¿Qué tienen en común una persona de Madrid y una de Tokio? Pues más de lo que pensamos. La conexión entre las dos culturas es permanente y continua. Por eso Japón es el país invitado de Veranos de la Villa de este año. Hagamos un viaje juntos al país nipón.
Comencemos con una curiosidad. ¿Sabes de dónde viene la palabra “nipón”? Es el nombre japonés para Japón. En realidad, se escribe nippon o 日本 y significa “origen del sol” o “salida del sol”. Desde el punto de vista chino el sol salía por Japón y por eso se conoce al país como el país del sol naciente. Y sí, el círculo rojo sobre fondo blanco de la bandera de Japón representa al sol.
Hay países que son conocidos por su música, otros por su gastronomía. Cada uno lo suyo. Pero Japón es un país cuya influencia abarca una inmensa variedad de temas. Desde los kimonos tradicionales al manga, desde los biombos a los videojuegos. Según el coordinador de arte y cultura de la Japan Foundation, Alejandro Rodríguez, “Japón es un país muy rico y diverso culturalmente así que siempre hay cosas por descubrir”.
La Embajada del Japón y la Japan Foundation en Madrid participan este año como colaboradoras de Veranos de la Villa. Según Alejandro Rodríguez de la Japan Foundation, su objetivo es “acercar el idioma, el arte y la cultura de Japón a los madrileños”. Y lo hacen a través de una ecléctica e interesantísima programación de Veranos de la Villa a cargo del director artístico Ángel Murcia.
La presencia de Japón en los Veranos de la Villa será un gran recorrido del pasado al futuro. Los madrileños y madrileñas podrán descubrir cómo las tradiciones más ancestrales de este país, lejos de desaparecer o de relegarse a los museos de historia, han seguido estando presentes en la vida diaria de Japón. Y de ahí al resto del mundo.
Manga y anime no solo para otakus
Hace años, la cultura y afición alrededor del manga y anime se creía que se reducía a un público japones y, como mucho, a pequeños círculos de subculturas en otros países. Pero eso fue hace muchos años. Hoy la afición a los cómics japoneses, más conocidos como manga, se ha expandido a todo el mundo y muchas publicaciones se han convertido en grandes éxitos editoriales. One Piece de Eiichirō Oda ha llegado a vender más de 516 millones de copias en todo el mundo y otros mangas como Dragon Ball, Naruto, Doraemon o Golgo 13 suman cientos de millones de copias. En Japón, el 40% de las publicaciones impresas son manga, esto nos da una idea de la envergadura del tema.
Por su lado, el anime o cine de animación japonés, explotó más allá de las fronteras japonesas hace muchos años ya. Películas como Akira o Ghost in the Shell se han convertido ya en clásicos. También las películas de Studio Ghibli, como la ganadora de un óscar El viaje de Chihiro, se han convertido en las favoritas de muchas personas.
Los otakus, o grandes aficionados al manga y anime, ya no están solos. Hoy millones de personas en todo el mundo se declaran amantes. Por eso, en los Veranos de la Villa son múltiples las actividades en torno al manga y el anime. El Espacio Cultural Serrería Belga albergará varias de ellas. Podremos ver las exposiciones Expokon sobre los mangas deportivos y Manga Kids Academy: La expo sobre la representación de los colegios japoneses en los cómics. Y para los que quieran pasar a la acción podrán apuntarse al taller Expresividad en el Manga para adolescentes organizado por Casa Asia y que se realizará también en la Serrería Belga.
Comer un dorayaki jugando a videojuegos
Japón siempre nos ha atrapado por el estómago. Su gastronomía es inmensa y rica. Además, su conexión con el mundo del manga y el anime ha sido muy fluida. En multitud de películas y cómics aparecen platos típicos japoneses como los dorayaki de Doraemon. Si no lo conoces te recomendamos un precioso libro llamado Las recetas de las películas del Studio Ghibli. Pero sobre todo te recomendamos que te pases por el Espacio Cultural Serrería Belga para ver la exposición Itadakimanga! (que significa “buen provecho” en japonés). En ella descubrirás el increíble mundo de la cocina japonesa a través del manga y el anime. Japoneses y madrileños tenemos algo en común respecto a la gastronomía ya que ambos, según Alejandro Rodríguez, “disfrutamos de la gastronomía como una forma de arte y como una forma de relacionarnos con amigos y familiares”.
Y por otro lado están los videojuegos. Puede que seas una de las personas que han pasado su infancia en un salón recreativo lleno de máquinas de arcade. También puede que hayas nacido con una videoconsola debajo del brazo o que directamente no sepas ni de lo que hablamos. En cualquier caso, es muy interesante saber que el videojuego llegó a Japón hace más de 50 años y que hoy es parte de su cultura. Para conocer el origen de la fascinación japonesa por el videojuego puedes ir a ver la exposición Gêmu: cultura visual y videojuego japonés.
El flamenco japonés que no sabías que existía
En Veranos de la Villa son numerosas las propuestas que mezclan la tradición y modernidad japonesa. La exposición Kinpaku: Naturaleza, poder e imaginación en el arte japonés que muestra once biombos y dieciséis abanicos de los sigos XVI y XVII y Kimono, identidad cambiante: Un siglo a pie de calle son un gran ejemplo de ello.
Puede que no lo sepas, pero el flamenco se puede interpretar en clave japonesa. Este estilo musical, que tiene gran aceptación en Japón, se reinventa en los Veranos de la Villa mezclándose con el kabuki o teatro tradicional japonés. El espectáculo Arte, pasión y solera que podrás ver en el Centro Cultural Conde Duque abre las puertas a esta interesante fusión el 14 y 15 de agosto.
También hay otras imperdibles propuesta escénicas y artísticas. Una es la de Hiroaki Umeda. El artista multidisciplinar presentará sus dos coreografías más recientes: Assimilating y Moving State 1 en las que mostrará su increíble habilidad para fusionar danza, proyecciones y elementos sensoriales. Otra es 目[MÉ], un proyecto inesperado con localizaciones secretas que los ciudadanos descubrirán en su momento oportuno.
Sí, puede que pensemos que Japón y Madrid son dos lugares que están muy lejos, pero como dice Alejandro Rodriguez de la Japan Foundation, “solo hay que acercarlos un poquito”. Y hoy nos separan menos kilómetros.
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