El delegado de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha visitado hoy junto al concejal delegado de Limpieza y Zonas Verdes, Jose Antonio Martínez Páramo, y la concejala de San Blas-Canillejas, Almudena Maíllo, la Quinta de los Molinos. Todos ellos han podido contemplar la floración de los cerca de 1.900 ejemplares de almendros que ocupan su entorno, y que son una llamada a los madrileños para disfrutar de este acontecimiento que anuncia la llegada de la primavera a la ciudad.
Gracias a la plantación de más de 600 ejemplares desde 2020, el parque de la Quinta de los Molinos alberga actualmente 1.893 almendros, el mayor número de estos árboles de los últimos años. El Ayuntamiento de Madrid plantó 330 nuevos ejemplares entre 2020 y 2022, mientras que en la campaña 2022-2023 ha plantado 283 árboles más.
Los últimos almendros que se han incorporado a este icónico parque público tienen un perímetro de tronco aproximado de 8 a 10 centímetros y una altura media de 1,5 metros y se han obtenido mediante la técnica de injerto de dos savias, es decir, se han combinado dos variedades de almendro que se adaptan bien al entorno.
Los almendros que pueblan la Quinta, compuestos por las variedades autóctonas Largueta y Marcona, no solo ofrecen una floración prolongada, sino que también mejoran la polinización y brindan una hermosa gama de tonalidades, desde el blanco hasta el rosa.
A lo largo de los años, visitar el jardín durante su periodo de floración, aproximadamente tres semanas entre finales de febrero hasta principios de marzo, según la climatología, se ha convertido en una tradición para dar la bienvenida a la primavera y admirar el espectacular paisaje que ofrece este enclave único, situado cerca del centro de la ciudad.
El parque está abierto todos los días del año, de 6:30 h a 22:00 h durante todo el año y la mayor parte de sus recorridos son accesibles para personas con movilidad reducida.
Belleza natural y arquitectónica
La Quinta de los Molinos destaca como una de las últimas fincas de recreo rústicas construidas en Madrid a principios del siglo XX, caracterizada por su marcado carácter mediterráneo y sus áreas de explotación agrícola. Tras el fallecimiento del propietario en 1980, los herederos cedieron 21,26 hectáreas al Ayuntamiento de Madrid con la condición de preservar su legado.
Este enclave incluye un jardín paisajista junto con espacios agrícolas como huertas aterrazadas, cultivo de almendros y un bosque, todo ello integrado con la casa palacio (Palacete de la Quinta) y edificios auxiliares como la Casa del Reloj, que destacan por su arquitectura singular.
Los visitantes que acuden a la Quinta de los Molinos para admirar los almendros en flor también tienen la oportunidad de disfrutar de una amplia variedad de especies botánicas, que incluyen olivos, pinos, higueras, lilos, retamas, romeros, hibiscos, adelfas, avellanos, tarajes, y otras menos comunes como feijoas, eucaliptos, azufaifos o paulonias. Además, el parque alberga una diversidad de fauna que incluye mirlos, petirrojos, verdecillos, verderones, palomas torcaces, gorriones, jilgueros, y otras especies.
Con cinco accesos principales, la Quinta de los Molinos invita a los visitantes a explorar sus encantos desde diferentes puntos de entrada. Destacando la entrada por la calle de Alcalá, donde se encuentra un jardín de carácter agrario con cuarteles de almendros, pinos u olivos, rodeados por barreras vegetales, creando así un paisaje rural único en la ciudad. Hacia el norte, se despliega un espacio ajardinado densamente arbolado, compuesto por construcciones, edificios, y jardines formales y geométricos que transforman la experiencia en un romántico paseo, con sus caminos sinuosos y destacados puntos paisajísticos.
Historia de un parque centenario
Sus raíces se remontan a los años veinte del siglo pasado. Inicialmente adquirida por César Cort Botí, destacado ingeniero y arquitecto, la finca fue moldeada a lo largo de los años mediante la adquisición de varias parcelas, que culminaron en la formación de este oasis urbano.
A partir de 1982 y tras el fallecimiento de Cort, el Ayuntamiento de Madrid comienza el proceso de restauración y puesta en valor de la Quinta. Este esfuerzo resultó en la inclusión del jardín en el catálogo de Parques y Jardines Históricos de especial protección del Ayuntamiento.
La arquitectura de la Quinta, que incluye una casa palaciega y otras estructuras, representa un ejemplo excepcional de la arquitectura prerracionalista madrileña del siglo XX. El diseño del jardín, junto con las diversas construcciones, forma un conjunto único que refleja el espíritu de la época.
El sistema de riego de la finca, inicialmente alimentado por pozos y manantiales, contribuyó a la creación de un complejo sistema de circulación de agua en la parte norte de la Quinta. La transformación de la mitad sur incluyó la plantación de distintas variedades de almendros, la creación de caminos y paseos alineados con árboles y arbustos, y la construcción de un puente sobre el Arroyo de los Trancos.
La Quinta de los Molinos es una pieza clave de un contexto histórico y urbanístico más amplio, al formar parte del eje de quintas situadas en la histórica Carretera de Aragón hoy Calle de Alcalá. Catalogado como Parque Histórico por el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997, este enclave sigue siendo un lugar de belleza y tranquilidad y una invitación abierta a explorar y apreciar la historia y la biodiversidad que la ciudad de Madrid ofrece./