El Cuerpo de Bomberos del Ayuntamiento de Madrid ha realizado en el primer semestre de 2018 un total de 350 intervenciones relacionadas con el rescate de animales, de las cuales 129 responden a animales en general –perros, gatos, o aves, entre otros- y 221 a abejas o avispas, cuyo socorro y posterior gestión requiere un protocolo especial.
Los rescates son diferentes dependiendo del animal y el lugar en el que se encuentre, haciendo necesario el uso de un determinado tipo de vehículos o de herramientas específicas. Por ejemplo, en el caso de los gatos, es bastante habitual que se encaramen a alturas que hacen necesario el uso de vehículos con autoescala, el mismo que se utiliza para rescatar a algunas aves rapaces que se quedan enganchadas en las cornisas de los edificios, especialmente en las zonas de obras. En el caso de los felinos callejeros, en invierno es habitual que se escondan en los bajos de los vehículos buscando el calor. “Cuando son vehículos abandonados no lo consideramos una emergencia, porque cuando el animal tenga hambre saldrá por sí solo, pero si es un vehículo de un particular sí puede serlo, porque al encender el vehículo se puede matar al animal. Parece algo sencillo, pero en ocasiones tenemos que elevar el vehículo e incluso abrir el motor para ver dónde se ha refugiado”, explica un oficial de la unidad de comunicación del Cuerpo de Bomberos municipal.
En el caso de los perros, muchas veces los bomberos tienen que rescatarlos de pozos, zanjas, o incluso de alguna alcantarilla. “En la mayoría de estos casos nos descolgamos con arnés, provistos de comida, para llamar su atención y poder atraparlos. Muy diferente es, por ejemplo, el caso de los caballos, que hemos tenido que rescatar en más de una ocasión. Al ser animales tan pesados, hemos tenido incluso que utilizar una grúa”, explica.
Unidad de rescate de animales peligrosos
El Cuerpo de Bomberos de Madrid tiene además una unidad que se dedica al salvamento de animales peligrosos, y cuyos efectivos han recibido una formación específica para actuar en el caso de lagartos, serpientes, o ciertos animales exóticos, cuya adquisición como mascotas ha aumentado en los últimos años.
“Cuando hay serpientes se encarga la unidad de animales peligros, porque conocen las técnicas de actuación más adecuadas para esos animales, así como las herramientas más convenientes para inmovilizar y enjaular a las serpientes antes de transportarlas al lugar que corresponda. Que puede variar si nos encontramos con animales que resultan ser especies protegidas”, señalan las mismas fuentes.
Abejas, animales protegidos
El caso de las abejas y las avispas merece una atención especial por diversos motivos. Estos animales hacen sus hogares en sitios inverosímiles de la ciudad – una pista de tenis, un tobogán en un parque infantil o en el armario de una vivienda- y uno de los errores que se cometen es intentar retirar el panal sin tener experiencia.
“Hay que llamar siempre a los bomberos, porque retirar las colmenas es algo bastante peligroso, ya que se pueden poner agresivas, y la picadura masiva puede incluso causar la muerte” explica el oficial de la unidad de comunicación, que añade: “Otro de los errores que comete la gente es que quiere matarlas, y desconoce que son animales protegidos, porque tienen un valor natural altísimo, y no se deben exterminar”.
Por ello, el proceso para rescatarlas no es sencillo. Los bomberos utilizan unos trajes especiales, de apicultura, y dos vehículos también adaptados. Su principal objetivo es sacar a las abejas con vida y trasladarlas sanas y salvas a un entorno menos hostil. Actualmente las llevan a la Casa de Campo donde una asociación se hace cargo de los enjambres. /