La hondureña Berta Cáceres, fallecida en 2016, dedicó su vida a la lucha por los derechos de los pueblos indígenas y a la defensa de la protección del medio ambiente. En reconocimiento por esa dedicación, y para que su nombre permanezca en el recuerdo del vecindario, desde hoy, 12 de junio, la zona verde ubicada en la confluencia de las calles Enrique Jardiel Poncela, Santa María Magdalena y la avenida de Alfonso XIII se llama Jardines de Berta Cáceres.

Para homenajear a la defensora de derechos humanos han acudido Beatriz Sevilla Valderas, de Ecologistas en Acción; Mirian García Torres, de Brigadas Internacionales de Paz y Karen Patricia Rodríguez, de la Red de Hondureñas Migradas de Madrid. También se han sumado al acto las mujeres del Espacio de Igualdad Nieves Torres y el concejal en funciones de Chamartín, Mauricio Valiente Ots, quien ha manifestado que esta denominación es una oportunidad para recordar y para conocer quién fue Berta Cáceres y también para mejorar nuestra ciudad. Según Valiente, «con el nombramiento de esta zona verde estamos llenando de referencia a un espacio que queremos que sea punto de encuentro y punto de crecimiento ciudadano, siguiendo el ejemplo de Berta Cáceres».

La propuesta para alcanzar este acuerdo fue refrendada por la mayoría del Pleno de la Junta Municipal del Distrito de Chamartín el pasado 9 de abril de 2019 y la Junta de Gobierno del Ayuntamiento de Madrid aprobó dicha denominación un mes después de que lo hiciera el Pleno.

Una vida en defensa del medioambiente y de la cultura indígena lenca

Berta Cáceres (Honduras, 1973–2016) ha sido conocida internacionalmente por la defensa en favor de los derechos de los pueblos indígenas y por la protección del medio ambiente, en concreto la correcta administración de los recursos naturales.

Fruto de esta lucha, Cáceres fundó en 1993 el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH) cuya meta era velar por la defensa del medioambiente en Intibucá y de la cultura lenca. En el 2006 Berta emprende una intensa campaña contra la presa hidroeléctrica de Agua Zarca, cuya construcción afectaría gravemente a las comunidades indígenas que veían como el proyecto ponían en peligro su fuente de agua y alimentos, además de un elemento sagrado para su cultura. Fruto de esa lucha las empresas promotoras retiraron su apoyo al plan hidroeléctrico que acabó por desestimarse.

En reconocimiento por arriesgar su vida en la lucha por la justicia y la paz, en 2012 recibió el premio Shalom en Alemania y en 2015 el premio Goldman, el galardón más importante del mundo para activistas ambientales. Sin embargo, su lucha acabó bruscamente en 2016. El 2 de marzo de ese año la defensora de derechos humanos fue asesinada en su propia casa en La Esperanza (Honduras). Junto a Cáceres, más de 100 activistas hondureños fueron asesinados entre 2010 y 2014. Todos ellos lucharon por la defensa de sus territorios y los derechos de los pueblos indígenas.