El narcotráfico, la escasez de recursos económicos, la ruptura de los vínculos familiares tradicionales o el tráfico de armas han amparado la proliferación de las bandas juveniles violentas, que encuentran en la calle un nuevo refugio. Trabajar desde un nuevo enfoque integral, que aborde cuestiones como la educación o la revisión de las políticas jurídicas es básico para erradicar esta violencia, tal y como han explicado los ponentes de la mesa de Violencia de Bandas Juveniles, celebrada hoy en el marco del I Foro Mundial sobre Violencias Urbanas y Educación para la Convivencia y la Paz, que se celebra en Madrid desde ayer, y que ha moderado la presidenta de la Asociación Española de Investigación para la Paz, (AIPAZ), Ana Barrero.
Bandas como las maras o metas son la cara más mediática y visible de la violencia urbana juvenil, un conflicto que ha dejado de afectar solo a los estados latinoamericanos para convertirse en un fenómeno trasnacional mucho más complejo. El narcotráfico y el tráfico de armas han alimentado especialmente la violencia entre los jóvenes, tal y como expuso Arkel Benítez, secretario general de la COMJIB (Conferencia de Ministros de Justicia de los Países Iberoamericanos), quien afirmó contundente que “los centroamericanos han estado inmersos en una guerra contra el narcotráfico que no es nuestra”. Una visión en la que también coincidió Edwin Escobar, alcalde de la ciudad guatemalteca de Villa Nueva, quien aseveró que “la droga y el dinero se quedan en Norteamérica, pero las armas y la violencia se queda en Latinoamérica”.
Para que las instituciones locales y nacionales puedan luchar contra este conflicto, los ponentes coincidieron en la necesidad de trabajar desde distintos ámbitos. “En el tema de las violencias urbanas, se dice mucha poesía y poca evidencia. No siempre llegamos a temas estructurales, como la inversión en educación y salud”, concluyó Benítez.
Políticas judiciales y entorno familiar
El propio Benítez puso sobre la mesa la necesidad de revisión de las políticas judiciales, “porque la justicia no es solo cumplir lo que dice la ley, sino abordar con criterio jurídico los problemas que están en la sociedad”. Un argumento que apoyó Carles Feixa, profesor de la Universidad de Lleida, quien aseguró que, en los últimos años, en España se han aplicado sobre estos grupos “políticas de criminalización incorrectas”.
El refuerzo de los vínculos familiares es, igualmente, crucial para alejar de estas bandas a los más jóvenes. Una idea sobre la que giró el discurso de Jean Pierre Elong Mbassi, secretario general de CGLU África. “En África, la familia tiene un poder muy grande; cuando se produce una ruptura en estos lazos, los jóvenes acaban encontrando en la calle un refugio, con todos los riesgos que esto conlleva”. Por eso, insistió en la necesidad de salvaguardar la familia “como marco de seguridad”.
Por último, y para combatir estos conflictos, Michelle Dos Ramos, del Instituto Igarapé (Brasil), también abogó por “cambiar las narrativas sociales, ofreciendo alternativas que sean atractivas para los jóvenes”. Algo en lo que coincidió otros de los invitados de esta sesión, como el rapero colombiano Jeihhco, que puso en pie al auditorio con su alegato rimado contra la violencia, y que subrayó la importancia de la música, el teatro y el arte para alejar a los jóvenes de la violencia en las calles./