Ganador de dos Óscar y aspirante a otros cinco, un hombre que ha puesto música a las obras de grandes cineastas como Bertolucci, Leone o Almódovar, el autor de bandas originales de 500 películas y series de televisión tocando géneros que van desde el Western al Cine policiaco… Hace falta mucho texto para hablar de Ennio Morricone (1928-2020), el simpar compositor italiano sin cuyas mágicas partituras no es posible entender mucho de lo mejor del séptimo arte.
Pero hay una oportunidad de entenderlo en sólo hora y media, el tiempo aproximado que dura Notte Morricone, el gran espectáculo que Veranos de la Villa acoge en Matadero Madrid los días 17 y 18, gracias al apoyo del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional de Italia y el Istituto Italiano di Cultura en Madrid. El evento es una de las grandes apuestas del ciclo cultural veraniego para atraer eventos de gran magnitud cultural a Madrid. Y es una apuesta ganadora, toda vez que ya tiene todas sus entradas vendidas.
Notte Morricone llega por primera vez a España tras su estreno el año pasado en el país transalpino, donde se han efectuado dos representaciones de la obra, y marca un antes y un después en la divulgación del legado de un artista único.
Con dirección escénica del valenciano Marcos Morau (Premio Nacional de Danza en España en 2013), director de la compañía La Veronal, el italiano Centro Coreografico Nazionale / Aterballetto presenta este espectáculo homenaje a la música del genial Ennio Morricone. Incorporando recursos digitales como soporte, apuesta por la mezcla de estilos para mantener su personalidad y al mismo tiempo, asumen el riesgo de la vanguardia.
La compañía originaria de la región italiana de Emilia-Romaña, una de las más importantes del país al contar ya con más de 40 años de trayectoria, presenta esta noche “como la hubiese vivido Ennio Morricone”, con un homenaje de rotunda belleza que llena de alegría, nostalgia, melancolía y emoción. Así, nos acerca no sólo a la obra sino también a la vida del músico romano. Nos llegará su pasión por la trompeta, que tocaba desde niño, o su carácter de prodigio capaz de terminar en seis meses enseñanzas musicales que los demás debían afrontar en cuatro años.
Morau transmite en esta creación su fascinación hacia este genio que estaba llamado a ser un gran compositor clásico pero al que se le cruzó el mundo del cine, que marcaría su música para siempre. Una música que ha marcado una época. Así, Notte Morricone se desarrolla en una noche de creación, donde su música continúa inspirando y llenando de sueños a todos quienes la escuchan. Desvincular su música de las películas es un trabajo complejo, pero Morau imagina que Morricone estaría muy contento al saber que su música puede emanciparse del cine y vivir esta noche en un teatro, y así esperan que lo vivan los que se acerquen a contemplar este espectáculo en la sala Fernando Arrabal de Matadero.



