuarta generación de hosteleros que en su momento decidió instalar en las calles del distrito de Centro su negocio. Amante de la naturaleza y de su entorno, optó por continuar con la tradición familiar y añadir una nueva oferta comercial a sus locales de restauración con los vinos de su bodega La viña del abuelo, situada en la localidad zamorana de Toro. /

