Son los verdaderos decanos de la ciudadanía de Madrid. Aquellos que han alcanzado los 100 años de vida y siguen adelante, atravesando las numerosas peripecias vitales propias y de su entorno, superan ya de largo la de por sí prolongada esperanza de vida en nuestra sociedad (83 años en el conjunto de España, y 84,6 años en Madrid y su Comunidad, según los últimos datos del INE). Y siendo aún una pequeña minoría entre nosotros, cada vez es menos raro llegar al status de centenario. Consciente de esta realidad, el Área de Gobierno de Políticas Sociales, Familia e Igualdad del Ayuntamiento, de la mano de las juntas municipales de distrito, ha decidido ir un paso más allá en el reconocimiento social de aquellos que pasan la barrera del siglo de vida con un homenaje personalizado a los centenarios usuarios de los centros de día y de mayores municipales.
Esta medida se hizo efectiva el pasado 18 de octubre con la entrega de un diploma a Clemencia Pardal Reyes, usuaria del Centro de Día Municipal Miguel Delibes de Villaverde que ese día cumplía los 100 años, por parte del delegado del Área, José Fernández. A partir de ahora, estos diplomas personalizados irán llegando a los demás usuarios según alcancen su siglo de vida.
Durante el acto, Fernández explicó que superar la barrera del siglo de vida suele obedecer a “la conjunción de factores como el envejecimiento activo y saludable, la buena alimentación, una naturaleza agraciada y, sobre todo, las ganas de vivir”.
Un crecimiento imparable
El crecimiento de este segmento centenario de la población madrileña ha sido imparable y ha ido paralelo a la mejora de la calidad de vida, y con ello la de la longevidad, en nuestra sociedad. Todo ello, hasta el punto de que los vecinos centenarios en Madrid se han cuadruplicado en los últimos 20 años.
Así, según los datos del INE, en 2001 había censados en la ciudad de Madrid un total de 345 con 100 años o más. Diez años después, este colectivo ya alcanzaba los 745. Y esta progresión nos lleva a las cifras de 2021, último año con cifras disponibles de esta cuestión, en la que el total de centenarios en la ciudad alcanza los 1.257.
Mujer y de origen español, retrato robot de la persona centenaria
A la hora de hacer un retrato robot de la persona centenaria, nos damos cuenta que si bien las normas del lenguaje nos obliga a referirnos a este colectivo con el plural genérico ‘centenarios’, si aplicamos la matemática sería más correcto dar preponderancia al elemento más numeroso del conjunto y hablar de ‘centenarias’. Y es que la gran mayoría de esta parte de la ciudadanía son mujeres.
Así, en 2001 la población centenaria se dividía en 303 féminas y 42 hombres. La presencia masculina mejoró diez años después, al contarse 185 varones y 560 mujeres. Sin embargo, cuando alcanzamos 2021, el sector masculino apenas crece con 192 miembros, mientras el femenino casi se duplica respecto a 10 años atrás con 1.065.
Esta preponderancia femenina se corresponde con la mayor esperanza de vida de este sexo respecto al masculino. Así, en el conjunto de España, los últimos datos disponibles indican que la esperanza de vida se sitúa en 85,8 años para las mujeres y de 80,3 años para los hombres. Esta diferencia de longevidad siempre se ha explicado por hábitos de vida más saludables de las mujeres respecto a los hombres. Esta es una de las pocas brechas de género donde las mujeres son las que tienen una posición ventajosa, si bien se va reduciendo ya que si en 2021 era de 5,5 años, en 1999 alcanzaba los 6,9 años.
Además del género, el origen español es otro rasgo distintivo de la persona centenaria censada en Madrid. Sólo 16 personas de las registradas con 100 años o más en la ciudad son de origen extranjero. Esto supone un peso en el conjunto de sólo un 1,27 por ciento, frente al 15,47 por ciento que suponen los extranjeros entre la ciudadanía de Madrid. Sin embargo, también los centenarios de origen extranjero son más que en otras épocas, ya que en 2001 se registraban sólo cuatro y ninguno en 2011.
Lo dicho, llegar a los 100 años sigue siendo hoy una meta complicada, pero menos que en el pasado. Habrá que tenerlo en cuenta.