Con los atentados de Londres, París o Bruselas muy presentes en el debate, los ponentes de la mesa sobre Violencia por Terrorismo Internacional, entre los que se encontraban la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, y sus homólogos de Bruselas, Berlín, Trípoli y Montreal, coincidieron en señalar la falta de identidad como uno de los principales caldos de cultivo del terrorismo islámico en Europa.
La periodista Susana Griso moderó una ponencia en la que se pusieron de manifiesto algunos de los principales retos que afrontan actualmente tanto las instituciones como la sociedad para combatir un nuevo tipo de terrorismo islamista. Una lucha que jamás puede hacerse desde la violencia. “Las instituciones tienen que tener comportamientos ejemplares. En ningún caso, los Estados pueden comportarse como los terroristas”, subrayó Manuela Carmena, alcaldesa de Madrid.
Los gobiernos se enfrentan igualmente a otro desafío, el del propio origen de esta violencia. Porque, como declaró el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, “quienes cometen estos actos son europeos, gente nacida y educada en nuestro territorio”. Por eso, y dado que la radicalización se incuba aquí dentro, los ponentes subrayaron la importancia de detectar las causas de este extremismo.
Mayeur advirtió de que en la capital belga “el estrato social no es el desencadenante de esta radicalización”, y apuntó más hacia la vinculación de jóvenes terroristas con “un pasado de delincuencia y criminalidad”. Mientras, el libanés Ahmad Kamareddine, al frente de la alcaldía de Trípoli, explicó que en su país la pobreza sí se perfila como un motivo de radicalización. “Los terroristas van a barrios pobres, donde la gente no tiene ni dinero ni esperanzas, y se acercan a ella hablándole de política”, aseveró Kamareddine. La religión juega pues, en muchos casos, un papel secundario en el proceso de radicalización.
Falta de identidad y radicalización
La falta de identidad de jóvenes europeos con ascendencia musulmana es, según afirmaron los ponentes, un nexo común en la radicalización. Como conocedor de primera mano del problema, el regidor de Bruselas expuso que “esos jóvenes están buscando una identidad y es eso lo que les conduce a la acción violenta”. Este es también el caso de muchos lobos solitarios, que encuentran su fuente de radicalidad en Internet.
Por eso, tanto Carmena como sus homólogos de Montreal y Berlín incidieron en la importancia de las políticas educativas y de integración tanto por parte de las instituciones, como de las escuelas y la sociedad en su conjunto.
El diálogo, la integración social y huir de los radicalismos políticos son, según expresaron, la mejor manera de combatir esta problemática. Una vía con la que conseguir un equilibrio entre “seguir con nuestra forma de vida, y mantener tolerancia cero con el terrorismo y la islamofobia”, en palabras del alcalde de Montreal, Dennis Coderre. Sobre esta misma tolerancia versó parte de la ponencia de Carmena, quien abogó por la importancia de la solidaridad en todas sus vertientes, desde la acogida de los refugiados al apoyo a las víctimas de los atentados.
El I Foro Mundial sobre Violencias Urbanas y Educación para la Convivencia y la Paz celebró hoy su segunda jornada. La clausura será mañana. /