Da vértigo saber que bajo el Castillo de la Alameda hay cuatro mil años de historia. Esa es la edad de la que datan los asentamientos prehistóricos de esta fortaleza erigida en el siglo XV. Conocer que pueblos prehistóricos y nuestros antepasados medievales eligieron este entorno para vivir resulta mágico. Resucitado tras su restauración durante la primera década de este siglo, hoy es un museo municipal al aire libre. El monumento está clasificado como singular por el Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (PGOUM).
El año exacto de su construcción no se sabe. Es muy probable que su impulsor fuera Diego Hurtado de Mendoza, entonces Almirante Mayor de Castilla. A su muerte, legó la fortificación a su prima y amante, Mencía de Ayala. La dama se casó unos años después con Rui Sánchez de Zapata. Corriendo el siglo XVI, la familia Zapata cambió bastante el castillo original. Y es que reinaba Felipe II, quien se trajo la corte a Madrid. Los gustos de los nobles cambiaron. En 1572, el rey concedió el título de conde de Barajas a Francisco Zapata de Cisneros y este transformó la vieja fortaleza en un elegante palacete rural muy de moda en aquella época.
Esta villa de recreo llegó a ser prisión de nobles. Entre sus muros se instaló Margarita de Austria, antes de llegar a Madrid, tras casarse con Felipe III en Valencia, en 1699. Como presos ilustres estuvieron Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba, (1580) y Pedro Téllez de Girón, III Duque de Osuna, en 1622.
¿Qué más tiene este castillo que lo hace tan singular? Primero, que es uno de los pocos ejemplos de arquitectura militar que se conservan en Madrid. Conocido como el castillo de la Alameda o de Barajas, está relacionado con el señorío que antaño hubo entre Madrid y el valle del Jarama: las villas de Barajas y la Alameda. Una anécdota más: la iglesia parroquial de Santa Catalina, de la antigua aldea de la Alameda, aparece en un cuadro de Goya, Procesión de Aldea, al fondo se aprecia el castillo. El lienzo forma parte de la serie que el pintor realizó a finales del XVIII.
Para conocer su dilatada trayectoria, conviene ver su restauración y transformación en museo: hay que acercarse al distrito de Barajas. Al número uno, de la calle Antonio Sancha. Una vez allí, ¿qué nos encontramos? Un poblado prehistórico bajo el castillo; un foso y su puente, un recinto defensivo exterior; la torre del homenaje; el interior del castillo, y un nido de metralletas de la Guerra Civil.
Jardín y metralletas
El Castillo de la Alameda albergó en su foso un jardín renacentista. Las excavaciones arqueológicas han permitido saber que a mediados del siglo XVI se crearon parterres y alcorques en los que crecieron plantas ornamentales, árboles y arbustos. El jardín era también huerto. En cada una de las esquinas manaba agua de sus fuentes octogonales.
Entre los parterres, discurrían las aceras por las que el señor del castillo y su corte paseaban, charlaban, y resolvían negocios o guerras. El cambio climático no había llegado todavía y la brisa de las tardes noches levantaba seductores olores.
Esta fortaleza de sílex se empleó como fortín durante la Guerra Civil española en la defensa de Madrid, en la retaguardia del frente del Jarama. Se encontraba cercano al centro de mando del general Miaja en el búnker de El Capricho. Hoy en día aún existe el nido de ametralladoras.
La casamata (o nido) está semienterrada. Su finalidad era ofrecer la menor superficie posible a los impactos de obuses. Se halla orientado hacia el este, en una posición dominante sobre la ladera del arroyo de Rejas (como el castillo) para librar los ataques del enemigo.
Cuándo y qué ver
La instalación es accesible para personas con movilidad reducida y dispone de información en braille para los visitantes con discapacidad visual.
La reconstrucción parcial del castillo permite observar una fortificación de planta rectangular y dos torres. Una de ellas, la del Homenaje se perdió para siempre, pero se sabe que era cuadrangular. Se puede visitar una parte del cuerpo principal del castillo y la segunda torre, de forma circular, así como el foso.
En su recorrido hay diferentes miradores con paneles explicativos sobre su época dorada y la función de cada uno de sus elementos. Se informa de los cambios que ha experimentado el Castillo de la Alameda a lo largo de su historia. Y, sobre todo, no se olvida de contar los asentamientos prehistóricos del Calcolítico, Edad del Bronce y Hierro, además de romanos y visigodos en el entorno del castillo. La casa del guarda, el panteón neogótico de los Fernán Núñez y el nido de ametralladoras de la Guerra Civil Española pueden poner fin al anhelo de saber sobre el pasado de Madrid.
Su acceso es gratuito y sólo está abierto los fines de semana y festivos. El calendario y horario son los siguientes: del 1 de abril al 14 de junio, de 10 a 21 horas; del 15 de junio al 15 de septiembre, de 10 a 20 horas; del 16 al 30 de septiembre, de 10 a 21 horas, y de octubre a marzo, de 10 a 18 horas. Se cierra el 1 y 6 de enero, el 1 de mayo y el 24, 25 y 31 de diciembre. Tienes más información sobre este espacio museístico en este enlace.