Un niño que vive en una familia vulnerable y pasa las tardes solo en casa está muy receptivo a cualquier propuesta que suponga una alternativa a ese aislamiento. La captación por bandas juveniles violentas suele darse a edades cada vez más tempranas y por vías diferentes a las tradicionales. ‘La Tribu del 12’ es un proyecto de prevención que se lleva a cabo en el CEIP El Madroño de Vallecas para evitar que los menores sean captados por este tipo de bandas y, en su lugar, construyan su identidad alrededor de un grupo seguro y saludable.
Sus objetivos pasan por procurar un entorno seguro que genere en los niños un sentimiento de pertenencia y les permita generar vínculos interpersonales sanos y adecuados, reducir la soledad no deseada y favorecer el autocuidado y el desarrollo de habilidades.
El germen del proyecto

El proyecto nació porque los responsables empezaron a detectar que había chavales de 14, 13 e incluso 12 años que reconocían estar ya en contacto con agrupaciones violentas. Los agentes tutores de Policía Municipal les confirmaron que la edad estaba bajando incluso hasta los 9 o 10 años.
“El problema es que ya no necesitan ir a los institutos para captar a la población, sino que a través de internet y los móviles es la propia chavalería la que busca a estos grupos”, explica Miguel Ángel Álvarez Tornero, enfermero, director del Centro Municipal de Salud Comunitaria de Puente de Vallecas del organismo municipal Madrid Salud y coordinador del proyecto. Son niños que se encuentran en situaciones de soledad no deseada o de duelo migratorio y que buscan una escapatoria. “Esas bandas les ofrecen su familia, su gente, su grupo. Así que aquí tratamos de ofrecerles eso mismo”.
Eligieron el CEIP El Madroño como ubicación para el proyecto piloto porque la mayoría de las viviendas que hay en la zona son sociales y, además, ese centro se involucra mucho con las actividades de promoción de la salud. Próximamente van a abrir el proyecto a otros colegios de la zona, ya que aún hay plazas por cubrir para llegar a las 60 disponibles.
En el proyecto están implicados la concejalía de distrito de Puente de Vallecas, los servicios sociales del distrito, Madrid Salud a través de su centro en Puente de Vallecas y los fondos SURES (Plan de desarrollo de los distritos del sur y del este de Madrid), que al igual que Madrid Salud dependen del área de Vicealcaldía, Portavoz, Seguridad y Emergencias, cuya titular, Inma Sanz, compartió hace unas semanas una jornada con los chavales de La Tribu.
La Tribu es como mi salvación para no estar solo en casa
‘La Tribu del 12’ reúne a muchos tipos de profesionales: coordinador, profesionales del CMSc Puente de Vallecas, educadores sociales, técnicos superiores en animación de actividades físicas y deportivas (TAFAD), psicólogos, maestros, técnicos en actividades socioculturales (TASOC), dinamizadores artísticos, monitores de baile… Todos ellos quieren convertirse, de algún modo, en la ‘pandilla’ alternativa para estos chicos y chicas.
Madrid Salud cuenta con otro proyecto, llamado ‘Quiére-T Mucho’, donde las personas de 15 a 22 años pueden encontrar una continuidad a lo iniciado en La Tribu.
El perfil de los chavales

El nombre de la iniciativa, ‘La Tribu del 12’, hace alusión a una edad que es clave para los niños. Son los mayores del colegio, pero serán los más pequeños en el instituto, donde pueden ser manipulables. Así lo explica el coordinador del proyecto: “Si eres chica, te viene la regla. Si eres chico, te empieza a cambiar la voz. Es la edad a la que la Ley de Autonomía del Paciente dice que ya eres maduro para decidir si quieres un tratamiento. Si tus padres se divorcian, el juez ya te pregunta con quién prefieres estar. Es decir, a los 12 años ocurren muchísimas cosas de las que no somos conscientes”.
Aunque en Vallecas hay muchos menores en situación de vulnerabilidad, los equipos de orientación del colegio tratan de identificar quiénes están más en riesgo. Por ejemplo, si el niño o niña proviene de un hogar monoparental, si el padre o la madre tiene dos empleos y no puede pasar tiempo con él, si conviven con la pareja de un progenitor con la que no tienen confianza o si han venido por agrupamiento familiar, no conocen a nadie aquí y sufren de desarraigo, entre otros casos frecuentes.
Los primeros resultados de ‘La Tribu del 12’
“Desde que estoy en la Tribu tengo menos ataques de ansiedad”, asegura uno de los 32 participantes que tiene actualmente el proyecto. ‘La Tribu del 12’ se parece a los centros juveniles existentes en algunos centros educativos. Entre las actividades propuestas hay salidas y excursiones, actividades lúdicas orientadas a expresar y gestionar las emociones, apoyo escolar y actividades para fomentar los hábitos saludables, entre otras. “También tenemos una ruta para llevar y traer a los chicos y chicas a quienes sus familias no pueden acompañar a las actividades”, explica Álvarez.
Las actividades se realizan entre semana y los sábados, fuera del horario lectivo, y repercuten positivamente en el bienestar de los niños y en su rendimiento escolar. Un día, una de las niñas suspendió un examen y la profesora la amenazó con dejar de ir a la Tribu si no estudiaba. Y ella dijo: “Nunca más voy a suspender un examen porque en la Tribu me lo paso bien”.
Hay que tener en cuenta que estos niños no tienen muchas oportunidades de ocio y disfrute. Una visita al zoo, al espacio de escalada ‘Vertical Park’ o la participación en los carnavales es para ellos algo muy novedoso. “Muchos de estos chicos y chicas no habían pasado más allá de la avenida de la Albufera. Con estas actividades están vinculados a alguien, y se crea mucho apego a poco que te vean dos o tres días. Los abrazos son continuos porque se encuentran felices”, explica el director del CMSc Puente de Vallecas.
Muchos de estos chicos y chicas no habían pasado más allá de la avenida de la Albufera.
Además, el CEIP El Madroño era un colegio con grandes tasas de absentismo. Pasaron a un absentismo del 40 % en las clases de 5º y 6º de Primaria (es decir, faltaban 10 o 12 alumnos de cada 25) a un absentismo del 4 % durante la primera semana del proyecto (solo faltó uno de los 25 alumnos).
No todo es de color de rosa. Hay incidencias y problemas. “Pero estoy encantado de que ocurra, porque hemos acertado con el grupo. Si todo fuera como la seda, igual significaría que nos hemos equivocado con la gente con la que tenemos que trabajar. Aquí se necesita mucho rodaje, todos estamos aprendiendo mucho”, concluye el coordinador del proyecto.
