Desde Goya hasta Antonio López, muchos artistas han intentado atrapar en un lienzo el horizonte de Madrid. Pero quizá la mejor forma de comprender la ciudad no sea pintarla, sino mirarla desde lo alto. Más allá de clásicos como el Faro de Moncloa o la azotea del Círculo de Bellas Artes, la capital guarda balcones inesperados en distintos distritos, que el programa Madrid es paisaje rescata ahora para mostrar paisajes cotidianos que rara vez se contemplan desde arriba y ofrecen increíbles vistas.
Mirador del Silo de Hortaleza
En mitad de Hortaleza, rodeado de bloques de viviendas y avenidas, se levanta un edificio que parece fuera de lugar: un silo agrícola de casi 30 metros de altura, construido a principios del siglo XX para almacenar grano. Lo que nació como infraestructura rural en la entonces Quinta del Cristo de la Salud, es hoy un emblema del distrito y un mirador desde el que ver la transformación del noreste madrileño.
Un detalle de su historia llama la atención: los aros metálicos que lo rodean no son decorativos, sino una solución de urgencia. Se colocaron en los años 20 porque el ácido del trigo al fermentar corroía el hormigón, un material que por entonces era todavía experimental en España.
Rehabilitado en los 90 y remodelado en 2016, hoy es un espacio cultural con salas de exposiciones y un mirador en la azotea. Desde allí se puede ver la colonia Virgen de la Salud, la UVA de Hortaleza y, a lo lejos, las torres de Chamartín. Una atalaya que demuestra cómo un pasado agrícola puede convertirse en icono cultural.
- Cómo llegar: en la línea 4 de Metro (estaciones de Parque de Santa María y San Lorenzo). También desde la estación 531 de bicimad (c/ de Santa Virgilia, 6) y los autobuses 9, 72, 107 y N2 de EMT Madrid.
- Cuándo subir: en días despejados, por la mañana, cuando se pueden ver las torres de Chamartín.
- Qué buscar: los aros metálicos del silo, huella de su pasado agrícola, y la mezcla de paisaje rural y urbano.
Mirador de la Cuña Verde de Latina
Desde lo alto del parque se puede ver, en línea recta, la catedral de la Almudena y el Palacio Real sobre el horizonte, como si fueran piezas de una maqueta. El mirador de la Cuña Verde de Latina ofrece una de las mejores panorámicas del suroeste, con la sierra de Guadarrama asomando en los días claros.

El parque nació en los años 80 como parte de la Operación Madrid Verde, cuando se decidió ‘coser’ con vegetación el espacio entre Latina y Carabanchel. El proyecto apostó por un gran eje lineal de cuatro kilómetros que conectara la Casa de Campo con el parque de San Isidro. El resultado fue un corredor verde de 90 hectáreas que hoy combina áreas deportivas, zonas infantiles, rocódromo, carril bici y un repertorio de miradores distribuidos a lo largo de su recorrido.
- Cómo llegar: en la línea 6 de Metro (parada de Laguna). También desde la estación 329 de bicimad (c/ de la Alhambra, 56) y los autobuses 17, 25, 31, 55 y 119 de EMT Madrid.
- Cuándo subir: al atardecer, cuando el sol cae detrás de la Casa de Campo y el skyline se tiñe de naranja.
- Qué buscar: la silueta del Palacio Real y la Catedral de la Almudena alineados.
Mirador del Parque Forestal de Entrevías
En la cima del Parque Forestal de Entrevías, conocido como el ‘parque de los arbolitos’, sorprende encontrar un bosque urbano en pleno Puente de Vallecas. Pinos, arizónicas y cedros forman un espacio verde que parece transportar fuera de la ciudad. Desde el mirador, la panorámica se organiza en capas: primero las copas de los árboles, después los bloques residenciales y, en los días claros, la sierra.

Este parque nació en los 70 como parte de las operaciones de regeneración que buscaban transformar un territorio castigado por la infravivienda en un pulmón para el barrio. Con más de 70 hectáreas, se consolidó como un bosque urbano con senderos que lo atraviesan y un anillo verde ciclista que lo convierte en una parada habitual para quienes pedalean por la ciudad.
El mirador es también un refugio natural donde no es raro ver aves rapaces sobrevolando o escuchar el canto del herrerillo capuchino.
- Cómo llegar: en Cercanías (parada de Asamblea de Madrid-Entrevías). También desde la estación 623 de bicimad (ronda del Sur, 4) y la línea 88 de autobuses de EMT Madrid.
- Cuándo subir: a media tarde, cuando el bosque se proyecta sobre los senderos.
- Qué buscar: el contraste entre las copas de los pinos y la vida urbana de Vallecas extendiéndose detrás.
Mirador de la Cuña Verde de O’Donnell
Desde este mirador se pueden disfrutar unas vistas con un contraste único: el verdor del parque extendiéndose hacia el horizonte y, junto a él, la superficie de La Almudena, el mayor cementerio de Europa occidental, donde reposan más personas que las que hoy habitan Madrid.
El parque de la Cuña Verde de O’Donnell se proyectó ya en 1963, pero no empezó a materializarse hasta principios de los 2000. El concurso convocado en 2002, ganado por Junquera Arquitectos, Bet Figueras y Liliana Obal, transformó un espacio degradado en un paisaje que conecta los barrios de Marroquina, Horcajo y Ventas.
Su mirador ofrece unas vistas privilegiadas del este madrileño: bloques residenciales de los 60 y 70, ensanches con piscinas comunitarias, instalaciones deportivas y, como telón de fondo, cientos de pinos, encinas, olivos y robles. A sus pies, además, hay un parque con auditorio, skate park y pump track.
- Cómo llegar: en la línea 2 de Metro (parada de Alsacia, 20 minutos caminando). También desde la estación 461 de bicimad (plaza del Corregidor Licenciado Antonio de Mena) y la línea 140 de autobuses de EMT Madrid.
- Cuándo subir: al amanecer, para disfrutar de la vista monumental de La Almudena.
- Qué buscar: la inmensidad del cementerio frente a los barrios modernos, un encuadre que combina vida y memoria.
Cine, mesas redondas y talleres
Las visitas a estos cuatro miradores forman parte de Madrid es paisaje. Con este programa, la ciudad celebra los 25 años del Convenio Europeo del Paisaje. Entre el 16 y el 19 de octubre se organizarán recorridos gratuitos para descubrir estos balcones poco habituales en Latina, Hortaleza, Puente de Vallecas y Moratalaz. El objetivo es sencillo: mostrar cómo la historia y la vida cotidiana han ido dibujando la silueta de Madrid.
El viaje, sin embargo, no termina ahí. La programación de ‘Madrid es paisaje’ se abre a otros formatos. Habrá cine, con la proyección de Madrid, Ext. de Juan Cavestany en CentroCentro. También mesas redondas con urbanistas, investigadores y artistas. A ello se suman talleres juveniles en institutos de varios distritos y piezas audiovisuales que iluminarán las pantallas digitales de Gran Vía y Callao.
Uno de los momentos más esperados será la intervención del colectivo Zuloark. Los días 23 y 24 de octubre transformarán la entrada de CentroCentro en un espacio efímero de encuentro y arte urbano. La acción recuerda que el paisaje no se limita a lo que contemplamos desde un mirador, sino que también se construye en la forma en que habitamos la ciudad.







