Microscopios electrónicos, rayos X, análisis de laboratorios… la tecnología más innovadora se ha puesto al servicio de uno de los monumentos más emblemáticos de Madrid para que siga brindando a madrileños y visitantes, las panorámicas más bellas y las postales más instagrameables. Porque 200 años reinando en pleno corazón de la capital, bien merecen una minuciosa ITV de la diosa Cibeles que le permita seguir acaparando flashes, cánticos y celebraciones.

Siguiendo la estela de su ‘vecino’, la Fuente de Neptuno, el Ayuntamiento de Madrid, a través del Área de Cultura, Turismo y Deporte, ha comenzado los estudios preliminares que determinarán el estado de conservación de este monumento y si será necesario llevar a cabo alguna actuación posterior de restauración. Para ello, los pasados 4 y 5 de febrero fueron testigos de una imagen insólita en la ciudad: el vaciado de la Fuente de Cibeles, que permitió a técnicos municipales y medios de comunicación mirar de frente a la diosa y contemplar a los leones, Hipómenes y Atalanta.

 

Según explica Victoria Sandstede, responsable del Servicio de Conservación Preventiva, el paso del tiempo, unido a la contaminación y las inclemencias meteorológicas, “hacen necesario que desde el Ayuntamiento se realicen inspecciones periódicas de los monumentos que puedan estar más expuestos y detectar así, cualquier patología en una fase temprana”.

Durante el vaciado de la fuente, los expertos han inspeccionado de cerca el monumento ayudándose de microscopios portátiles, y tomado una serie de muestras que permitan la caracterización exhaustiva de los materiales y de las alteraciones que afectan al monumento.

Tras la primera fase de ensayos, en el plazo aproximado de un mes se volverá a vaciar la fuente para una segunda fase de pruebas, en la cual se ensayarán técnicas de limpieza y posibles tratamientos de restauración. Una vez finalizados estos estudios, los técnicos elaborarán un informe que determine si es necesario llevar a cabo una actuación como la que acaba de finalizar en la Fuente de Neptuno. El informe completo será finalizado en un plazo total de 14 semanas.  “Se trata de chequeos rutinarios, una especie de ITV para monumentos en los que se utilizan instrumentos de última generación, que nos permiten, por ejemplo, ver hasta la piedra por dentro”, matizan desde el área.

La piedra de la Fuente de Cibeles sólo presenta, aparentemente, suciedad y patina blanquecina debido a la contaminación, la climatología, los elementos biológicos e incluso las celebraciones deportivas, y por eso será objeto de análisis en esta fase inicial. No es algo excepcional. A lo largo de su historia ha sido objeto de distintas intervenciones, como la restauración tras los daños sufridos durante la Guerra Civil o la última intervención en 2016, centrada en tratamientos preventivos y correctivos, aunque las inspecciones rutinarias se realizan cada cuatro meses. “De momento podemos estar tranquilos”, matiza Sandstede, “porque no hay indicios que nos lleven a pensar que el monumento necesite una intervención de calado”.

Icono para la capital

Lleva más de 200 años reinando en Madrid desde un enclave estratégico, escoltada por sus leones, protegida por la Puerta de Alcalá, y con la mirada puesta en el kilómetro cero del Reino de España. Construida en 1782 durante el reinado de Carlos III, la Fuente de Cibeles se ha ganado por méritos propios convertirse en unos de los monumentos más icónicos y emblemáticos de la ciudad, ya sea por razones históricas o celebraciones deportivas.

El arquitecto Ventura Rodríguez fue el encargado del diseño y construcción de la fuente. La ejecución de las esculturas corrió a cargo de dos renombrados escultores: a Francisco Gutiérrez se le encomendó la ejecución de la escultura de la diosa y el carro, mientras que Roberto Mitchel fue el encargado de esculpir los leones. Se trata de una talla repleta de simbolismo y carga mitológica: la diosa Cibeles, sentada en un carro tirado por dos leones, Hipómenes y Atalanta, representando la fuerza, el poder y la protección hacia el pueblo de Madrid.

Imagen antigua de la Fuente de Cibeles.
Imagen antigua de la Fuente de Cibeles. Fuente: Memoria de Madrid

La primera ubicación de la fuente de Cibeles se situó frente al palacio de Buenavista (1792), al principio del paseo de Recoletos y mirando hacia la Fuente de Neptuno. En esa primera etapa su uso era público, y abastecía de agua a vecinos y aguadores mediante dos caños de agua y un pilón para las caballerías. En el año 1895 se trasladó el monumento al centro de la plaza y se cambió su orientación a la actual, mirando al primer tramo de la calle Alcalá. Con la llegada del Canal de Isabel II, la fuente dejó de tener uso público, se retiraron los caños y el Ayuntamiento procedió a rodearla con una verja para preservarla.

Con más de dos siglos de historia a sus espaldas, los ojos de la diosa Cibeles han sido testigo de numerosos acontecimientos como la Guerra de la Independencia contra los franceses y el levantamiento del 2 de mayo de 1808, la instauración de la Primera República de 1873, la Segunda República de 1931, la Guerra Civil o la restauración de la democracia. Hitos históricos que se unen a las celebraciones deportivas, cuando en los años 80 los aficionados del Real Madrid comenzaron a festejar los triunfos congregándose alrededor de la diosa. Las cinco ligas consecutivas (de 1985 a 1990) de la llamada ‘Quinta del Buitre’ terminaron por consolidar esta costumbre, convirtiendo a la Cibeles en un emblema del club blanco.

Y aunque ahora se encuentre de chequeo rutinario, madrileños y visitantes pueden estar tranquilos. Las actuaciones que se lleven a cabo harán que la Fuente de Cibeles recupere todo su esplendor y asegure que las generaciones futuras disfruten de su riqueza patrimonial. Y si la temporada deportiva ‘regala’ algún título, la diosa volverá a celebrar un año más la victoria madridista.