Del 10 de julio al 17 de noviembre, la 4ª planta de CentroCentro acogerá la exposición Instante eterno en el jardín. Esta muestra, cuya inauguración será mañana a las 19:00 h, está comisariada por Lola Durán Úcar y reúne obras de Cristina Almodóvar, Chus García-Fraile y Daniel Verbis. El jardín como espacio lúdico y de contemplación, como un rincón de protección y como lugar de paraíso y deseo —pero también de exceso y caída— es el eje conductor, a través de un recorrido sensorial, reflexivo y simbólico por este territorio fértil en significados.
“Instante eterno en el jardín es una invitación a detenerse, observar y dejar que el tiempo adopte otro ritmo, otro modo”, explica la comisaria, “una invitación a habitar lo natural desde una mirada profunda, poética y provocadora”.
Las obras presentadas —que abarcan la pintura, escultura, dibujo, collage, vídeo, instalaciones, poesía— trazan distintos caminos hacia ese jardín recreado. Lo evocan desde diferentes puntos: la emoción, el gesto íntimo, el símbolo o la tecnología. El conjunto incluye tanto obra representativa de la trayectoria de cada uno de los artistas, como piezas creadas específicamente para esta exposición, como la instalación Charms de Chus García-Fraile, el mural Edén sin Adán, de Daniel Verbis y la serie de esculturas Vibraciones de Cristina Almodóvar.
El acceso a la exposición es gratuito. Desde septiembre se organizarán visitas guiadas con la comisaria y los artistas. Se publicarán los horarios y más información en centrocentro.org
Tres interpretaciones del jardín
Cristina Almodóvar (Madrid, 1970) concibe la naturaleza como una forma que se revela a quien la observa. También como un lenguaje en constante cambio. Sus obras surgen de la observación atenta de lo elemental: una hoja que cae, el viento que la desplaza, la materia que vuelve al suelo para desaparecer en él. En ese gesto cíclico, que es a la vez físico y poético, encuentra un modo de pensar que no busca imponer orden, sino aprender de la lógica de lo natural, donde forma y función son inseparables y donde la belleza responde a un equilibrio natural. Ya sea a través del dibujo expandido, de instalaciones que integran arena, metal o papel en movimiento, o de formas suspendidas entre lo vegetal y lo constructivo, su obra invita a otra percepción del tiempo no lineal ni apresurada, sino orgánica, fluida, abierta a la transformación.
Chus García-Fraile (Madrid, 1965) explora los códigos visuales del bienestar y el consumo, y los transforma con ironía en signos de protección emocional y simbólica. Propone un diálogo entre lo íntimo y lo colectivo, lo natural y lo construido. Tradición y tecnología dialogan en sus obras como huellas entrelazadas de una misma memoria del paisaje. Sus estructuras, atravesadas por el brillo y el color, transforman lo utilitario en gesto protector, abriendo un espacio para la intuición, la percepción y la pausa.
Daniel Verbis (León, 1968), por su parte, despliega un imaginario íntimo y desbordante, donde lo vegetal, lo erótico y lo pictórico se funden. Su pintura convierte el jardín en un espacio mental, sensual y simbólico, atravesado por la pulsión, el placer y la caída: un eco contemporáneo —y profundamente personal— del Jardín de las delicias. Cada obra es el resultado de un proceso en constante mutación, donde lo vegetal, lo mineral y lo carnal se mezclan y la pintura se convierte en una extensión sensible del pensamiento y del cuerpo. Para el artista, el jardín es un escenario donde se expresa la complejidad humana, con sus pulsiones contradictorias y donde incluso lo más hosco puede revelarse como fuente de belleza. /




