El delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha visitado hoy junto al concejal de San Blas-Canillejas, Martín Casariego, la Quinta de los Molinos, donde ha podido comprobar la floración de los más de 1.600 ejemplares de almendros que ocupan su entorno y ha invitado a los madrileños a disfrutar de este “espectáculo” que ofrece la naturaleza y que anuncia la llegada de la primavera.
Borja Carabante y Martín Casariego en la la Quinta de los Molinos
En los dos últimos años, el Ayuntamiento ha realizado una campaña de reposición de árboles con el fin de mejorar y rejuvenecer el almendral tras los daños producidos por Filomena. Así, de 2020 a 2022, ha recordado Carabante, el Área de Medio Ambiente ha plantado 330 nuevos almendros en el parque, completando en este año todos los puntos que se encontraban sin ejemplar dentro del conjunto del almendral.
El conjunto de almendros de la Quinta, con 1.610 ejemplares, está compuesto por dos variedades nativas de la península ibérica, Largueta y Marcona. El empleo de estas variedades supone una mejora de la polinización, a la vez que propicia una floración más duradera y ofrece diferentes tonalidades de flores blancas y rosas.
Durante las próximas tres semanas, los ciudadanos podrán admirar la floración de los almendros en este singular espacio próximo al centro de la ciudad. El parque está abierto todos los días del año, de 6:30 h a 22:00 h, y la mayor parte de sus recorridos son accesibles para personas con movilidad reducida.
Valor urbanístico y botánico
La Quinta de los Molinos es una de las últimas quintas de recreo rústicas construidas en Madrid a principios del siglo XX, con zonas de explotación agrícola de un marcado carácter mediterráneo y que dispone de edificios y elementos arquitectónicos declarados de alto interés.
En 1980, tras el fallecimiento de su propietario, los herederos, cedieron 21,26 hectáreas de la propiedad al Ayuntamiento de Madrid con la condición de mantener su legado. El jardín paisajista y sus espacios agrícolas: las huertas aterrazadas, el cultivo de almendros y el bosque, formaban un todo indivisible junto a la casa palacio (Palacete de la Quinta), los edificios auxiliarles (Casa del Reloj) y su arquitectura singular.
Los visitantes que se acerquen estos días a la Quinta de los Molinos para disfrutar de los almendros en flor también podrán encontrar otras especies como olivos, pinos, higueras, lilos, retamas, romeros, hibiscos, adelfas, avellanos, tarajes y otras menos habituales como feijoas, eucaliptos, azufaifos o paulonias. Además de la gran cantidad de especies botánicas, la zona goza de una amplia diversidad de fauna entre la que destacan mirlos, petirrojos, verdecillos, verderones, palomas torcaces, gorriones y jilgueros, entre otras especies.
El parque cuenta con cinco puertas de acceso: la principal en la calle Alcalá, la de la estación de metro de Suances, en la calle Juan Ignacio Luca de Tena la entrada de Palacio Espacio Abierto, en la avenida 25 de septiembre y en el oeste por la calle Miami. En su entrada por la calle de Alcalá, destaca un jardín agrario que se caracteriza por cuarteles plantados con almendros, alguno de pinar u olivos, delimitados por barreras vegetales, creando un singular paisaje rural en la ciudad. Hacia el norte, se desarrolla un espacio ajardinado densamente arbolado, compuesto por un conjunto de construcciones, edificios, jardines formales y geométricos que se transforman en un jardín romántico con sus caminos sinuosos e hitos paisajísticos.
Parque histórico
La Quinta de los Molinos está catalogado como ‘parque histórico’ por el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid de 1997. Su historia se vincula al arquitecto, catedrático y urbanista César Cort Boti, protagonista de la institucionalización del urbanismo en España y defensor del patrimonio cultural, quien diseñó la quinta tanto desde el punto de vista arquitectónico como vegetal.
Los molinos de viento, adquiridos en Estados Unidos por su propietario, se instalaron para extraer el agua de los pozos y se convirtieron en un hito tan singular que propició el nombre de este parque que es una pieza clave de un contexto histórico y urbanístico más amplio, al formar parte del eje de quintas situadas en la histórica carretera de Aragón, hoy calle de Alcalá. /