Las bibliotecas públicas municipales continúan reforzando su compromiso con la accesibilidad universal a la cultura. En los últimos años, estos espacios municipales se han consolidado como equipamientos de participación cultural para toda la ciudadanía. Esta línea de trabajo responde al Plan Estratégico de Accesibilidad Universal de Madrid (PEAUM), que marca como objetivos la inclusión y la igualdad de oportunidades.
En este contexto, las bibliotecas desarrollan iniciativas que abarcan desde la animación lectora hasta la formación digital. En total, durante 2024 se celebraron más de 860 actividades específicas para personas con discapacidad, gracias a la colaboración con un amplio abanico de asociaciones, entidades y grupos de apoyo.
Clubes de lectura fácil y narración de cuentos
Una de las iniciativas con mayor demanda y nivel de satisfacción son los clubes de lectura fácil, una fórmula que acerca la literatura a personas con discapacidad intelectual. Estos clubes, en funcionamiento en bibliotecas como Ana María Matute, Miguel Delibes, San Blas, Francisco Ayala o Eugenio Trías, se realizan en colaboración con entidades como Fundación Buen Samaritano, PRODIS, ADEMO, Afanias, Adisli o Fundación Betesda.
Entre las propuestas habituales destacan los talleres de narración de cuentos. En ellos, personas con diversidad funcional intelectual reciben formación y acompañamiento para adquirir competencias comunicativas y convertirse en narradores de cuentacuentos infantiles. Gracias a la colaboración con AFANIAS-Espacio Abierto, estos narradores participan en colegios, asociaciones y bibliotecas de su distrito, especialmente en fechas señaladas, como el Día de las Bibliotecas (24 de octubre).
La cultura como herramienta de igualdad
En paralelo, las bibliotecas han desarrollado actividades escolares adaptadas, cuentacuentos en lengua de signos o visitas guiadas inclusivas, en colaboración con colegios de educación especial y centros de día. Estas dinámicas permiten que los usuarios no solo disfruten de la lectura, sino que se integren en la vida cotidiana de las bibliotecas como un espacio propio.
Un ejemplo de ello es la Biblioteca José Saramago, que acogió una exposición de obras plásticas realizadas por usuarios de la Asociación ALEPH-TEA, o la Biblioteca San Blas, que cada semana recibe al alumnado del Colegio de Educación Especial Goyeneche.
Reducir la brecha digital
Otro ámbito de actuación es la lucha contra la brecha digital, que puede convertirse en un obstáculo de exclusión para muchas personas con discapacidad. La red de bibliotecas no solo facilita recursos tecnológicos como red wifi y ordenadores con acceso a Internet, sino que también ofrece formación y talleres para ayudar a los usuarios a desarrollar sus habilidades digitales.
La Biblioteca María Zambrano desarrolla talleres en los que personas con y sin discapacidad aprenden juntas competencias digitales, desde el manejo de redes sociales hasta la ciberseguridad. Por su parte, la Biblioteca Iván de Vargas colabora con la Fundación Juan XXIII para impartir cursos de informática básica a personas en situación de vulnerabilidad psicosocial. /
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