Pie de foto: Un operario de Api-fabricación sostiene la placa de la calle de Bravo Murillo en el distrito de Tetuán ©Felipe Nombela

En el callejero de Madrid existen 9.351 calles y en la vía pública se registran 61.174 placas, entre señales de circulación y placas denominativas. Son datos aproximativos, porque se trata de un número en constante variación por los cambios, obras y nuevos desarrollos de la ciudad. En 2010 figuraban 9.139 vías, pero si nos remontamos a 1835 eran solo 600. ¡Madrid, cómo has crecido en apenas dos siglos!

Al año se fabrican una media de 982 placas. De las cuales, 370 placas son de nueva instalación y 612 se destinan a sustituir las placas robadas, deterioradas o han sido vandalizadas. En 2023, el Ayuntamiento instaló 247 placas azules en viales nuevos, cuatro nuevas cerámicas en el centro de la ciudad, sustituyó 627 y limpió 20. Estas actuaciones tuvieron un coste total de 103.627 euros.

Vente de paseo, de calle, en calle. De anécdota en anécdota.

1. Las primeras placas de calle datan de la primera mitad del siglo XIX, en concreto a partir del 2 de julio de 1834. Aquel día se publicó una real orden por la cual las calles se numerarían cada una independientemente, los pares a la derecha y los impares a la izquierda, partiendo de la Puerta del Sol. Durante la etapa como alcalde de Joaquín Vizcaíno, el Marqués Viudo de Pontejos, se puso en marcha el proyecto. En 1835 se presentó el Cuadro Alfabético de los nombres de las calles y plazas de Madrid. Nacían a principios del siglo XIX las primeras normas específicas para nombrar, rotular y numerar calles, plazas, glorietas y bulevares.

Pie de foto: Imagen del Plano Información sobre la ciudad con motivo del Concurso Urbanístico Internacional de Información de 1929. Realizado por topografía clásica, con representación de planimetría, parcelario, callejero, mobiliario urbano, altimetría mediante curvas de nivel con equidistancia 0,5 metros.  Visor del Geoportal – Geoportal del Ayuntamiento de Madrid

2. En la capital, conviven dos modelos de placa para identificar las vías públicas: la cerámica y la metálica. La primera incluye el nombre de la vía y un dibujo alusivo, se utiliza en la zona histórica y han sido mayoritariamente diseñadas por Alfredo Ruiz, ceramista de Talavera de la Reina, aunque hay algunas que han salido del taller de otros artistas. Las de chapa de aluminio o acero con letras blancas sobre fondo azul, datan de comienzos del siglo XX. Posteriormente, se incluyó el escudo de la ciudad. En 2013 se fijó el modelo actualmente vigente.

En 1835 se elaboraron normas específicas para nombrar, rotular y numerar los viales: la nomenclatura debía ser única; el nacimiento y numeración de las calles partiría desde el punto más próximo a la Puerta del Sol, y los números pares se situarían en la acera derecha y los impares en la izquierda.

3. ¿Dónde se fabrican las placas azules? En Aranjuez. Api-fabricación es la empresa más grande de estas características que provee al Ayuntamiento madrileño.

4. ¿Cuánto cuestan? Cada placa cuesta 100 euros. 100,33, para mayor exactitud.

5. ¿Cuándo se sustituye una placa? Cuando ha sido vandalizada o robada. El pasado año se sustituyeron 627, todas por esos dos motivos. Los actos vandálicos más recurrentes se producen en vías en las que su denominación ha sido objeto de polémica ideológica como es el caso de los cambios asociados a la Ley de Memoria Histórica. Aunque también se han dado otros casos en los que el Ayuntamiento de Madrid se ha visto obligado a modificar la ubicación de las placas por la sucesión de robos: es el caso de las que dan nombre al paseo de John Lennon, en el distrito de Retiro, que hubo que reubicarlas e instalarlas en zonas muy altas tras comprobar que algunos seguidores del mítico beatle las sustraían como trofeo.

Pie de foto: Proceso de elaboración de este elemento del mobiliario urbano que forma ya parte del paisaje de la ciudad. © Felipe Nombela.

6. Como prevención, durante el proceso de fabricación, se aplica un tratamiento ante eventuales actos vandálicos consistente en una capa de barniz antigrafiti de alta calidad que confiere a la placa brillo y una protección adicional frente a los agentes atmosféricos.

7. No pienses que se colocan al tuntún. Su instalación debe cumplir con unas normas. En primer lugar, se ubican en aquellos lugares que permitan su visibilidad en el sentido del tráfico rodado, siempre que sea posible al comienzo y final de la vía. Si una calle tiene varios tramos, las placas se sitúan también a la entrada y salida de estos. En el caso de intersecciones, todas deben estar identificadas por, al menos, dos placas identificativas de calle, con una excepción: aquellas en las que finaliza una vía que obliga a incorporarse a la siguiente, las llamadas en ‘T’, en las que se permite que sólo exista una en cada vial visible en el sentido del tráfico rodado. Su instalación se realiza a una altura no inferior a tres metros sobre la fachada de los edificios o sus vallados. En los casos en los que no fuera viable el cumplimiento de esta norma, la instalación se efectúa en un soporte de banderola lo más cercano al borde exterior de la acera, siguiendo la normativa de accesibilidad y mobiliario. En plazas y rotondas, las placas se colocan en las intersecciones de las calles confluyentes en el lateral derecho en el sentido de entrada. En los casos no contemplados en estas normas, la instalación se realiza a partir del criterio de los técnicos municipales.

8. ¿Cómo se asignan los nombres a las nuevas ubicaciones?
El Departamento de Cartografía del Área de Urbanismo, Medio Ambiente y Movilidad es quien notifica a las juntas de distrito los viales disponibles para la asignación de nombre tras la aprobación de los nuevos planeamientos urbanos. A partir de esa notificación, que se acompaña de un estudio de los topónimos históricos del lugar, los distritos proponen los nombres para calles y plazas.

 

El Callejero forma parte esencial de la Base de Datos de la Ciudad, imprescindible para elaborar el censo municipal, el funcionamiento de servicios como correos o de urgencia y seguridad, de los sistemas de navegación o la localización de actuaciones administrativas.

Seguidamente, los expedientes se elevan a la Comisión del Área de Cultura y, después, al Pleno del Ayuntamiento para su aprobación definitiva. Cuando la aprobación de una nueva denominación llega desde una junta de distrito, se procede a la confirmación con el Servicio de Cartografía si este cambio está ya operativo en el callejero oficial. Tras estos pasos, se comunica a la empresa adjudicataria de señalización que proceda a su fabricación.

9. Pero si lo que quieres saber es el origen de los nuevos nombres de calles y plazas te confirmamos que el criterio es muy heterogéneo. La denominación puede estar relacionada con topónimos anteriores del lugar, recaer en aspectos relacionados con el ámbito de las artes, las letras, las ciencias, la sociedad o la tradición, o corresponder a nombres propios de personas de especial relevancia o vinculación con la ciudad. Grandes como Francisco Umbral, Miguel Delibes, Rocío Jurado… tienen su sitio merecido en las calles; o, por ejemplo, en el barrio de las Rosas (San Blas-Canillejas), la mayoría de las denominaciones se refiere a ciudades y países europeos; en Tres Olivos (Fuencarral-El Pardo) se decidió utilizar nombres relacionados con El Quijote, o en el barrio de Mirasierra, también en Fuencarral-El Pardo, predominan los nombres de alcaldes de Madrid. Si paseas por Vallecas verás que proliferan los nombres de sierras o municipios como Estremera, Fuentidueña o Talamanca de Jarama en el Ensanche de Vallecas.

La placa más reciente que tiene la ciudad rinde tributo a Pepe Domingo Castaño en la glorieta del distrito de Moncloa-Aravaca, rebautizada con su nombre. Y seguro que recuerdas la placa homenaje a Muelle, el famoso grafitero madrileño pionero en el arte urbano pionero en la década de los 80 y los 90. Se colocó en 2022 en el barrio de Campamento, en el distrito de Latina.

10. ¿Y cómo se fabrican estas placas de chapa? Es un proceso industrial y comprende los siguientes pasos: limpieza, imprimación, pintura y horno. Su fondo tiene color azul oscuro (Pantone 2757 C), con rotulación del texto en blanco realizado con fuente tipo Gill Sans MT Condensed e incorpora el escudo municipal en color blanco, todo ello vitrificado simultáneamente. Los textos se generan por enmascaramiento, respetándose tanto la tipografía como los tamaños y la posición determinada por el Ayuntamiento de Madrid.

Pie de foto:  Derecha inferior, diseño y medidas de las placas. A la derecha superior un operario aplica el tratamiento ©Felipe Nombela.

Su tamaño oscila entre los 450 mm y los 1.200 mm. Este ancho se va ampliando de 50 en 50 mm en función de la extensión de la denominación de la vía. El alto de la placa es de 250 mm.

El espesor de la capa de lacado es superior a 60 micras, lo que garantiza unas óptimas condiciones técnicas, minimiza su envejecimiento y garantiza una pérdida mínima del tono y brillo a lo largo del tiempo. Además, confiere a la chapa una superior resistencia a la abrasión, a la erosión ambiental y a una manipulación indebida provocada por arañazos, golpes o ralladuras. La chapa es sometida a un pretratamiento químico que aumenta su protección anticorrosiva, además, del tratamiento ante eventuales actos vandálicos.

Las placas son dobladas en los bordes con un ángulo de 90º y presentan esquinas rectas, libres de rebabas o elementos cortantes. Van provistas, además, de sus correspondientes agujeros para su fijación.

¡Listas para ser instaladas y figurar en el Callejero de Madrid!